Como dejar de fumar
Ana Raquel
[email protected]
La siguiente es una historia de ficci?n, producto de muchas de mis
fantas?as, aunque debo aclarar que tambi?n muchas de las situaciones
que describo son reales y las he vivido (con mucho placer)
personalmente.
Queda al lector decidir cuales son fantas?as y cuales son experiencias
(aunque debe tener cuidado, quiz? te equivoques).
Aclaraci?n: he intentado utilizar un castellano neutro para evitar
utilizar t?rminos locales y por lo tanto, no comprensibles para alg?n
lector (por ejemplo, bragas, bombacha, etc. a las que me he referido
simplemente como "ropa interior").
Aquellos que quieran ver algunas fotos m?as los invito a visitar mi
perfil en Flickr, mi nick all? es anaraqueltv
Cap?tulo I - Fumador Empedernido
Antes de comenzar a contarles como ha cambiado mi vida durante el
?ltimo a?o, creo que es mejor presentarme de tal forma que ustedes
puedan tener una idea de quien soy, como soy y como era mi vida hasta
hace muy poco tiempo.
Les cuento, soy un hombre casado de cierta edad ya, vamos a decir que
alrededor de 50 a?os, delgado, de contextura peque?a, todav?a conservo
mucho cabello y suelo usarlo largo y atado en una cola de caballo, por
otro lado, debo confesar que soy un fumador empedernido y si bien trat?
muchas veces de abandonar el tabaco, nunca pude conseguirlo por mas de
dos o tres d?as.
Mi trabajo no ayuda para que pueda abandonar este vicio, suelo trabajar
en mi casa desarrollando bases de datos y estoy acostumbrado a sentarme
en mi estudio durante horas tomando caf? y fumando.
Vivo solo con mi mujer, quien trabaja como jefa de departamento en una
importante empresa y tiene casi mi misma edad, as? como yo tengo
problemas con el tabaco, ella tiene problemas con la comida, suele
vivir luchando para controlar su peso, constantemente tent?ndose con
alg?n postre o dulce y sufriendo con una dieta tras otra y consiguiendo
un ?xito tan relativo como el m?o con mi vicio.
Para que tengan una idea completa de mi vida tengo que contar algunas
intimidades de mi vida sexual junto con mi mujer, se puede decir que en
general somos una pareja abierta sexualmente hablando y que estamos
siempre dispuestos a experimentar con algo nuevo, algunas cosas nos han
gustado y las repetimos con cierta frecuencia, mientras que como podr?n
imaginar, otras me gustaron a mi (y suelo pedirle a ella hacerlo) y
otras le gustaron a ella (y suele pedirme a mi repetirlas).
Algunas de las cosas que solemos hacer con frecuencia implican el uso
de juguetes sexuales, a ella le fascina y le produce un orgasmo tras
otro que yo juegue con un vibrador en su cl?toris, otra cosa que la
excita mucho es cuando le practico sexo oral y no son pocas las veces
que he pasado mucho tiempo alternando mi lengua y un vibrador en sus
genitales.
Por otra parte, yo disfruto mucho de la estimulaci?n anal y casi dir?a
que es una pr?ctica com?n que ella juegue con un rosario anal
coloc?ndolo y retir?ndolo lentamente mientras realizo sexo oral, y no
son pocas las veces que la he penetrado mientras ten?a un plug
firmemente introducido dentro m?o.
A ella le gusta adem?s, como forma de castigo (normalmente cuando me
pide hacer algo en la casa y yo intento dejarlo ara ma?ana) atarme a la
cama, colocarme el plug y masturbarme muy lentamente hasta que yo
termino completamente desesperado, rog?ndole que me permita tener un
orgasmo.
As? era nuestra vida hasta que una noche me despert? con un acceso de
tos, era tal la forma en que tos?a que tuve que levantarme e ir a la
sala, tomar un poco de agua y sentarme esperando que se normalizara mi
respiraci?n. Estaba entonces yo sentado, desnudo en la sala cuando veo
que ella se despierta por el ruido que estaba haciendo y viene al lado
m?o.
- Bueno Carlos, creo que definitivamente vas a tener que hacer algo y
abandonar el tabaco de una vez por todas.
- F?cil decirlo, pero es como si te dijera que hicieras dieta, cuantas
veces lo has intentado. Hay veces que pienso que algunas cosas nos
superan y simplemente tenemos que dejarlas pasar.
-Claro, hasta que mueras o que muera yo, si seguimos as? esto se
transforma en una competencia para ver quien llega primero al
cementerio.
- Y que otra alternativa tengo? Cuantas veces intent? dejar el tabaco?
Cuantas veces intentaste hacer r?gimen y controlar tu peso?
- Es cierto, sin embargo, el otro d?a me encontr? con Mar?a en la
oficina, no sabes que cambiada est? y ella ten?a mas problemas que los
dos juntos, exceso de peso y no pod?a dejar de fumar.
- Y ahora?
- Bueno, estaba muy entusiasmada con un nuevo tratamiento que estaba
haciendo, dice que es una doctora fant?stica y que casi sin esfuerzo
empez? a controlar su comida, dej? de fumar y que incluso ahora est?
mucho mejor con su pareja.
- Mar?a? Ahora estaba recordando quien era, una antigua compa?era de
trabajo que sol?a fumar en exceso y comer en exceso, adem?s de discutir
permanentemente con su marido, hasta tal punto que sol?amos no
invitarlos a nuestras reuniones para evitar el espect?culo de una
discusi?n sin sentido por cualquier motivo.
- Exactamente, est? cambiad?sima, mucho mas delgada, dej? el tabaco
adem?s y luego fuimos a tomar un caf? con ella y su marido y puedo
asegurarte que la relaci?n entre ellos es completamente distinta.
- Bueno, por lo que me est?s contando, mas que un consultorio m?dico
parece que fue a ver a un hechicero.
- No, es una mujer, una m?dica psiquiatra, me di? su tarjeta, dice que
en realidad trabaja con una combinaci?n de psicoterapia, hipnosis y
alguna medicaci?n para reducir la ansiedad. No te parece que podr?amos
al menos intentar?
- Bueno, si no es muy cara la consulta...
- Siempre el mismo miserable, si no tenemos problemas con el dinero,
vamos al menos a intentarlo. Yo me encargo de todo y te aviso cuando
tenemos la consulta.
- Est? bien, vamos a intentarlo, le dije sin saber que con esa frase
estaba sellando mi destino para el resto de mi vida.
- Bueno, vamos a dormir, me dijo.
- Enseguida, fumo un cigarrillo y ya me voy a acostar.
- Sos imposible, ma?ana mismo consigo una entrevista.
Qued? un rato en la sala, pensando en nuestra conversaci?n mientras
fumaba y luego de un rato fui a acostar con la intenci?n de dormir.
Grave error el m?o, en cuanto me acost? ella me tom? una mu?eca y con
un juego de esposas que tenemos en nuestro caj?n de juguetes me amarr?
a la cama.
- Me despertaste preocupada a mitad de la noche, estuvimos conversando
sobre nuestros problemas, acordamos tratar de hacer algo al respecto y
parece que estuviera hablando a una pared, lo primero que haces es
ponerte a fumar.
- Ahora por lo menos vas a tener que hacer algo para relajarme un poco,
y ya te adelanto que te vas a quedar con las ganas como castigo,
continu? diciendo.
Acto seguido, fue hasta nuestro caj?n de juguetes, tom? un plug anal y
luego de lubricarme y mientras me masturbaba muy lentamente, fu?
introduci?ndolo dentro m?o.
- Ahora ay?dame a liberar la tensi?n, dijo al mismo tiempo que, estando
yo acostado boca arriba, se mont? sobre m? y dej? su vagina justo
frente a mi boca.
Ya sabiendo lo que esperaba de m?, comenc? a lamer su cl?toris con
entusiasmo, mucho entusiasmo, intentando que se calmase un poco y
odi?ndome a mi mismo por haberla provocado.
Bastante tiempo despu?s, creo que despu?s que ella tuviera al menos
tres orgasmos y se hubiera calmado un poco, se recost? al lado m?o y se
dispuso a dormir.
- Y yo? le pregunt?.
Por ahora nada, te quedas con las ganas por haberme despertado y
preocupado para nada.
Y as? fue, qued? ah?, con el plug dilat?ndome, esposado a la cama y con
poca libertad de movimientos, mas que excitado, enloquecido y sin
siquiera poder tocarme.
Finalmente me qued? dormido y al despertar veo que ella ya se hab?a
levantado y hab?a salido hacia el trabajo, dejando las llaves de las
esposas sobre su almohada, as? que las tom?, me liber? y casi sin
pensarlo, comenc? a masturbarme.
Que placer, tengo que confesar que ese es otro de mis vicios,
masturbarme, lo hac?a con frecuencia en aquella ?poca y por supuesto,
en ese momento, luego de la noche que hab?a pasado, con la excitaci?n
que ten?a y sintiendo la agradable presi?n del plug dilat?ndome no dur?
mas de cinco minutos antes de tener mi merecido orgasmo.
El resto del d?a transcurri? con normalidad, me vest? con lo primero
que encontr?, prepar? un caf?, encend? un cigarrillo y fu? a trabajar
al estudio respondiendo correos y verificando los sistemas que ten?a
que entregar en la semana.
A la tarde me llama mi mujer y me dice entusiasmada:
- Listo ya nos consegu? una entrevista para ma?ana a esta hora.
- Que entrevista? Yo pensando en otras cosas ni siquiera sab?a de que
me estaba hablando.
- De la m?dica que hablamos a la noche, a ver si nos puede ayudar.
- Ahh, cierto, cuando?
- Ya te dije, ma?ana a esta hora tenemos turno, a veces parece que no
me escucharas.
- Bueno, qu?date tranquila, ma?ana vamos.
Cap?tulo II - La Entrevista
Al d?a siguiente ella sali? temprano a su oficina y cuando lleg? el
horario nos encontramos en la puerta del edificio donde la Dra.
Martinez ten?a su consultorio.
Al ingresar nos encontramos con una amplia recepci?n con c?modos
sillones y la primera de las sorpresas en la forma de la recepcionista.
Creo que ustedes tambi?n estar?n acostumbrados a ver que la mayor?a de
las recepcionistas son mujeres j?venes de veinti tantos a?os, delgadas,
muy bonitas y al mismo tiempo, vestidas de una forma que podr?amos
llamar poco llamativa o conservadora.
Bueno, este caso era completamente todo lo contrario, pero es imposible
describir mi sorpresa al verla as? que todo lo que puedo hacer es
describirla a ella, esperar hacerlo correctamente y que usted lector,
use su imaginaci?n y entienda lo que me pas? a mi en ese momento.
En principio era una mujer algo mayor que yo, de unos 55 o 60 a?os que
parec?a salida de una pel?cula de los a?os 50, cabello negro, por
encima de los hombros, con un peinado elaborado, un maquillaje en el
que no hab?a ahorrado base, ojos delineados y con tres tonos de sombras
en los p?rpados, maquillados de forma tal que parec?an estirarse hacia
afuera, pesta?as postizas, unos labios pintados y delineados con un
color rojo intenso y oscuro.
Cuando pude dejar de mirar su elaborado peinado y su maquillaje, me d?
cuenta que ten?a un collar de perlas rodeando su cuello y una blusa
blanca, de mangas largas de un material que parec?a seda.
En este momento mi vista se fij? en su busto, decir que era al menos
generoso, ayudada por un modelo de soutien muy de moda en los a?os 50,
armado y terminando en punta (creo que le llaman torpedo), era evidente
adem?s que ten?a una especie de corset que reduc?a su cintura, al
levantarse para darnos la mano (la primera vez que la recepcionista de
un consultorio m?dico me recibe as?), veo que ten?a varias pulseras en
sus mu?ecas y que las u?as eran igualmente llamativas, largas y
pintadas en el mismo tono que sus labios.
Completaba su atuendo una pollera tubo de color negro, muy entallada,
que resaltaba sus gl?teos y que llegaba unos cinco cent?metros por
encima de sus rodillas, un par de medias negras con costura (hasta
ahora solo las hab?a visto en pel?culas viejas) y un par de zapatos
negros de tipo stiletto con un tac?n de al menos diez cent?metros.
Personalmente debo reconocerme a mi mismo como un fetichista
empedernido, y esta mujer representaba justamente todos los fetiches
que me enloquecen, las medias con costura, los zapatos de tac?n alto,
la falda marcando sus caderas y gl?teos, el busto amplio y con un
soutien armado, la seda de su camisa, el maquillaje intenso y
resaltando sus rasgos, las u?as largas.
Incluso a pesar de su edad parec?a exhalar una sensualidad o mas bien,
no era sensualidad, parec?a un depredador sexual, ese tipo de mujeres
que se encuentran dispuestas a cumplir cualquier perversi?n que uno les
proponga y que luego son capaces de aportar una o dos ideas mas.
- Mucho gusto, soy Enriqueta, la asistente de la Dra. Martinez.
- Encantada Enriqueta, nosotros somos el matrimonio Rodriguez, Ana y
Carlos Rodriguez. Dijo mi mujer.
- Por favor, tomen asiendo mientras les tomo los datos.
Comenz? una serie de preguntas sobre nuestro nombre, edad, domicilio,
etc. que ella completaba en la computadora de su escritorio. Cuando
finaliz?, comenz? a imprimir dos juegos de formularios que luego nos
alcanz?, diciendo:
- Completen estas fichas por favor, cuando hallan terminado la
enfermera les har? una serie de ex?menes y luego los recibir? la Dra.
Nos sentamos en dos c?modos sillones frente a su escritorio y mientras
completaba el formulario no pod?a evitar mirar sus piernas por debajo
del escritorio, hay como me excitaba ver esas medias negras con
costura, esos zapatos con ese tac?n de diez cent?metros, incluso
llegaba a entrever su ropa interior mientras ella cambiaba de posici?n.
Trat? de desviar la mirada para no ser tan obvio y entonces casi sin
darme cuenta estaba mirando fijamente a su busto, por favor, era
enorme, y lo luc?a con orgullo.
Claro, esta atracci?n no pod?a pasar desapercibida para mi mujer, que
sabiendo de mis fetiches adem?s, estaba muy atenta a mi reacci?n.
- Podr?as ser un poco mas disimulado. Me dijo al o?do.
- Disc?lpame, sabes que tu eres el amor de mi vida, pero no puedo
resistirme a mirar, adem?s, creo que le gusta que la miren as?, sino se
vestir?a de otra forma.
- T?pico de los hombres. Me respondi?, ahora la culpa es de ella y vos
no ten?s nada que ver en el asunto.
Para evitar problemas trat? de enfocarme en el formulario para as?
completarlo de una vez. Comenzaba como un cuestionario t?pico de
cualquier m?dico, con una serie de casilleros en los cuales deb?a
marcar la respuesta correcta.
* Alergias Si No
* Cirug?as Si No Cuales
Y as? a lo largo de una p?gina completa, lo que me sorprendi? fue que
al pasar a la p?gina siguiente me encontr? con un encabezado que dec?a
"INFORMACION PERSONAL" y era en realidad informaci?n muy personal, se
trataba de un cuestionario del tipo "marque lo que corresponda",
intentar? reproducir las preguntas y las opciones que marqu?:
Cuan Frecuentemente Practica el Sexo?
1 Vez a la Semana
2 Veces a la Semana
3 Veces a la Semana (*)
Todos los D?as
Utiliza Juguetes Sexuales
Si (*)
No
Ha tenido experiencias con personas del mismo sexo?
Si
No (*)
Disfruta dando sexo oral?
Si (*)
No
Disfruta recibiendo sexo oral?
Si (*)
No
Ha practicado sexo grupal (mas de dos personas)
Si
No (*)
Disfruta de ser estimulado analmente
Si (*)
No
Disfruta de estimular analmente a su pareja
Si (*)
No
Cuales de estas pr?cticas ha realizado o le gustar?a realizar
Juegos de Rol (*)
Dominaci?n - Sumisi?n (*)
Ataduras (*)
Travestismo
Servidumbre
Adoraci?n del Cuerpo (*)
Y as? continuaba una lista que parec?a una enciclopedia de las
pr?cticas sexuales, yo estaba concentrado respondiendo cuando veo que
Ana (mi mujer) se levanta y se dirige hasta el escritorio de la
asistente de la Dra., movido en parte por mi curiosidad, en parte para
acompa?arla y tambi?n en parte para poder contemplar a Enriqueta desde
cerca, yo tambi?n me levanto y la acompa?o.
- Disc?lpeme Enriqueta, estaba mirando el cuestionario que me di? y no
puedo evitar pensar que son preguntas demasiado ?ntimas, la verdad
siento un poco de verg?enza al responderlas.
Yo mientras tanto contemplaba con el mayor descaro a Enriqueta, una vez
mas, no sab?a porqu? me atra?a de esa forma, esa aura de depredadora
sexual que emanaba, la reuni?n en una misma persona de todos mis
fetiches, me estaba excitando de una forma que no conoc?a hasta ese
momento y mientras mi mujer hablaba con ella, yo so?aba con estar con
las dos al mismo tiempo en la cama.
- No se preocupe Ana, la voz de Enriqueta me volvi? a la realidad. Se
trata en realidad de una serie de preguntas que le dar?n informaci?n a
la Dra. para poder conocerlos mejor, en estos casos siempre respondo lo
mismo. No se olviden que la Dra. Martinez es tambi?n psiquiatra, y por
lo tanto no solo necesita conocer sus antecedentes m?dicos sino que
tambi?n debe conocer ?ntimamente los deseos, fantas?as y aspiraciones
de sus pacientes.
- El completar este cuestionario honestamente le permitir? a la Dra.
ahorrar mucho tiempo de tratamiento ya que luego de estudiarlo sabr?
muchas cosas de ustedes sin necesidad de preguntarles directamente.
- Adem?s para su tranquilidad, como pueden ver el cuestionario solo
tiene un n?mero de protocolo, no los identifica de ninguna forma, es la
Dra. la ?nica persona que tiene acceso al sistema de pacientes y que
puede obtener informaci?n a partir de sus nombres.
Algo inc?moda todav?a mi mujer acept? la explicaci?n y volvimos a
sentarnos en los sillones para finalizar el cuestionario. Mientras
?bamos caminando me dijo:
- Otra vez. Sos imposible, te levantaste solo para verle los pechos a
la Asistente. No te das cuenta que es una persona mayor?
- Bueno, mayor o no, cualquiera que se vista as? va a llamar mi
atenci?n.
Durante los pr?ximos 20 minutos estuvimos ambos concentrados
respondiendo el cuestionario de forma individual, cuando lo completamos
se lo entregamos a Enriqueta.
- Gracias. dijo la Asistente, aguarden un momento por favor que ya
viene la enfermera para realizarles algunas pruebas y cuando la Dra.
tenga toda la informaci?n van a entrevistarse con ella. Mientras tanto,
si desean abonar la consulta.
- Si como no, dijo mi mujer. Cuanto es?
- Esta es la primera vez y como la Dra. tiene que dedicarles mas
tiempo, la tarifa es de u$s 1.000.- cada uno.
Me mord?a la lengua por quejarme, mil d?lares cada uno, un total de
2.000 d?lares. Mas vale que el tratamiento diera resultado en un m?ximo
de una sesi?n porque de otra forma no contar?an conmigo.
- No pens? que fuese tan costoso, dijo Ana.
- Es la primer entrevista nada mas, luego pueden pactar honorarios con
la Dra. de acuerdo a sus posibilidades, pero piense que al ser la
primera vez ella estar? con ustedes pr?cticamente toda la tarde.
- Pasen ahora al consultorio n?mero 2, all? los est? esperando
Jorgelina que es la enfermera, all? les har? una serie de estudios y
luego van a ver a la Dra.
Fuimos por el pasillo y golpeamos la puerta que nos hab?an indicado,
casi inmediatamente nos abri? la puerta la enfermera.
Ana pas? primero, de forma tal que no pude ver a Jorgelina en un primer
momento, pero cuando entramos y la v?, lo ?nico que puedo decir es que
empeque?eci? la imagen que me di? Enriqueta, as? que, una vez mas,
intentar? describirla.
En este caso se trataba de una mujer mucho mas joven, aproximadamente
30 o 35 a?os, el cabello y el maquillaje parec?an calcados de lo que
era la recepcionista, un peinado elaborado, con alg?n tipo de
permanente, en este caso con el cabello de color rubio, maquillaje
intenso, donde prevalec?an los tonos rojos, labios delineados, pesta?as
que eran evidentemente postizas, con los ojos alargados de forma tal
que hac?an recordar una gata.
Sin embargo, aqu? terminaban las similitudes, ten?a una bata blanca que
hubiera parecido profesional si no fuera por dos razones, la primera de
ellas era un busto mas que prominente, sus pechos casi parec?a que iban
a saltar de su escote, y el otro factor era la longitud de la bata,
sumamente corta, y me encontr? a mi mismo pensando como har?a para
sentarse sin dejar sus gl?teos al descubierto.
Como dec?a, la bata era muy entallada y corta, hecho que resaltaba a?n
mas su escote, las u?as, al igual que las de Enriqueta eran muy largas,
rojo oscuro, haciendo juego con su maquillaje.
No pude evitar bajar la mirada y creo que mi coraz?n perdi? un par de
latidos cuando vi las que hasta ese momento me parecieron las piernas
mas hermosas que hab?a visto, enfundadas en un par de medias blancas y
rematando el conjunto zapatos blancos como corresponde a una enfermera,
pero con un tac?n de al menos 10 cent?metros tambi?n.
Nos salud? d?ndonos la mano y present?ndose y a continuaci?n nos invit?
a que nos recost?ramos sobre dos sillones reclinables que hab?a en el
consultorio. Mientras lo hac?amos ella se dirigi? hacia un armario
buscando algunos elementos y yo casi me caigo del sill?n cuando estaba
intentando al mismo tiempo recostarme y mirar sus gl?teos mientras se
agachaba.
Obviamente que nada de esto pas? desapercibido para Ana, quien en ese
momento ten?a esa mirada que dec?a "ahora no quiero armar un esc?ndalo
pero ya vas a ver cuando lleguemos a casa".
Los eventos que sucedieron a continuaci?n fueron por decir lo menos,
sumamente extra?os, mas all? de la apariencia de Jorgelina, yo supon?a
que el examen ser?a mas o menos rutinario.
Cuan equivocado estaba, durante todo el examen, que incluy? tomar mi
presi?n arterial, obtener una muestra de sangre, examinar mi ritmo
card?aco, etc., parec?a que ella se estaba insinuando en todo momento.
Cuando por primera vez roz? uno de sus pechos contra mi brazo, lo
retir? pensando que se hab?a tratado de un accidente, pero luego no
perdi? oportunidad para tener alg?n tipo de contacto conmigo, apoyaba
su pelvis contra mi hombro mientras examinaba mis ojos, luego al
tomarme la presi?n arterial, decidi? hacerlo usando mi otro brazo, lo
que la oblig? a virtualmente apoyar sus pechos contra mi rostro, al
extraerme sangre, casi podr?a decirse que acariciaba mi brazo.
Mientras tanto, yo miraba a Ana y notaba como su cara se transformaba
con cada uno de estos roces "involuntarios", o al menos involuntarios
de mi parte. Recuerdo que pens? en ese momento "hay que esc?ndalo me
espera cuando lleguemos a casa".
Sin embargo, estaba equivocado porque al realizar las mismas pr?cticas
con ella, tuvo exactamente la misma actitud, rozaba "involuntariamente"
sus pechos contra los de ella, acariciaba su brazo, en un momento pens?
que Jorgelina incluso estaba por jugar con sus manos en la entrepierna
de mi mujer.
Ella al principio se mostr? desconcertada y me miraba como diciendo
"que le sucede a esta mujer?", yo por supuesto feliz, primero por el
espect?culo Jorgelina casi acariciando y seduciendo a mi mujer me hab?a
excitado en extremo, y tambi?n me permiti? relajarme porque ya ten?a el
argumento perfecto "no fui yo, fue ella, hizo lo mismo con vos y no has
podido impedirlo".
Cuando ya hab?a terminado su examen, Jorgelina fue hasta un gabinete
que se encontraba en el rinc?n del consultorio y prepar? dos agujas
hipod?rmicas, cuando tom? mi brazo y estaba a punto de inyectarme le
pregunto:
- Que es eso?, sucede algo?
- No para nada, no tiene que preocuparse, es solo un sedante suave que
ayudar? a la Dra. a inducirles un trance mas profundo si es que decide
recurrir a la hipnosis.
Luego de inyectarme realiz? el mismo procedimiento en Ana y cuando ya
nos est?bamos levantando dice:
- Ana, por favor puede ir al consultorio 1 que la Dra. la est?
esperando? Mientras tanto usted Carlos puede aguardar un momento en la
recepci?n?
- No vamos a ir juntos? Pregunt?
- La Dra. prefiere entrevistarlos primero por separado para evitar que
alguno de ustedes pueda influenciar al otro.
Mientras Ana entraba en el consultorio 1 yo me dirig? a la recepci?n,
me sent? nuevamente en la recepci?n, tom? una revista y me dispuse a
pasar el rato hasta que llegara mi turno.
Sin embargo fue poca la atenci?n que pude prestarle a la revista,
Jorgelina vino tambi?n a la recepci?n y se puso a charlar con
Enriqueta, sin embargo, parec?a que la charla era solo una excusa para
que ambas se exhibieran ante m?.
Jorgelina se recostaba contra el escritorio, postura que como se
imaginar?n hac?a que sus nalgas apuntaran directamente hacia arriba,
que expusiera parte de sus gl?teos, mostrando que por debajo de la bata
blanca, lo ?nico que la cubr?a era un corset blanco, con un portaligas
que ajustaba sus medias blancas.
Adem?s, al estar recostada, sus pechos parec?an querer saltar de su
prisi?n, sumado al hecho que quedaban a apenas diez o quince
cent?metros del rostro de Enriqueta, no sab?a si ahora estaba jugando a
seducir a su compa?era de trabajo, estaba exhibi?ndose para m?, o quiz?
(lo mas probable), las dos cosas juntas.
Mientras tanto, Enriqueta no se quedaba atr?s, constantemente cruzaba y
descruzaba sus piernas, permiti?ndome ver con perfecci?n su ropa
interior negra.
Blanco y negro, que hermoso contraste ten?a ante m?.
Sin embargo, toda esta escena est? tambi?n un poco confusa en mi
memoria, sent?a que estaba excitado, incluso en algunos momentos, casi
estoy seguro que me miraban directamente antes de realizar alguno de
estos movimientos, parec?a casual, pero al mismo tiempo parec?a
perfectamente ensayado, casi dir?a que fue un show exlusivamente
montado para m?.
Pero como les decia, tampoco estoy muy seguro de ello, no era mareo lo
que sent?a, era mas bien un estado de confusi?n, me costaba
concentrarme, me sent?a profundamente relajado y miraba con atenci?n el
espect?culo que ambas me estaban brindando y poco me importaba que se
dieran cuenta. En ese momento atribu? este estado mental tan particular
a las drogas que Jorgelina me hab?a inyectado.
Incluso hubo dos o tres momentos en los que casi comienzo a masturbarme
delante de ellas, estaba mas que excitado con el show, y sumado a la
falta de inhibici?n producto de las drogas, poco falt? para que
comenzara yo mismo un show para ellas, sin embargo, con el resto de
voluntad que ten?a pude contenerme. Aunque no fu? completamente inmune
a sus provocaciones, en varias oportunidades yo tambi?n cruzaba y
descruzaba mis piernas, dejando alguna de mis manos en la entrepierna y
con ello, obten?a algo de placer al dejar uno de mis brazos entre las
piernas y rozar mis genitales.
Sin embargo, casi podr?a jurar que en esos momentos ambas mujeres se
percataron de lo que estaba haciendo y justo en ese instante pasaban
sus lenguas por sus labios, casi, casi, como relami?ndose.
Luego de un tiempo indeterminado, Ana sali? del consultorio y
sent?ndose al lado m?o me dice:
- Ahora te toca a vos, es muy amigable, te va a encantar.
Entro en el consultorio y me recibe la Dra. Martinez, ella me produjo
una impresi?n completamente distinta a la de sus asistentes, si bien
vest?a con lo que parec?a ser el mismo c?digo en el consultorio, de
alguna forma era mucho mas elegante.
Una bata blanca sin cerrar que dejaba ver por debajo un vestido negro
cl?sico y muy entallado, revelando una figura que envidiar?a cualquier
mujer, el vestido con un escote cuadrado y un busto atractivo sin
llegar a ser tan extremo como la de su secretaria o su enfermera.
Por supuesto, medias color natural y unos stiletto de tac?n alto. Un
maquillaje mas suave aunque muy elaborado, en varios tonos y unos
lentes cl?sicos de carey le daban un aspecto profesional y al mismo
tiempo muy atractivo y sensual.
Extend? mi mano, pero ella la ignor? y me salud? con un beso en la
mejilla.
- Hola Carlos, ya vi tu ficha y el informe que hizo Jorgelina, tambi?n
estuve conversando con Ana, pero me gustar?a ahora conocer tus puntos
de vista.
- Si como no, como mejor te parezca.
- Recu?state en ese sof? mientras yo te hago unas preguntas, me dijo.
Me recost? en el sof?, apoye mi cabeza y sent? una profunda relajaci?n,
mientras que ella se sent? en un sill?n que estaba justo a un lado y a
la altura de mi cabeza.
- Ya las drogas que te inyect? Jorgelina deben estar en su m?ximo
potencial, as? que para ahorrar tiempo directamente voy a inducir un
trance hipn?tico y te har? algunas preguntas en ese estado.
Dicho esto, activ? un interruptor y una pantalla que ten?a delante m?o
comenz? a emitir destellos de luces, lo ?ltimo que recuerdo es a la
Dra. Martinez cruzando sus piernas mientras yo pensaba "que hermosas
piernas, muero por esos zapatos de tac?n".
Tres, Dos, Uno
Fue lo siguiente que escuch? al despertarme.
- Bueno Carlos, fue una sesi?n mas que exitosa, pero antes de
continuar, vamos a llamar a Ana y nos encontramos en mi escritorio.
Me levant? lentamente, estaba ya completamente despierto, pero al mismo
tiempo me sent?a muy relajado, cuanto tiempo hab?a pasado? No ten?a la
menor idea.
Segu? a la Dra. hasta su escritorio, all? me encontr? con mi esposa
quien nos estaba esperando, nos sentamos en dos sillones y la Dra.
Martinez se sent? detras de un amplio escritorio de vidrio que me
permit?a contemplar sus hermosas piernas enfundadas en medias de nylon.
- Bueno, nos dijo, los resultados han sido mas que prometedores, tengo
aqu? adem?s la encuesta que completaron y los informes de Jorgelina y
de Enriqueta y no encuentro ning?n problema para comenzar un
tratamiento con ustedes y con muchas posibilidades de ?xito debo
decirlo.
- Los informes de Jorgelina y Enriqueta, no sab?a que ellas tambi?n
informar?an sobre nosotros, le dije.
- Si, no es muy usual pero me gusta tener un panorama completo, muchas
veces los pacientes se presentan ante mi de una forma, con muchas
inhibiciones y mis asistentes est?n entrenadas para evaluar el
comportamiento de las personas.
- Por ejemplo, continu? diciendo, por los reportes que tengo aqu? de
Enriqueta veo que ustedes no tienen inconveniente en dialogar entre s?,
que comparten sus opiniones aunque eso a veces signifique tener una
peque?a discusi?n.
- Por otro lado, Jorgelina ha podido detectar que Ana es una mujer muy
celosa y posesiva y que le molesta bastante cuando Carlos resulta
atractivo para otra mujer.
- Al mismo tiempo, Ana tiene cierta tendencia a controlar las
situaciones mientras que Carlos, podr?a decirse que busca siempre una
especie de ?rea de confort en la cual no existan conflictos.
- Toda esta informaci?n fue tambi?n me sirvi? de gu?a en la exploraci?n
hipn?tica que realic? con ustedes, la cual debo decir, confirma el
reporte de mis dos asistentes.
- Antes de continuar, Tienen alguna pregunta? Nos dijo la Dra. Martinez
- Bueno Dra. Martinez, dijo mi esposa.
- Raquel, mi nombre completo es Raquel Martinez y si vamos a comenzar
un tratamiento de cierta duraci?n, es mejor hacerlo en un ambiente mas
relajado.
- Muy bien Raquel, en realidad yo me siento muy entusiasmada con el
tratamiento y creo que Carlos tambi?n, pero nuestra preocupaci?n es en
realidad sobre como costearlo, nos es imposible abonarle esta suma de
dinero.
- No se preocupen, hoy ha sido un d?a especial ya que cuando tengo
pacientes por primera vez, practicamente cierro el consultorio para
poder dedicarles todo el tiempo que se merecen, adem?s, al no haber
p?blico, Enriqueta y Jorgelina pueden prestar mas atenci?n a su
conducta. Pero normalmente mis honorarios no son tan elevados, digamos
que con un tratamiento como el de ustedes, vi?ndolos dos veces por
semana, cien dolares la consulta es un precio adecuado.
- Ser?an doscientos d?lares por semana, se nos hace un poco dif?cil.
Dije yo.
- Bueno eso lo veremos mas adelante, piensen que el tratamiento incluye
tambi?n la medicaci?n y adem?s, siempre existe la posibilidad de
conversarlo, de hecho, tambi?n pueden si se da el caso, trabajar aqu? y
con ello, reducir los costos.
- Por ejemplo, Enriqueta es una ex - paciente m?a, y luego del alta
cumple cuatro horas diarias durante tres d?as a la semana como una
forma de compensaci?n econ?mica.
- Perfecto dijo Ana, como continuamos entonces.
- Bueno, ya empezamos, si bien la sesi?n de hoy fue una exploraci?n,
tambi?n aprovech? la oportunidad para implantarles algunas sugestiones
leves sobre los problemas que encontr?. De aqu? en adelante nos veremos
dos veces por semana, los martes y jueves y comenzaremos a trabajar de
firme. Para nuestra pr?xima reuni?n tendr? preparados adem?s unos
archivos de audio que me gustar?a que escucharan durante las noches al
ir a dormir, les permitir?n descansar mejor y adem?s actuar?n como
refuerzo del tratamiento.
Entonces llam? a Jorgelina a su escritorio y le dijo: - Trae por favor
dos dosis de los compuestos H23 y F12 para ellos por favor.
- Que es eso le pregunt??
- Simplemente una medicaci?n que les ayudar? a relajarse, est?n
dise?adas para ustedes dos en particular, de acuerdo a los resultados
de sus ex?menes, por ejemplo Carlos tiene la presi?n un tanto elevada,
mientras que Ana debe cuidarse con el colesterol.
- Esta es una combinaci?n de medicamentos, continu? diciendo, que he
hallado muy efectiva en casos como los de ustedes, adem?s, tienen un
reforzador hipn?tico que los har? mas susceptibles durante nuestras
sesiones.
- Nos vemos el jueves entonces, se levant? y nos di? un beso en la
mejilla a cada uno.
Cuando sal?amos tambi?n nos encontramos con Jorgelina y Enriqueta,
quienes se despidieron de nosotros de la misma forma. Aunque no pude
evitar un momento de excitaci?n, cuando, en el momento de despedirnos,
Jorgelina roz? su busto contra mi cuerpo y del otro lado, sent?a la
falda y la pierna de Enriqueta rozar contra mis pantalones.
Cuando salimos del edificio vimos que en realidad hab?a pasado mucho
mas tiempo del que hab?a pensado, entramos a las 15:00 horas y ahora
era de noche, consult? mi reloj y v? que eran casi las 22:00. Hab?amos
pasado all? dentro casi siete horas, obviamente, la sesi?n de hipnosis
dur? mucho mas de lo que hab?a supuesto.
Le coment? esto a Ana cuando sub?amos al automovil rumbo a nuestro
departamento y ella me dijo.
- No se, la verdad que no me di cuenta del tiempo, pero es cierto,
pasamos all? cerca de siete horas.
- Yo no supe cuanto tiempo has estado en tu sesi?n, creo que por efecto
del hipn?tico que nos aplic? Jorgelina, estaba como mareado,
desenfocado, con muchas dificultades para concentrarme.
- Luego que sal?, a mi me pas? lo mismo. Me dijo Ana
- Sin embargo, continu?, ver a Jorgelina y Enriqueta fue todo un
espect?culo, parec?a que lo estaban haciendo para provocarme, se
rozaban una contra la otra, Enriqueta se cans? de mostrarme su ropa
interior cruzando una y otra vez las piernas y Jorgelina mostraba sus
pechos o se agachaba de forma tal que sus nalgas quedaran expuestas y
apuntando hacia m?.
Ese es uno de los momentos en los que he aprendido a llamarme a
silencio, sabiendo que si le contaba que a mi me hab?a sucedido lo
mismo se pondr?a hist?rica, decid? callar y simplemente preguntarle.
- Est?s segura? Comportarse as? en el consultorio?
- No te hagas el tonto que se muy bien que las dos te excitaron. Sin
embargo, no puedo estar completamente segura, parece todo como producto
de un sue?o, aunque podr?a jurar que en un momento v? como se estaban
besando en la boca.
Llegamos entonces a nuestro departamento y dada la hora simplemente
pedimos comida, yo pensando en no demorarme mucho ya que en un par de
d?as ten?a que entregar unos proyectos y hoy no hab?a trabajado casi
nada.
Cuando terminamos de cenar, ambos tomamos la medicaci?n que nos hab?a
entregado Raquel, Ana fue a acostarse mientras que yo me dirig? al
estudio para trabajar un poco.
Luego de un par de horas de trabajo me fui a acostar e inmediatamente
qued? dormido, para despertarme despu?s sintiendo como Ana estaba
terminando de colocarme las esposas inmoviliz?ndome una vez mas.
- Pero, que pas?, alcanc? a exclamar.
- Pensaste que te dejar?a pasar todo lo que hiciste hoy? Es cierto que
te estaban provocando, pero no hiciste ning?n esfuerzo para resistirte,
ten?as la boca abierta de tal forma que cre?a que en cualquier momento
las moscas har?an nido.
- Al menos, por respeto a m?, tendr?as que haber intentado disimular un
poco. Dec?a mientras ya con mis manos esposadas a la cama, tomaba un
trozo de cuerda y amarraba mis piernas a cada uno de los pies de la
cama (qued? entonces con mis brazos y piernas extendidos).
- Vamos a probar algunas cosas nuevas hoy, la mayor?a se me ocurrieron
mientras te contemplaba totalmente desesperado por un par de pechos.
Ahora vas a tener tu castigo.
Empez? como muchas otras veces, tom? un plug del caj?n de los juguetes
y luego de lubricarlo, comenz? a insertarlo lentamente dentro m?o,
mientras me escuchaba gemir y con la mano libre, comenzaba a
masturbarme hasta que alcanc? una total erecci?n.
- Ahora no te muevas (como si pudiese hacerlo) y espera un momento que
voy a prepararme.
Me dej? ah?, inmovilizado, ya estaba excitado luego de los sucesos del
d?a y ahora mas todav?a. No se cuanto tiempo estuve as?, y aunque les
parezca imposible, ya estaba empezando a quedarme adormecido cuando Ana
volvi? a entrar al cuarto.
Aqu? si que comenzaron a cambiar las cosas, a ella nunca le gust?
vestirse de forma elegante o sensual, era mas bien informal en su
estilo y siempre dec?a que la gente ten?a que valorarla por lo que ella
era y no por lo que ella aparentaba. Esto tambi?n ten?a su correlaci?n
en la intimidad, ya que siempre se hab?a negado a utilizar lencer?a
mientras hac?amos el amor, dec?a que le resultaba inc?modo, que la
hac?a distraerse, etc., siempre tuvo excusas para no utilizar lencer?a,
incluso sabiendo que de mi fetichismo.
Sin embargo, en este momento era todo lo opuesto, cuando entr?, ten?a
el cabello amarrado en una cola de caballo, un soutien que destacaba su
busto, medias negras y un par de botas negras, altas casi hasta la
rodilla y con un tac?n de 10 cent?metros de altura.
Recuerdo perfectamente esas botas, se las hab?a regalado hac?a casi dos
a?os y estaban todav?a si, estrenar, nunca las hab?a usado argumentando
que esos tacones eran inc?modos, que no pod?a usarlas durante mas de
diez minutos, que yo era un ego?sta ya que como me gustaba a mi, poco
me importaba lo inc?moda que se sintiera ella.
En fin, las excusas siempre fueron frecuentes en este sentido, pero
ahora parec?an haberse desvanecido m?gicamente, incluso se hab?a
pintado los labios con un tono oscuro color vino (ella tambi?n
raramente se maquillaba).
- Te gusta verdad? Como ves, esto es en parte castigo por tu
comportamiento de hoy y en parte tambi?n un peque?o premio por haber
accedido a ir a la consulta.
- Pero no te va a ser tan f?cil, continu? diciendo, vas a ver que tengo
unas cuantas sorpresas mas todav?a.
Dicho esto mont? sobre m?, de forma tal que su rostro miraba hacia mis
piernas y luego de posicionarse me dijo:
- Hoy contestaste que te gustaba el sexo oral, y tambi?n el sexo anal,
bueno, ahora tienes la oportunidad de combinar las dos cosas. Quiero
que me lamas el culo, quiero sentir tu lengua bien dentro de mi culo,
vas a realizar sexo anal con tu lengua.
Dicho esto, se desplaz? de forma tal que su ano quedaba justo delante
de mi boca, yo comenc? a lamerlo con la mayor de las voluntades y a
introducir mi lengua lo mas profundo que pod?a.
Mientras tanto, ella tom? un vibrador y comenz? a masturbarse con el,
mientras que al mismo tiempo, con su mano libre, puso un poco de crema
humectante en mis genitales y comenz? a masturbarme a mi muy, pero muy
lentamente.
Ahora entend?a lo que me hab?a dicho, sent?a sus medias rozando contra
mis piernas, el plug dentro m?o dilat?ndome deliciosamente, sus manos
acariciando lentamente mi pene y mis test?culos y al mismo tiempo o?a
el vibrador estimulando su cl?toris, mi lengua muy dentro de su ano.
Ustedes pueden imaginarse el grado no ya de excitaci?n sino de locura
que ten?a en ese momento, era un paso mas all? de lo que hab?amos hecho
hasta entonces, y me encantaba, por supuesto, ella adem?s se cuidaba de
llevarme hasta el borde del orgasmo y luego, cuando estaba casi a punto
de eyacular, dejaba de lado mi pene y comenzaba a acariciar mis
test?culos.
Realmente no se cuanto tiempo estuvimos as?, ocasionalmente mi mente se
perd?a y luego volv?a al presente cuando la tensi?n en mis genitales
reclamaba mi atenci?n, una vez mas nunca me hab?a sentido as? antes en
mi vida, mis test?culos casi dol?an de la tensi?n, estaba desesperado
por tener un orgasmo, rogaba que Ana no me hiciera lo mismo que la
noche anterior y me dejara sin ning?n tipo de alivio.
Por otra parte, creo que ella ya hab?a perdido la cuenta de los
orgasmos que hab?a tenido.
No sab?a que hora era en ese momento, pero ya estaba amaneciendo cuando
me dijo:
- Que estar?as dispuesto a hacer para que te deje terminar?
- Cualquier cosa, solo dilo, lo que quieras.
- Est?s seguro? Puedo pedir cualquier cosa realmente? Por mas perverso
que te parezca?
- Por favor, cualquier cosa, lo que quieras.
- Bueno, pero recuerda que tu lo pediste.
Dicho esto, se puso un poco mas de crema en las manos y continu?
masturb?ndome. Que sensaci?n deliciosa, lo hac?a lentamente,
disfrutando de darme el orgasmo y al mismo tiempo, controlar el ritmo y
hacer que lo deseara con toda mi voluntad.
Finalmente, y dej?ndome exhausto, el orgasmo lleg?, cre? que nunca
terminar?a de salir semen de mi pene, hac?a mucho tiempo, quiz? desde
mi juventud que no eyaculaba esa cantidad.
Entonces se da vuelta, libera mi rostro de su ano, y veo que hab?a
conservado casi todo mi orgasmo en la palma de su otra mano.
- Bueno, ahora quiero que te lo tomes todo.
- Como? De que est?s hablando?
- Ya me escuchaste, te vi todo el d?a con la boca abierta, deseando a
esas dos prostitutas y dej?ndote seducir, este es tu castigo.
- No, no puedo hacer eso, es demasiado.
- No me importa, hace cinco minutos me promet?as cualquier cosa para
tener un orgasmo, ahora es el momento de cumplir lo que prometiste.
- Si, pero nunca imagin? que me pedir?as eso, cual es el placer que te
da verme hacerlo.
- El placer de castigarte luego de lo que hiciste hoy, adem?s dijiste
que no te importaba lo perverso que fuera mi pedido.
Mientras lo dec?a, acercaba su mano llena con mi semen a mi boca.
- Vamos, sab?s que te lo mereces
T?midamente, extend? mi lengua y comenc? a lamer la palma de su mano,
poco a poco tom? absolutamente todo el semen que ella me ofrec?a.
- Viste que no fue tan malo, me vest? para vos, tuviste tu orgasmo y
tambi?n tu merecido castigo, ahora vamos a dormir.
No tuve la voluntad de discutir, ni de pedirle que me liberara o que
sacara el plug de mi ano, simplemente me dej? llevar y dorm? como un
ni?o, mas, en el ?ltimo instante antes de dormirme un pensamiento vino
a mi mente "desde que salimos de la consulta de la Dra. Martinez no he
fumado en ning?n momento".
Al d?a siguiente cuando me despert?, recordaba vagamente haber tenido
algunos sue?os extra?os, im?genes m?as bebiendo semen, a no, eso hab?a
sido una experiencia real, pero otras im?genes de Enriqueta realizando
sexo oral, llev?ndose mi pene a sus labios hasta que eyaculaba dentro
de su boca y luego se levantaba para besarme mientras me dec?a "viste
que delicioso que es el semen?"
Otras im?genes eran de Jorgelina retirando una de sus medias, y
utiliz?ndola como guante, masturbarme con ella hasta que mi semen
manchaba toda la media y entonces me dec?a "as? no puedo usarlas, mejor
usalas tu".
Estaba una vez mas terriblemente excitado y recuerdo que lo primero que
pens? fue en buscar la llave de las esposas que Ana me dejaba siempre
sobre la almohada, liberarme y masturbarme.
Sin embargo, lo ?nico que encontr? sobre la almohada fue una nota de
ella que dec?a:
- Gracias por una maravillosa noche, me excit? mucho verte beber, no te
muevas de la cama que a la hora del almuerzo paso a visitarte.
Como? Ten?a que quedarme as?, todav?a con el plug dentro m?o, hasta las
12:00 o 13:00 horas, cuando ella saliera del trabajo para el almuerzo.
Y mi trabajo? Y mis clientes? Estaba atrasado con varios proyectos pero
nada pod?a hacer.
El tiempo pasaba, por momentos dormitaba y volv?an las im?genes de mis
sue?os, im?genes que tampoco pod?a recordar perfectamente cuando estaba
completamente despierto, hasta que finalmente escucho la puerta del
departamento y veo a Ana que entra el el cuarto.
- Buen d?a, como dormiste?
- Perfectamente, aunque tengo mucho trabajo atrasado, liberame as?
podemos comer algo.
- Todav?a no, compr? algo para vos.
En ese momento rode? la cama y la v? directamente desde que entr?.
Estaba cambiada, se hab?a maquillado, los labios pintados y sombra en
los ojos, muy suave, pero para ella era inusitado.
Por otra parte, hab?a abandonado la ropa holgada que sol?a usar y ten?a
puesta una camisa ajustada, pantalones tambi?n ajustados y las mismas
botas que hab?a utilizado por la noche.
- Que cambio, le dije, est?s hermosa.
- Gracias, dijo mientras me daba un beso y aprovechaba para acariciar
mis genitales con una mano.
- Pero ahora quiero jugar un poco antes de darte tu regalo. Dijo
mientras me liberaba.
- Dejame ver como te masturb?s mientras yo me quito estos pantalones.
Yo comenc? a tocarme y masturbarme mientras contemplaba como se
desvest?a delante m?o, lo hac?a muy sensualmente, mostr?ndome sus
nalgas, de una forma muy provocativa. Igualmente quedo con la blusa y
las botas puestas cuando se acerc? a mi.
- No te gustar?a penetrarme? Dijo mientras se ofrec?a para que la
penetrara por detr?s.
- Pero no quiero que eyacules, avisame cuando est?s por hacerlo.
Yo la penetr? por detr?s y comenc? con un ritmo pausado hasta que
finalmente sent? que el orgasmo estaba creciendo dentro m?o.
- Ahora estoy por llegar, le avis?.
Entonces se retir?, se da la vuelta y comienza a besar mi pene, luego
lo introduce por completo dentro de su boca, justo en el momento en que
eyaculo.
Ella bebe todo lo que soy capaz de dar y entonces (tal como en mi
sue?o) se acerca y en el momento en que me besa, me doy cuenta que no
lo hab?a tragado sino que lo conservaba a?n en su boca, y al besarme,
empuja con su lengua todo el contenido dentro de mi boca.
- Viste que no es tan feo, vas a terminar acostumbrado.
- Se supone que ese era mi regalo, le dije mientras tragaba.
- No es este, me dice abriendo su bolso y retirando un paquete, cuando
lo abre me lo muestra.
- Que es eso? No reconociendo de que se trataba.
- Hoy luego de salir para almorzar, me di cuenta que est?s aqu? solo
todo el d?a, que en realidad podr?as hacer lo que quisieras, que tienes
demasiada libertad, as? que compr? un dispositivo de castidad para vos.
- Como? Y cual es el sentido de eso?
- Me gusta la idea de que no puedas ni siquiera tocarte sin mi
conocimiento, se bien que cuando est?s solo sueles masturbarte, y me
excita pensar que est?s excitado y no puedes hacer nada hasta que yo te
libere.
- Vamos a ponerlo, me dijo dando por hecho mi aceptaci?n, y mientras
tanto comenz? a colocarlo.
Se trataba de un anillo de pl?stico que se colocaba por detr?s de los
test?culos, mientras que otra pieza se colocaba a lo largo de mi pene,
al unirse ambas resultaba imposible retirar el artefacto y la ?nica
forma de separar ambas piezas era con una peque?a llave que por
supuesto, guardar?a Ana en su poder.
Luego que el dispositivo de castidad estuvo colocado ella puso la llave
alrededor de su cuello como si se tratase de un colgante.
El resto del d?a no merece ser contado, ten?a mucho trabajo atrasado
as? que estuve todo el tiempo en mi estudio trabajando, cuando ella
lleg? a la noche, cenamos y luego continu? hasta que todo los proyectos
pendientes estuvieron al d?a.
Cuando me fu? a acostar, tuve otra vez el mismo pensamiento:
- Hoy no fum? en todo el d?a.
A la ma?ana siguiente me despert? Ana con un beso mientras me dec?a:
- No te olvides que hoy a las 16:00 horas tenemos la entrevista con la
Dra. Martinez.
- Casi lo olvido, mejor me levanto ahora (siempre me ha gustado dormir
por las ma?anas) as? adelanto algo de trabajo.
Cuando me fu? a vestir no encontr? mi ropa interior.
- Querida, no has visto mi ropa interior?
- Est? toda para lavar, cre?a que tu lo har?as.
- No, no tuve tiempo, fue una semana de locos.
- Que no tuviste tiempo? Si est?s en casa todo el d?a, solo sales para
visitar alg?n cliente una o dos veces por mes.
- Si, pero estoy trabajando todo el d?a.
- Claro, y no tienes tiempo de ir hasta la lavadora y apretar un bot?n
y esperas que lo haga yo. Ponte esto entonces. Dijo mientras me
alcanzaba una de sus prendas.
- No voy a usar ropa interior tuya.
- Porqu? no, mira es bastante amplia y la ?nica diferencia con la tuya
es el material, usa esto o tus alternativas es usar una tuya sucia o
andar desnudo todo el d?a con el dispositivo de castidad.
- No voy a ir as? a la consulta tampoco.
Ella por ?nica respuesta me di? un beso y sali? diciendo, - Nos vemos
hoy en la consulta.
Me resist?, por lo menos un buen tiempo me resist?, di vueltas desnudo
con el dispositivo de castidad puesto, me higienic?, lav? los dientes,
tom? el desayuno, pero me encontraba inc?modo hasta que finalmente me
decid? y me puse su ropa interior.
Debo decir que me result? agradablemente c?moda, el roce era mucho mas
suave que el de la m?a y poco a poco me fu? acostumbrando a ella, poco
a poco me fu? excitando cada vez mas tambi?n pero no pod?a hacer nada
al respecto, Ana ten?a el control absoluto en ese sentido.
El d?a transcurri? con normalidad y una vez mas, cinco minutos antes de
la hora indicada me encontr? con mi mujer en la puerta del edificio
donde Raquel ten?a su consultorio.
Entramos y nos recibi? Enriqueta, no hab?a nadie en la sala de espera y
se levant? para saludarnos, yo extend? la mano pero ella me tom? por un
brazo y me salud? con un beso, beso que apenas por un cent?metro no fue
en el medio de mi boca.
La situaci?n comenzaba extra?a una vez mas, es cierto que a veces estas
cosas pueden suceder, uno quiere dar un beso en la mejilla, la otra
persona justo en ese momento mira hacia un costado, da vuelta el rostro
involuntariamente y casi termina dando un beso en la boca.
Pero en este caso sent? como si en realidad ella hubiera intentado
darme el beso en la boca y hubiera fallado, adem?s como dije antes, me
ten?a tomado por un brazo, casi como reteni?ndome cerca de ella, y su
prominente busto estaba rozando contra mi pecho, era demasiada
familiaridad para la asistente de una doctora.
Mir? nervioso a un costado para ver como se lo tomaba Ana, pero o no
percibi? lo que hab?a sucedido o no le importaba.
- Caramba, te he pintado la cara. Dijo Enriqueta mientras con un dedo
limpiaba los restos de pintura labial que hab?an quedado justo en el
borde de mis labios.
- Hola Ana, dijo Enriqueta, que gusto que volvieran, y mientras dec?a
esto salud? a mi mujer de la misma forma, tom? su brazo, se acerc?, sus
pechos se rozaron y casi, casi le planta un beso en los labios.
- Como estoy hoy, te he pintado a ti tambi?n, dejame limpiarte.
La imagen era surrealista, Enriqueta estaba con un atuendo igualmente
fetichista y rozando los pechos de mi mujer, mientras la sosten?a con
una mano, con la otra limpiaba la pintura labial y por la expresi?n de
Ana, podr?a asegurar que se estaba excitando al sentir el busto de la
recepcionista y el roce de su mano acariciando sus labios.
Mientras trataba de entender que era lo que estaba sucediendo, aparece
Jorgelina y nos invita a pasar al consultorio de la doctora.
All? nos recostamos en los mismos sillones reclinables en los que nos
hab?an realizado el examen f?sico y la enfermera nos prepar? una vez
mas con una inyecci?n a cada uno de nosotros.
Qued? inmediatamente adormecido y no pude conversar con Ana de lo
extra?a que hab?a sido la recepci?n de Enriqueta, a los diez o quince
minutos entr? Raquel, se sent? delante nuestro y directamente nos dijo:
- Vamos a comenzar a trabajar y luego conversamos. Dicho esto, accion?
un interruptor y la pantalla que estaba delante nuestro comenz? a
emitir una serie de destellos de luz e inmediatamente perd? la
consciencia.
- Cuatro, Tres, Dos, Uno, despierten ahora.
Abr? mis ojos, y todav?a algo mareado por efecto de las drogas que me
hab?an aplicado y como resultado de la hipnosis, v? a Raquel frente
nuestro, sentada con las piernas cruzadas y una semisonrisa en su boca.
- Bueno, la sesi?n de hoy a sido sumamente productiva, adem?s de
explorar sus conflictos pude implantar algunas sugestiones en ambos y
reforzar el trabajo que hab?amos comenzado la sesi?n anterior.
- Como se sienten? Pregunt? la Dra.
- Bien, respondi? Ana, sorprendentemente relajada y tranquila, aunque
tambi?n tengo que confesar que me siento sexualmente excitada, es
normal Dra.?
- No te preocupes, es normal luego de una exploraci?n mas profunda como
la que hemos realizado hoy. Y tu Carlos?
- Las palabras de Ana se aplican a mi tambi?n, relajado y tranquilo,
pero tambi?n, excitado, en realidad he estado excitado desde la sesi?n
anterior.
- Como les dije, es normal, adem?s, creo que ustedes saben que hacer en
estos casos, verdad?
Ana y yo no supimos que contestar ante esta obvia alusi?n a nuestra
actividad sexual, aunque cuando nos miramos, si ten?amos muy claro que
har?amos cuando lleg?semos a casa.
- Les he preparado adem?s unos archivos en mp3 que deber?n escuchar por
las noches antes de dormir. Servir?n para reforzar las sugestiones que
hemos trabajado durante la sesi?n, nos dijo Raquel mientras nos
alcanzaba dos reproductores a cada uno.
- Es un archivo para cada d?a hasta nuestra pr?xima sesi?n, ver?n que
como efecto secundario, tendr?n un sue?o muy relajado.
Cuando salimos del consultorio, nos encontramos con Enriqueta y
Jorgelina que estaban esperando para despedirnos, en esta oportunidad
no hubo ning?n error posible, Enriqueta me tom? por un brazo, pas? su
mano alrededor de mi cintura y directamente me di? un beso en la boca.
Sent? como su lengua se abr?a paso a trav?s de mis labios y comenzaba a
explorar dentro de mi boca hasta encontrar la m?a. Que momento
excitante, el cuerpo de esta mujer estaba apoyado contra el m?o, pod?a
sentir sus pechos contra mi t?rax, sus piernas enfundadas en nylon
rozando contra las m?as hasta que finalmente me liber?, de no haber
sido por el dispositivo de castidad mi erecci?n habr?a sido incre?ble.
En alg?n sentido extra?o, esta despedida me parec?a tambi?n natural y
no me sorprendi? ver que Jorgelina estaba haciendo lo mismo con Ana, la
ten?a tomada por la cintura mientras le plantaba un beso en la boca y
tambi?n jugaba con su lengua.
Cuando salimos del consultorio, ninguno de los dos coment? nada al
respecto, como dije antes, estaba convencido que este tipo de despedida
era algo natural entre la asistente de una doctora y el paciente, igual
actitud ten?a frente al beso que hab?a recibido Ana.
El ?nico comentario al respecto fue cuando est?bamos en el elevador que
Ana al mirarme me dijo:
- Enriqueta te ha pintado tus labios, dejame que te limpie. Y dicho
esto, comenz? a limpiar los restos de lapiz labial de mi rostro.
Cap?tulo III - Llegando a Casa
En cuanto cruzamos la puerta del departamento, Ana se avalanz? sobre
m?, en realidad, nos avalanzamos uno sobre el otro ya que mi excitaci?n
era terrible, hab?a estado excitado todos estos d?as y a pesar del
aumento en nuestra frecuencia en las relaciones sexuales yo lo atribu?a
al hecho de estar impedido de masturbarme tal como era mi costumbre.
Pero hoy, luego de la despedida de Enriqueta, directamente estaba
enloquecido y por lo visto, Jorgelina hab?a dejado a mi mujer en igual
estado.
As? que como les estaba contando, fue solo entrar que nos abalanzamos
uno sobre el otro, bes?ndonos y comenzando a sacarnos la ropa mientras
nos manoseabamos mutuamente.
Finalmente, yo qued? parado frente a ella, vestido tan solo con la ropa
interior de ella (que hab?a estado usando desde la ma?ana) cuando ella
por primera vez me ve y me dice:
- Es la primera vez que te veo as?, me gusta como te queda.
- Gracias, pero si ahora me liberas con esa llave que tienes colgando
del cuello podemos seguir con lo nuestro y despu?s hablamos.
- No espera, realmente me excita verte as?. Y mientras lo dec?a daba
vueltas alrededor m?o, acariciando mis gl?teos y rozando mis genitales
que todav?a estaban encerrados en el dispositivo de castidad.
- Tengo una fantas?a, y quiz? si me la cumples, yo te libere.
Siempre hab?a sido casi una condici?n en nuestra relaci?n, que
cualquiera fuese la fantas?a de alguno de los dos, lo hablar?amos y
ver?amos la forma de cumplirla, en todo caso, si a alguno de nosotros
no le agradaba, no se volver?a a hablar del tema, pero, al menos
deb?amos hacer el esfuerzo por escuchar al otro.
- Ahora, justo en este momento, porqu? no lo hablamos despu?s y lo
hacemos ma?ana, le dije.
- Por favor, es solo un momento y creo que te va a gustar.
- Est? bien, de que se trata.
- Ya estaba excitada cuando entramos, pero ahora al verte as? me excita
mas todav?a.
- Si, y entonces.
- Bueno, me gustar?a que usaras toda mi ropa interior, que tambi?n te
pusieras un soutien y un par de medias.
En el estado en que estaba yo, cumplir?a cualquier pedido de ella para
que me quitara el dispositivo y liberara mi pene, as? que por supuesto
acced?.
- Bravo !!!, espera que voy a buscar las cosas.
Dicho esto fue hasta nuestro cuarto y volvi? al poco tiempo, ya se
hab?a quitado su ropa y estaba tal como ayer, medias negras, las botas
de tac?n alto, un soutien que realzaba su busto, el cabello amarrado en
una cola de caballo, se hab?a retocado el maquillaje y sus labios
luc?an de un rojo intenso.
Tra?a en sus manos un soutien que hac?a juego con la ropa que yo ten?a
puesta, y un par de medias color natural.
Me sent? en una silla y comenc? a ponerme las medias, luego ella me
ayud? con el soutien y cuando estuve listo me avalanc? sobre ella
pidi?ndole por favor que me liberara.
- Espera un momento, todav?a falta algo. Su?ltate el cabello.
Recuerdan que les cont? que yo sol?a usar el cabello largo y amarrado
en una cola de caballo, as? que lo solt? mientras ella fue hasta la
despensa, o? algunos sonidos, agua corriendo y pens?, Y ahora que est?
haciendo?
Cuando volvi?, tra?a en su mano dos globos que hab?a llenado
parcialmente con agua, los coloc? dentro del soutien como relleno, di?
un paso atr?s y me contempl?.
- As? est? mucho mejor, con el cabello suelto y el relleno en el
soutien, casi pareces una mujer, te delata por supuesto tu entrepierna
y el cabello en tus piernas.
- De cualquier forma me excit?s mucho as?, ahora apoya tus brazos en la
mesa, como una buena chica.
- Chica? le dije.
- Dejate llevar, est?s vestido con mi ropa interior, medias, el soutien
tiene relleno simulando un busto, tienes el cabello largo y suelto, y
adem?s, es mi fantas?a.
- Est? bien, pero por favor liberame.
- A su debido tiempo, ahora apoya los brazos sobre la mesa, as?, mmm,
que linda con tu cola parada, cada vez me excitas mas.
En ese momento mientras me acariciaba la espalda, comenz? a introducir
el plug dentro de mi ano. Dios m?o, no aguantaba mas, ah? estaba yo,
caracterizado a medias como mujer, mientras ella me acariciaba y
dilataba (deliciosamente debo decirlo) mi ano.
Cuando el plug estuvo por completo dentro m?o, me di vuelta y le dije:
- Ahora si por favor, liberame, no puedo mas.
- Todav?a no, primero c?meme un poco. Y mientras dec?a esto, se sent?
en un sill?n, abri? las piernas y descubri? sus genitales.
Yo me acerqu? y entonces ella me dijo. - As?, no, quiero que vengas de
rodillas, acerc?ndote as? puedo ver como tu busto se balancea.
Y efectivamente, al acercarme hacia ella en cuatro patas, sent?a como
el peso de los globos con agua se desplazaba y me daba la sensaci?n de
tener un busto real.
Cuando llegu? a ella, comenc? a lamer su entrepierna hasta que llegu?
al cl?toris, ella empez? a jadear y me pidi? que estimulara su ano
tambi?n.
Comenc? entonces a lamerla mientras jugaba con un dedo dentro de su
ano, introduci?ndolo y sac?ndolo, hasta que tuvo su primer orgasmo.
- Ahora si te ganaste tu libertad, tom? la cadena de su cuello y liber?
a mi pene de su prisi?n.
As? como estaba en el sill?n, proced? a penetrarla mientras mi busto
artificial rozaba contra el de ella.
Poco faltaba para que yo tuviera mi orgasmo cuando me dice: - Espera un
momento.
Me retir? y entonces comenz? a masturbarme hasta que eyacul? en la
palma de su mano, ella la acerc? a mi rostro y me dijo: - Ya sab?s lo
que ten?s que hacer.
Ya me hab?a acostumbrado a este juego y sin decir nada, comenc? a lamer
su mano tom?ndome todo mi semen mientras ella dec?a: - Que linda nena,
como toma todo.
Cuando terminamos, quise quitarme la ropa y me dice: - No quedate as?
que me gusta, l?stima todo el cabello que tienes en el cuerpo.
Simplemente para complacerla, me dej? la ropa puesta y as? nos fuimos a
dormir, yo con soutien, relleno en el busto, el plug anal colocado, de
nuevo el dispositivo de castidad puesto, medias y escuchando el primero
de los archivos de la Dra. Martinez.
No me preguntes estimado lector que era lo que dec?a porque no recuerdo
absolutamente nada, solo una m?sica suave, una sensaci?n de paz y unos
sue?os, muy, muy extra?os.
A la ma?ana siguiente vuelvo a despertarme con los besos de Ana, ella
estaba recorriendo mi cuerpo con besos, acariciando mis gl?teos,
jugando con mi dispositivo de castidad, obviamente intentando excitarme
(y consigui?ndolo).
- Te gust? lo de ayer?
- Mucho, usa esa llave m?gica que tienes alrededor del cuello y lo
repetimos.
- Ahora no, tengo que ir a trabajar, pero si quieres podemos repetirlo
esta noche, con una condici?n.
- Que condici?n? Preguntaba simplemente por saber, ya que estaba
convencido que pidiera lo que pidiera, yo acceder?a.
- Lo ?nico que romp?a la magia ayer a la noche eran esos cabellos que
tienes en el cuerpo, si te depilas y me esperas con las mismas ropas,
te prometo darte una sorpresa.
Con la excitaci?n que ten?a en ese momento al rozar mis medias contra
sus piernas le habr?a dicho que s? a cualquier cosa, y por lo tanto
contest?:
- Bueno, es un trato, yo me depilo y me visto con tu ropa y medias, y
cuando regresas liberas mi pene de su injusta prisi?n.
Dicho esto, ella simplemente me di? un profundo beso en la boca y fue a
su trabajo, yo en cambio qued? en la cama decidiendo que hacer, o como
hacerlo en realidad, deber?a usar alguna crema depilatoria?, cera?,
busqu? informaci?n en internet y finalmente me decid? por una crema
depilatoria.
Me vest?, aunque por debajo de mis ropas masculinas a?n ten?a la ropa
interior de ella y las medias puestas, fu? hasta un local cuya
direcci?n hab?a encontrado en internet y con la cl?sica excusa de estar
comprando para mi mujer, adquir? la crema depilatoria.
Luevo volv? a nuestro departamento, tom? una ducha y apliqu? la crema
en todo mi cuerpo, rostro, torso, gl?teos y piernas, dejando tan solo
un peque?o tri?ngulo alrededor de mis genitales. Aguard? el tiempo que
indicaban las instrucciones del envase y volv? a ducharme.
Siempre tuve poco bello corporal y los resultados fueron excelentes
(las instrucciones aclaraban que en algunos casos pod?a ser necesaria
una segunda aplicaci?n pero no fue este el caso).
As? que me vest?, primero el plug anal, detalle que sab?a que a ella le
gustar?a, luego la ropa interior, el soutien y el relleno (incluso puse
un poco mas de agua en los globos para simular un busto mas grande).
Dej? mi cabello suelto y lo pein? no hacia atr?s, sino hacia el
costado, en un estilo que me pareci? mas femenino.
Como pude, trat? de seguir mi rutina diaria, me sent? frente a la
computadora y trat? de avanzar en mis proyectos con un ?xito que podr?a
llamar relativo.
Entiende por favor como me sent?a yo en ese momento, ya estaba excitado
por la ma?ana y los sucesos del d?a no hab?an hecho otra cosa que
excitarme mas, el plug anal dentro de mi recto, dilat?ndome, la suave
sensaci?n de mis piernas, completamente depiladas, enfundadas en un par
de medias, rozando una contra la otra, me excitaba mas todav?a (cruzaba
y descruzaba las piernas constantemente, solo para sentir ese agradable
roce).
Cuando se aproximaba la hora de su llegada ya no pod?a soportarlo mas,
cualquier sonido ten?a como efecto que me asomara del estudio,
examinando la puerta del departamento para ver si era ella que estaba
llegando.
Hasta que finalmente, o? la puerta abrirse, me levant? apresuradamente
para ir a recibirla con uno de los mas apasionados besos, la tom? por
la cintura e introduje mi lengua en su boca, y mientras, ella
acariciaba mis gl?teos, hasta que me dijo:
- Pero que bonita, no sabes como me excit?s as? vestida, y veo que
tambi?n te has arreglado el cabello y tienes puesto el plug, muero por
ver esa cola dilatada.
- Usa esa llave por favor y te muestro todo lo que quieras.
- No tan r?pido, no quieres ver tu sorpresa?
- Mejor despu?s, ahora la mejor sorpresa es que me dejes comerte la
entrepierna, el ano, lo que tu quieras.
- Espera, un