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Casablanca Adriana Ovelar Inicio con un recordatorio para todos los lectores. Sus fantasias pueden convertirse en realidad, y lo que era un sue?o erotico se transforma en una pesadilla. Es lo que a mi me sucedio. * Yo tenia un buen matrimonio con Elsa. Creo que me enamore de ella cuando me platico que cuando era peque?a, para divertirse, vestia de ni?a a sus hermanos menores. Le excitaban los hombres vestidos de mujer. Contaba con ternura que uno de sus primeros novios le hizo el favor de ponerse el camison de su mama la primera vez que hicieron el amor. Pense que la coincidencia de fantasias nos podria llevar muy lejos. Recuerdo que durante los primeros meses que vivimos juntos, yo le leia unas cosas pateticas de un libro viejo: "Letters from Female Impersonators" y ella se masturbaba al escucharme. No paso mucho tiempo para que fueramos juntos al centro a comprarme zapatos de tacon y una peluca. Poco a poco Victoria, mi alter ego, fue desarrollandose. Aprendio a maquillarse y a vestirse de una manera cada vez mas creible. Su personalidad, sumisa y servicial, era basicamente diferente a la mia. Durante los fines de semana, cobraba vida propia. Era muy dificil dejar de ser ella y volver a ser Victor, el analista de los servicios nacionales de inteligencia. Elsa y Victoria se hicieron amigas. Sin embargo, ella me habia puesto limites y barreras. Aunque para mi, vestirme de mujer era una actividad que me daba una satisfaccion profunda, mas alla de lo erotico, a menudo desee que Victoria hiciera el amor con Elsa. Mi esposa insistio en que no era lesbiana. Otro limite es que a Elsa le asustaba que yo saliera a la calle como Victoria, y me lo tenia prohibido. "Te pueden hacer da?o", decia. La verdad es que yo no la obedecia cuando Elsa estaba fuera de la ciudad. Si, tras verificarlo ante el espejo, concluia en que me veia guapa y pasable, salia a la calle de compras o a tomar un cafe. "Mu?eca", me grito una vez un muchacho. "Flaquita, pero bien dotada", comento un policia a su pareja tras mi paso. "Adios, guapa!", me dijeron unos guias de turistas al pasar frente a un hotel. Y es que, la verdad, yo no estaba nada mal. Con 1.75 de estatura, cuerpo delgado, piernas torneadas y buena nalga, pocos se fijaban en la estrechez de mis caderas, en el exceso de maquillaje o de que llevaba una peluca que impedia ver el nacimiento de mis cabellos. Elsa, a diferencia mia, era muy fuerte. Durante a?os hizo pesas en el gimnasio y presumia de una bien proporcionada musculatura. En algunas ocasiones, mientras me montaba, y particularmente en el momento del orgasmo, yo acariciaba sus brazos, duros como roca, e imaginaba que ella era el hombre y yo la mujer. * Yo tenia un buen matrimonio con Elsa, como les digo, y estaba pasando un delicioso fin de semana como Victoria, cuando mi esposa me pregunto si estaba bien que recibiera llamadas telefonicas de un amigo. "Por supuesto", le dije. No le di importancia al asunto. Esa tarde del domingo, quien sabe por que razones, ella quiso ver en la television el Gran Premio de Canada. Yo, en tanto, le preparaba la sopa de cebolla que me queda estupenda y unas escalopas al marsala. En la noche sono el telefono. Elsa corrio a contestar, y platico unos minutos en ingles. Me explico que era un amigo que ella habia conocido en el gimnasio, que le hablaba desde Canada, donde habia corrido en una de las competencias previas al Gran Premio de automovilismo. Durante la semana me siguio hablando de el. Se llamaba Rick, un ingles que hablaba un espa?ol muy chistoso y era simpatiquisimo. "Ah, pues que buena onda", pense. El jueves, mientras cenabamos, ella me pregunto si queria yo salir el viernes con ella, pero como Victoria. Me dijo que habia comprado dos boletos para el teatro y que luego podiamos ir a tomarnos una copa, como dos buenas amigas. Sobra decir que la idea me entusiasmo. Me desperte muy temprano el viernes, para depilarme completamente ?en realidad eran pocos vellos, pues ya lo hacia cada semana-, ponerme tubos ?nunca trate a mi peluca como parte ajena a mi- y para tener lista mi ropa para la noche. Me dije que era una oportunidad que no debia desaprovechar con tonterias como intentar hacer el amor con Elsa al regreso de casa. Trabaje con nervios y de regreso me volvi a ba?ar, me puse una crema muy rica por todo el cuerpo y me prepare con cuidado. Empuje mis tetillas hacia delante, los aprete con cinta y maquille de oscuro la parte intermedia del pecho, para crear la impresion de clivaje. Me vesti con una blusa color hueso, una falda verde olivo, un poco hampona, que me queda apenas debajo de la rodilla y una saco largo, tambien verde olivo. Tambien me puse una cinturilla para realzar la figura, medias color natural y unos zapatos verdes, de tacon discreto. El anillo que Elsa me regalo, una ancha pulsera y unos aretes cuadraditos, de oro, completaban el look. Me maquille con sumo cuidado, a sabiendas que de noche se puede ser un poquito mas osada y me puse unas gotitas de una de las muestras de perfume que Elsa me habia regalado en navidad. Sentia que estaba esplendida. Cuando estaba a punto de terminar mi transformacion, llego Elsa, muy apurada, del gimnasio. Dijo que me veia preciosa. Se ba?o con rapidez y se puso un combinado de chamarra de gamuza color mostaza, pantalones del mismo tono y unas grandes botas, tambien de gamuza. La obra de teatro estuvo muy divertida. Fue una sensacion extra?a identificarme con las otras espectadoras. Desde el mirarnos que ropa estabamos usando, hasta el reirnos de los mismos chistes, aunque yo me reprimiera un poco, por la necesidad de que mi risa no sonara demasiado grave. De ahi nos fuimos a un bar, a platicar, como dijo Elsa, a la manera de las buenas amigas. Elsa me dijo que estaba muy complacida de verme tan feliz. Que mi feminidad era cada vez mas natural. Que estaba convencida de que ahora nadie podria adivinar mi verdadera identidad y que eso le daba seguridad. Comentamos la obra de teatro y criticamos todo lo que nos pasaba por enfrente. En eso, pasaron por enfrente de nosotros dos hombres, cercanos a los 40 a?os. Los miramos. Nos miraron. Se sonrieron. Sonreimos. Elsa me pregunto: -Cual de los dos te parece mas guapo? Para mi la respuesta estaba clarisima. El guapo era el mas alto, cuyos lentes estilo intelectual enmarcaban un rostro muy varonil y que tenia unos hombros anchos, pero no exagerados. Pero preferi quedarme callada, no fuera Elsa a pensar que yo soy gay. -Andale, no seas timida. Uno de los dos te gusta mas. -Es que la verdad? -Si hemos hecho comentarios de los hombres que vemos en la tele, no veo porque no puedas hacerlo ahora. -Bueno, creo que el mas guapo es el alto. Pero? -Pero no te preocupes ?dijo Elsa, volviendo a sonreir a los desconocidos-, no los voy a llamar. Ni les voy a invitar una copa. Solte una carcajada aguda. -Fiuuu! De la que te salve! -dijo Elsa, para remarcar despues- Y ahora tambien te ries como mujer. -Te quiero mucho ?respondi. -Y yo a ti, amiga. Seguimos haciendo un poco de contacto visual con los muchachos y no tardaron en hacernos llegar otra ronda de lo que estabamos tomando. Elsa levanto la suya brevemente para agradecerles. Yo la imite, algo temerosa. Uno de ellos, el moreno mas bajito, se acerco a nuestra mesa. Seguro querrian pasar con nosotras o pedir que fueramos con ellos. A mi, de los nervios, se me nublaron los sentidos. Solo recuerdo, vagamente, que Elsa encontro las palabras exactas para negarse cortesmente, y que yo solo veia a mi guapo a los ojos. Regresamos a la casa entre risa y risa. Nos desmaquillamos y nos pusimos crema de noche. Nos pusimos nuestras pijamas ?yo, mi camison lila; ella, un bluson azul marino y unos pants del mismo color- y nos quedamos dormidas, abrazada la una a la otra. Al dia siguiente, como es mi costumbre como Victoria, me levante temprano, me rasure muy al ras, me peine, me maquille, le hice a Elsa el desayuno y se lo lleve a la cama. -Que linda eres! ?exclamo- La pase super bien contigo. No pude sino obsequiarle mi mejor y mas amplia sonrisa. -Una mujer tan extraordinaria como tu necesita un buen marido ?dijo despues. Asenti, convencida, feliz con mi amiga pero a la vez deseando abstractamente tener un buen marido. Al poco tiempo, Elsa se puso su ropa deportiva y salio al gimnasio. Yo me quede en casa, vestida sencillamente: blusa rosa, falda cafe muy comoda, medias color carne, unos zapatos cafes, que originalmente eran de Elsa y que, por quien sabe que maravillas, pude hormar a mi talla, y mi mandil. Lave los trastes, planche un poco mientras escuchaba musica y prepare la comida: una buena olla de tallarines con ostiones ahumados. Cuando Elsa regreso, tenia una bonita sorpresa para mi: un ramo de flores. Me senti realmente feliz. Comimos muy a gusto, con una botella de vino que nos acabamos en la sala. Elsa se me quedo viendo con una mirada muy dulce, y me dijo: -Victoria, eres realmente excepcional. A veces me gustas mas que Victor. No me malinterpretes. Yo a Victor lo amo. Es mi marido. Pero es muy estresado, no expresa todo lo que siente. Tu si lo expresas, querida. Siempre veo en tus ojos el gran amor, el amor puro que me tienes. Simplemente sonrei. Ella prosiguio: -Por eso te he dicho, en las ultimas semanas, que tienes que estar mas en contacto con tu parte femenina. Te he pedido que convivas mas con tus compa?eras de trabajo, que platiques con ellas. Es para que nos comprendas mas a las mujeres y sepas bien lo que sentimos. Yo se que Victoria aprenderia muy rapido. No estoy tan segura de Victor. -Sabes bien que somos la misma persona ?intente argumentar. -Lo son y no lo son. Victor a menudo tiene miedo. Se traba. Vive dentro de el un macho horrible que no le permite ser como es. Pierdele el miedo a ese macho. -Se lo voy a perder ?prometi, pero yo pensaba que en realidad estaba perdiendo ese miedo muy rapidamente. Ya Elsa habia sugerido, con insistencia, que platicara mucho con mis compa?eras de trabajo. Desde entonces tome tambien la costumbre de orinar sentado y, para el momento de esa platica, llevaba dos semanas tomando Premarin, de una caja que tome de casa de mi mama. Esa tarde, que recuerdo lluviosa, no salimos. Y en la noche vimos una pelicula rentada. Dos grandes amigas. Una en pants. La otra de faldita, muy maquillada. El domingo, despues de hacerle el desayuno a Elsa y dedicarme a las tareas domesticas, ella me propuso salir de nuevo. Esta vez de compras. Me dijo que si yo queria, podria cambiarme a Victor, pero que igual le daria mucho gusto ir con Victoria, porque las compras eran para ella. Me puse un vestido rojo y negro que habia sido de Elsa, y que me quedaba bien, aunque menos largo. Me acomode el cabello, retoque mi maquillaje y salimos de compras. De nuevo la pasamos muy bien. Compre aretes, una bolsa, dos blusas con sus faldas, un par de zapatos azules y, con la amable sugerencia de mi esposa, unas tangas, una combinacion de brassier y panti amarillos con florecitas y un corset talla 34, que sin duda me resultaria apretadisimo. Ella se compro una blusa y unos jeans acampanados. Tomamos te y un pastelito en la cafeteria de la tienda. En la misma a la que yo habia ido, a escondidas, un par de ocasiones. El mesero que fue el primer hombre en decirme "se?orita" nos atendio, muy solicito. Los pies me dolian muchisimo, pero ni modo de quitarme ahi los zapatos. Capaz que si intentaba volvermelos a poner, ya no cabria. En casa, me probe las tangas. Eran bastante incomodas si tenia que acomodar mi pene hacia atras, pero se sentia rico como la prenda ce?ia el culo. -Son incomodas? ?pregunto Elsa. -Algo ?le respondi. -En realidad no son para que las use Victoria, sino para que las use Victor, cuando vaya al trabajo. No te apretaran por abajo, pero si te recordaran quien eres, verdaderamente. Solo acerte a sonreir. -Quiero que las use diario. Que aprenda a sentir la piel de sus nalgas en la tela. Que sienta como aprietan. Que no pueda nada mas sacarse la cosa que le cuelga entre las piernas a la hora de orinar. Rei. No habia duda de que en el trabajo seguiria orinando sentado. Tambien me probe el corset. Elsa me ayudo a apretarlo. Luego me presto un vestido para que admirara la figura que me hacia. Era impresionante, pero muy incomodo. -Ma?ana no, porque vas a trabajar y Victoria tiene que descansar, pero me gustaria que durmieras a menudo con este corset, te hace una figura magnifica ?sentencio. Mientras yo me seguia mirando al espejo, Elsa dijo: -No me negaras que te he consentido este fin de semana verdad? Obviamente, no lo podia negar. * Al mediodia del lunes, recibi una llamada de Elsa. -Victor, querido. Un amigo me invito a cenar con el esta noche. Te parece bien? -Si, como no ?respondi, ignorante de como se iban a precipitar las cosas. -Ok, nos vemos en casa antes de las nueve. Si puedes, claro esta. -Por supuesto que puedo. Llegue a la casa a tiempo, e Elsa se estaba arreglando para su cena. Tenia puesta una blusa sin mangas, turquesa y rosa, con brillos, bastante sexy. Me miro despreocupadamente. -Hola querida, que bueno que llegaste. Ayudame a abrocharme el zipper. Mientras lo hacia, Elsa me dijo: -Descansa rico. Aprovecha y ponte una mascarilla, pintate las u?as de los dedos del pie, ponte tubos. Cuando regrese, quiero encontrarte dormida, con tu camison viejo, el que tiene encaje y con tu corset lo mas apretado que puedas. No te preocupes por mi. -Si, gracias. Pensaba descansar. -Andale, ponte guapa. Elsa fue al ba?o y en eso sono el telefono repetidas veces. Fui a contestarlo y me colgaron. Elsa salio enojadisima: -Que te pasa, babosa? No te das cuenta de que lo apenaste y colgo? Ahora tengo que ir a esperarlo abajo. Carajo. -Llamaron y conteste, eso es todo ?atine a decirle, casi estupefacto- yo pense que? -Haces todo para que yo la pase mal. Para apenarme verdad? ?grito ella mientras recogia su bolsa y metia las llaves-. Balbucee algunas palabras, tratando de defenderme, pero Elsa no me escuchaba. Dio un portazo al cerrar. Dos cosas me habian molestado. Que definitivamente iba muy sexy y arreglada para su cita y que habia encontrado un pretexto trivial para enojarse conmigo. Como que asi se sentia con menos culpa al salir. Aunque ella habia insistido en que era solamente un amigo, me quedo la sospecha de que en realidad se trataba de una cita amorosa. Durante un rato luche en mi mente para alejarme de la idea, que no podia soltar. Son celos machistas injustificados, me dije. Pero me ha reiterado que me ama, respondi, y si me ama no me va a poner los cuernos. Decidi entonces que una forma de escapar de esa sensacion estresante seria con una mascarilla de relax. Pense que la sugerencia de Elsa era muy util. Que tal vez porque me conoce tan bien, considero que estaria yo un poco tenso con una situacion inedita y que un poco de Victoria me relajaria. Asi fue que, al final, segui sus instrucciones. Lo que no pude hacer fue dormirme. Cuando Elsa llego, despues de la una de la ma?ana, me encontro en tubos, todavia oliendo a crema de noche, con mi corset muy ce?ido y con las u?as de los pies pintadas de rojo intenso. Pero despierto. La escuche llegar y dirigirse a la sala. Percibi el olor del cigarrillo que habia encendido y me levante, haciendole creer que el ruido y el humo me habian despertado. Estaba muy contenta. Exclamo "Te Amo!" y me ofrecio sus brazos abiertos. Fui hacia ella y su sonrisa. Su aliento era de vino. Me conto que Rick, el ingles, era todo un caballero, que la habia invitado a un restaurante italiano carisimo, que habian platicado mucho, que ella le hablo tanto de mi que el llego a la conclusion de que estaba enamoradisima de su marido. En sus ojos senti que era cierto. Dormi con tranquilidad, pero a la ma?ana siguiente senti que un gusanito se habia metido en mi pecho. A mediodia, en un impulso, decidi enviarle flores a Elsa, para que sintiera que tenia en casa otro caballero. Tambien me sentia orgulloso de haber superado la prueba y de tener un talante liberal. En la noche me entere, por boca de mi esposa, que Rick tambien le habia mandado flores. Solo que el lo hizo al gimnasio. A la vista de todas sus amigas. Me platico que Rick era riquisimo. Que su hobby eran las carreras de autos formula uno antiguos. Compitio con su Ferrari 1958 en una de las previas del Gran Premio de Canada. Trabajaba para un banco nacional. El miercoles no hubo mucho trabajo, asi que me dio tiempo de ir a comer a la casa. Para mi sorpresa, me encontre con Elsa llorando desconsolada, las manos sobre el rostro. -Que te pasa, mi amor? ?le pregunte. -Estoy muy confundida, -sollozo. -Por que? -Porque te amo a ti y lo amo tambien a el. Mi corazon empezo a latir rapidamente. Senti que el alma se me iba al suelo. Elsa, sin verme, siguio llorando. -Yo pensaba que eran solamente amigos ?dije. -Eso somos. No ha pasado nada entre nosotros. Pero estoy confundida. De repente se recompuso, se limpio las lagrimas, me miro a los ojos. -Piensa como Victoria ?me dijo-, como mi amiga. Que hago? Para mi sorpresa, pense exactamente como Victoria. "Prueba, experimenta, curiosea. Por lo menos averigua que tal coge". Me trague mis pensamientos. Le dije algo acerca de cuidar a su familia. A su marido. Evidentemente no la convenci. Pero entendi que la mujer que habia en mi me habia traicionado. -Si no me puedes responder como amiga, respondeme como amigo. Yo quiero que siempre seas mi amigo. -Soy siempre tu amigo? y tu amor. -Ya ves como siempre piensas en ti! ?trono-. Estoy esperando solidaridad y lo que veo es un macho herido en su orgullo. No le respondi. Me meti en la cocina, prepare un sandwich para cada uno, nos los comimos y volvi al trabajo. A mi regreso de la oficina, la encontre sentada en la cama, con la cabeza gacha. -Me siento mal ?me dijo-, pero no tengo por que sentirme mal de mis sentimientos. Te amo y lo amo. Lo que no puedo hacer es seguir viviendo asi, sin que nada cambie. Mi vida es una mierda. Un trabajo aburridisimo de financista y una vida aburridisima, sin proyectos, sin vitalidad. En que me estoy convirtiendo? Ya tengo mas de 30 a?os y no he hecho nada de mi vida. Nada. -Hemos hecho un hogar ?me defendi- con mucho amor, mucho cari?o, mucha comprension. -El problema es precisamente ese ?refuto-: que no comprendes. Solo piensas en ti. Estamos encerrados, vemos a muy pocas personas. No pasa nada excitante en nuestras vidas. Tu, como te sientes seguro, no haces nada para que las cosas cambien. Ya no tienes sue?os: estas tranquilo con lo que tienes, como si fueras un pinche anciano. -Oye, no es cierto! ?proteste. -Fijate como hacemos el amor ?dijo, y senti sus ojos inyectados-. Ya no es con la pasion de antes, con la imaginacion de antes. Ahora es mecanico, insulso. Nos damos unos cuantos besos, me la metes, nos ponemos en dos o tres posiciones y yo siempre termino arriba. Una sola vez por noche, y siempre en las noches. Que g?eva, me cae. -Pero la otra vez empezamos en la sala y terminamos sentados frente al espejo? -Hace cuanto que fue la otra vez? Un mes? Dos meses? Y en medio de eso, puras cogidas rutinarias, de una pareja rutinaria. Pero yo no soy una persona rutinaria. Entiendelo de una vez. No lo soy. -Jamas he dicho que lo fueras. -Pero me tratas como si lo fuera, que es peor. Me ves como una persona rutinaria. -Si te fijas en las cosas que hacemos, Victoria por ejemplo, no somos nada comunes. -Pues esa es, apenas, la diferencia. Si no fuera por Victoria, serias una absoluta g?eva de cabron. Se que eres bueno ?matizo-, tienes valores y tambien puedes ser simpatico. Te amo, de verdad. Pero estoy hasta la madre de aburrida de ti. Victoria no es aburrida, es deliciosa. Pero ya lo sabes, no soy lesbiana. -Todo lo que has dicho es muy fuerte ?me incorpore, nervioso, en busca de un cigarro. -Es muy fuerte pero es la verdad. Yo soy neta. Asi me conoces. Los cigarros estaban en la sala. Cuando regrese a la recamara, Elsa me dijo, con un semblante muy serio: -Por que no nos separamos? Por que no te vas a vivir a otro lado, unos ocho meses? En buena onda. Mi primera reaccion era gritarle "Y por que no te vas tu?!", pero me contuve, capaz que me tomaba la palabra y la perdia para siempre. -Dejame pensarlo ?respondi, me di la vuelta y sali a la calle a tomar un poco de aire, a asimilar el golpe tremendo que estaba recibiendo, a pensar que no me podia yo separar asi de Elsa, que ella me necesitaba tanto como yo a ella, a sentir una extra?a sensacion en el estomago. Cuando regrese, Elsa seguia en la cama, con una carita compungida. -Perdoname ?me dijo-, fui muy ruda contigo. -Si. -Por que no intentamos otra cosa, algo que no nos desuna? En ese momento yo me encontraba dispuesto a todo con tal de no perderla. -Que tal una separacion emocional? Que tal si te vas al otro cuarto? -Esta bien ?asenti, pensando que era una derrota, pero podria ser reversible-. -Gracias, amor. Me encantara ser la roommate de Victoria, estoy segura. -De Victoria? -Claro que de ella. Victor podra venir aqui de su trabajo y salir de aqui, pero a el no lo quiero ver. Ya te dije, me da g?eva. Victoria, en cambio, es lindisima. Seria una variacion interesante en nuestras vidas no crees? Suspire resignado. Al fin que Victoria era parte de Victor y que, finalmente, Elsa tendria que ver que era yo quien estaba detras de Victoria. De hecho, pense, podria utilizar a mi yo femenino para librar la batalla por Elsa. * A partir de entonces mi vida empezo a parecerse mas y mas a un cuento transgenero. Me instale en el otro cuarto. Dividi muy bien la ropa en el closet. Pronto note que la parte de Victoria era mas grande que la de Victor, que se habia reducido a dos pares de zapatos, unos tenis, unas cuantas camisas de vestir, cinco trajes, 10 corbatas, dos cinturones, dos o tres camisas sport, tres sueteres, un chaleco, una chamarra y unos jeans. Tambien habia ropa unisex: camisetas, sudaderas y calcetines (de hecho, casi todos mis calcetines eran de mujer). Pero ahora toda mi ropa interior era femenina, ya Elsa se habia encargado de tirar mis boxers, y que a las tangas que habia comprado hacia poco se sumaba una buena cantidad de bikinis usados, cortesia de mi esposa, junto con una docena de brassieres. Si a eso agregamos mis camisones, mi bata de seda con encajes, cuatro pares de pantalones, unas ocho faldas ?la mayoria, herencia de Elsa-, tres vestidos, dos sueteres, un traje sastre, como diez blusas, seis pares de zapatos, dos bolsas, una buena cantidad de pantimedias, unos cinco cinturones ?cuatro de ellos regalados al momento por Elsa- y, por supuesto, la cinturilla y el corset, queda claro que alli estaba el germen de todo un ajuar. Empece a vivir una doble vida. De dia y en la calle, un dedicado funcionario de los servicios nacionales de inteligencia. De noche y en el fin de semana, una mujer muy interesada en su apariencia, encerrada en las cuatro paredes de su casa. La vida era doble en todos los sentidos de la palabra. De dia, me consumia el rencor hacia Rick y hacia Elsa. El, por habermela robado; ella, por haberse dejado robar. Pero no solo me preocupaba, tambien me ocupaba, en los ratos libres, por hacer mi propia investigacion. Algo olia mal de este rico ingles que trabajaba en un banco local. De noche, procuraba pasar rapidamente a mi cuarto, transformarme en Victoria y salir a la sala a convivir con Elsa, expresarle cuanto la queria, a cuanto estaba dispuesto por no dejarla. El camino de la investigacion estuvo mas facil de lo que pensaba. Empece por buscar los resultados de las carreras previas del Grand Prix canadiense. En la de autos antiguos aparecian dos Richards. Richard Monroe, de Grand Rapids, Michigan y Richard Deckard, de Manchester, Reino Unido. Deckard era piloto de la misma escuderia que Oscar Strasser Maestre, Director General de Banca Activa, e hijo del fallecido politico millonario Oscar Strasser Lopez. No se me escapo que el nombre de Rick el corredor fuera el mismo del cazador de androides en Blade Runner. Tampoco se me escapo el hecho de que los Strasser estaban clasificados, segun el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, como potenciales lavadores de dinero del narcotrafico. La DEA los estaba investigando. Mi primera intuicion fue que el tal Rick era un especialista financiero dedicado, precisamente, a que el dinero sucio saliera reluciendo de limpio. Con eso tenia para iniciar una indagacion por cuenta propia. Le pedi a Guillermo Ugarte, mi asistente, que averiguara todo lo que pudiera acerca de un tal Rick Deckard, que corria autos con Strasser Maestre y que podria ser el cerebro financiero detras de movimientos sospechosos en Banca Activa. De alguna manera conoceriamos sus secretos, su flanco debil y encontraria el momento indicado para atacar. Lo extravagante es que ese hombre celoso, templado y decidido, apenas cruzado el umbral de la casa, corria a convertirse en una se?orita amable y servicial para con su roommate, que casualmente era la esposa del hombre celoso. Me rasuraba rapidamente, me vestia, me maquillaba, me ponia la peluca y salia a prepararle la cena o a ofrecerle un cafe a Elsa. Platicabamos un rato y yo le ponia toda la atencion a lo que ella dijera. Ella, sentada en un sofa y yo en el suelo, a sus pies. A veces, tambien dandole un masaje en los pies. Ya no veiamos television juntos. Cada cual tenia una tele en su cuarto. Pero si compartiamos la musica en la sala. Una vez estabamos escuchando a John Lennon. Hubo un momento en el que senti que habia vislumbrado un sendero por el que podria, y podriamos, transitar para cambiar nuestra vida. Al haberme puesto en contacto con mis sentimientos, me habia puesto en contacto con los de Elsa. Le queria decir que la amaba. Lo grite en silencio. Pense que al amarla, le cedia el poder de hacerme feliz, y tambien el poder para herirme, para enojarme, para asustarme. Escuchabamos a Lennon y yo le decia que sentia lo mismo que expresaba el. Esa sensacion de tiritar por dentro, el implorar perdon con el espiritu y con las entra?as, el reconocimiento de que apenas aprendo a discernir lo real de lo superficial, a distinguir la madera y los arboles. Llovia en la calle y llovia dentro de mi. Me quise reconfortar pensando que para que la vida sea completa necesita una dosis de dolor. Elsa me toco y una sensacion calida recorrio mi cuerpo. Me quede ahi, esperando que el momento no terminara. Esperando que el miedo se desvaneciera. -"Your love is very beautiful" ?musito. La observe, y note que sus ojos se dirigian a otro lado. Que no era en mi en quien estaba pensando, sino en Rick. Era, pues, una situacion amarga y paradojica. Mi fantasia de vivir como mujer empezaba a cumplirse, pero, a cambio, sentia el alejamiento emocional de Elsa, la sensacion de que su amor se apegaba al mismo tiempo que mi devocion hacia ella seguia intacta. La sensacion de ser sustituido, yo que me sentia insustituible. La sensacion de que Victor se desvanecia y que a Victoria le costaria mucho trabajo nacer verdaderamente. * Elsa queria que Victoria naciera y tomara vuelo. Se gasto parte de una buena comision en comprarme un tocador propio, para que me pudiera maquillar a gusto y en sustituir los cuadros neutrales de lo que habia sido el estudio por unas reproducciones romanticas, muy femeninas. Ella misma me preparo una sustancia reductora hecha a base de eter, alcanfor, clavo, romero y ruda, que yo me ponia cada tres noches. En fin, pensaba en mi y me lo demostraba. Pero tambien comprobaba que deseaba tener cerca de si a Victoria, y ver a Victor lo menos posible. Un dia me trajo un nuevo regalo, envuelto en un mo?o rojo. Era un vibrador color rosa, de 16 centimetros. -Como no has tenido sexo, pense que te interesaria ?dijo, al ver mi cara de asombro tras abrir el paquete-. Es uno sencillito, de una sola velocidad. Es mas chico que un pene normal, si te das cuenta. Yo habia pensado alguna vez en comprar un vibrador, pero solo para usarlo como auxiliar en nuestros encuentros sexuales. -Y que quieres que haga con el? Que me lo meta? -Claro querida, para que otra cosa lo querrias. Aunque, claro, tambien puedes entrenarte en mamar vergas, que es algo que seguramente te va a gustar. La cosa se ponia preocupante. La otra cosa, el vibrador, se veia algo amenazadora. -Incluso algun dia que estemos calientes nos podemos masturbar juntas ? agrego-. Yo con el dedo, tu metiendote el vibrador hasta el fondo. Te va a encantar, te lo aseguro. Me quede mirandola con cara de incredulidad. -Estas loca ?le dije y me di la vuelta. -Esperate, babosa, no te muevas. Regresa y mirame bien ?me advirtio-. Yo te compre ese regalo porque te amo. Porque se que te va a encantar. No actues como una ni?ita, me estas decepcionando mucho. "Decepcionando", palabra clave. Me quede a escucharla. -Si te miras al espejo vas a encontrar una mujer muy bonita, una mujer guapa y bien formada, una mujer elegante y buena. No te vas a encontrar a un hombre. Ni siquiera te vas a encontrar a un gay, porque ya te saltaste esa etapa. Si vas al espejo, te miras y me dices que ves a un hombre, me vas a estar mintiendo y me vas a estar decepcionando. Ese hombre es la careta social, laboral, que la mujer que eres tu se ha tenido que poner. Y todas las chicas necesitamos sexo. Tu tienes casi cuarenta a?os y eres virgen. Yo que soy tu amiga pense que podrias perder la virginidad con este amiguito ?se?alo el vibrador-, pero en cambio te pones digna, y en vez de agradecermelo y correr de inmediato a tu cuarto para clavartelo, me reclamas y dices que estoy loca. Estoy loca por quererte? Estoy loca porque me doy mas cuenta que tu de que tienes necesidades sexuales? Estoy loca porque se que puedes hacer muy feliz a un hombre? No te hagas ilusiones, tu lo que quieres, en lo mas hondo de tu corazon y de tu culo, es verga. Las lagrimas se me empezaron a agolpar en los ojos. Todo era confusion. Hacia eso porque me queria o porque buscaba no dejar rastro de mi virilidad? De verdad deseaba yo un hombre, una verga? Por que aguantaba esa humillacion? Era una humillacion o un favor? Era yo una malagradecida? Una mujer reprimida? De verdad podria yo hacer feliz a un hombre? Mas de lo que podia hacer feliz a Elsa? -No llores, bonita, ven aqui ?dijo Elsa, dulcificando su tono de voz-. Ven, te voy a ense?ar. Saco el vibrador de su caja y se lo puso entre las piernas, como si fuera su falo. Avance hacia ella y me sente en mi lugar preferido: a sus pies. -Vamos, Victoria, dame una mamadita. Me arrodille y empece a besar la punta del vibrador. Elsa me iba dando instrucciones, muy lentamente. -Asi, mi reina, con cari?o, que es muy sensible. (Yo sentia el plastico, pero me iba acostumbrando a la forma). -Ahora tomalo de la base. (Lo hice con las dos manos, como si fuera real). -Leng?eteamelo. (Obedeci y me empece a excitar, era nuestro primer juego erotico desde la separacion emocional). -Ahora tragatelo todo, ahora goza en tener un pito adentro, bonita, un pito que te gusta mucho. (Lo trague con mucho cuidado, sin que lo rozaran mis dientes, en un autentico entrenamiento). -Que rico, mi reina, que rico mamas verga. (Succionaba con debilidad, pero lamia con animo y sentia que mis labios se hinchaban, avanzaban, querian mas y mas). -Te gusta la verga verdad?". (Asenti con fuerza sin dejar de apretarla entre mis labios). -Y tienes el culo mojado, lubricado, que ya la quiere dentro. (Puse mi mente en el culo y, aunque no lo senti humedo, note que tenia peque?os espasmos). -Culo rico, culo ansioso, culo necesitado. (Senti que los espasmos se hacian mas grandes). -Y la verga ya esta lubricada tambien. Es el momento de metertela. (Aparto el cuerpo, dejandome a solas con el vibrador). -Subete la falda, bajate las medias y los calzones, sigue mamando. (Obedeci, mientras con una mano sostenia el vibrador en la boca, con la otra me bajaba la ropa). -Ahora metetela. (Al principio, y tambien a la mitad, senti un dolor fuerte, porque la entrada estaba mucho mas seca de que lo que me imaginaba, pero la parte final entro con facilidad, y en pocos segundos tenia todo el vibrador adentro). -Ya ves que facil te entro ?dijo finalmente, con aires de conocedora-. Ese culo tenia hambre. La he de haber mirado con los ojos muy abiertos, sobrecogidos. Estaba yo sentada con las piernas abiertas, con un peque?o mastil clavado en el culo, un mastil que habia yo lamido amorosamente entre las piernas de Elsa, y que me impelia a moverme mas, a menearme y contonear las nalgas. Un mastil, tenia ya que aceptarlo, que me daba placer. -Acomodate, relajate ?prescribio Elsa- y por favor acomodate entre las piernas ese clitoris enorme que no se ve muy femenino. Acate de nuevo sus ordenes y el ligero dolor que sentia por estarmelo aplastando sumaba mas placer. -Que rico! Que rico! Esta delicioso! ?grite, al fin. -Por supuesto Victoria. La verga es deliciosa. Te gusta la verga? -Me gusta! Me gusta! Me encanta! -A ver, sacatela y tuercele la parte inferior. Asi lo hice. Al arquear su base, el pene empezo a vibrar. Me lo pase por la boca para lubricarlo. Sabia ligeramente a excremento. Me escupi la mano y la pase por el falo. Luego me lo meti de un golpe. La cosa vibraba dentro de mi y yo toda vibraba. Subia y bajaba deseando mas, ansiando que la cosa creciera dentro de mi, que eyaculara con fuerzas. -A ver, Victoria, dime: Que es lo mas rico que hay en la vida? -Tener una verga dentro. -Es lo mas rico para cualquier mujer. Verdad? -Si, lo mas rico ?y sentia choques electricos que me subian desde la base de la espalda hasta la cabeza. -Y tu vas a querer mucha verga? -Si, mucha verga. -Y agradeces mi regalo? -Gracias, gracias! ?gemi. -Gracias por que? -Por la verga que me diste, mi amor. -No soy tu amor, soy tu amiga. No soy lesbiana. -Perdon Elsa, perdon. -Y vas a usar mi regalo todas las noches? -Si. Todas las noches. -Lo vas a usar hasta que te des cuenta de que no puedes vivir sin meterte una verga. Hasta que sientas que algo te falta si no tienes una verga dentro. Hasta que te sientas incompleta sin ella. Hasta que no pase una hora del dia en la que no la desees ?siguio diciendo, mientras me venia calientito, en un orgasmo lento que se ampliaba y se desdoblaba mas por dentro que por fuera y que me hacia desear que ese objeto se quedara en mi para siempre. Elsa no tardo, sin embargo, en romper el encanto: -Ahora vete a lavar, que has dejado un cochinero. Yo me voy a terminar de masturbar en mi cuarto, me puse muy caliente.