Julia
- 3 years ago
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Sent? que casi me daba un ataque. Imposible negar cualquier cosa, mis senos
estaban expuestos y el beb? estaba amamantando.
-Cu?ntame todo, desde el principio.
Lo hice. Le dije toda la verdad, y ella me escuch? en silencio hasta el
final.
-La verdad es que ya lo sab?amos casi todo, obviamente que tienes senos y
eso, esto fue solo la confirmaci?n. Mira, podemos seguir m?s o menos como
hasta ahora, yo ya no tengo leche y lo m?s sano para el beb? es la leche
materna, as? que tienes que seguir amamant?ndolo. Pero ya no lo tienes que
hacer en secreto. Ven, quiero darte algo.
Fuimos a un cl?set y me dio unos brassieres.
-Son m?s o menos de tu tama?o, eres una copa C, casi D.
A partir de entonces, empec? a usar sostenes y blusas. Ahora s? sal?a a
veces con mis parientes al campo, de vez en cuando alej?ndome discretamente
para darle pecho al beb? (despu?s supe que mis primos me segu?an a
escondidas y me espiaban para ver mis senos).
Los cambios f?sicos continuaron. Not? que mi pene, que nunca hab?a sido muy
grande, se encog?a, y pronto fue como el de un ni?o chico. En realidad,
salvo entre las piernas, mi cuerpo ya era de mujer, y ahora que mi secreto
se sab?a, me vest?a como tal de la cintura para arriba.
Como era verano, hac?a calor y por lo mismo era c?modo usar tops de
tirantes, sin manga. Y aunque yo en teor?a segu?a siendo un chico, bueno,
pens? que era necesario rasurarme las axilas, a pesar de que no ten?a m?s
que unos cuantos pelos. Para entonces, por cierto, ya no necesitaba
rasurarme la cara. Las cosas que hab?a hecho antes, usar bra y blusas, las
pod?a justificar por comodidad, pero rasurarme las axilas fue o por lo menos
pareci? algo distinto.
No s? si eso fue lo que motiv? a mi t?a, pero al d?a siguiente encontr?
sobre mi cama varios montones de ropa, toda de mujer. Pantaletas,
brassieres, medias, mallas, zapatos de mujer, blusas, faldas, maquillajes,
etc. Mientras yo admiraba todo esto, entr? mi t?a.
-Hola, Julia. Creo que no te podemos seguir diciendo Julio. Jos? Fernando me
ayud? a subir todo.
Jos? Fernando era uno de los trabajadores de mis t?os.
-Por cierto, acabo de hablar por tel?fono con tus padres y les cont? todo.
Creo que dej? de respirar.
-No te preocupes, los convenc? que la salud del beb? es primero y est?n de
acuerdo en que te quedes con nosotros hasta el destete, la escuela puede
esperar.
Media hora despu?s, yo estaba en el ba?o rasur?ndome las piernas con un
rastrillo rosa. Me vest? despu?s ahora s? completamente de mujer, de pies a
cabeza. No puedo describir la sensaci?n de subir mis pantaletas por mis
piernas sin vello, la sensaci?n de ponerme falda, etc. A partir de que sal?
del ba?o, ya vestida de mujer, todo mundo me dec?a Julia como si nada, y
hasta Jos? Fernando, que siempre me hab?a saludado con un "Buenas tardes,
joven Julio" ahora me salud? con un "Buenas tardes, se?orita Julia."
Mi rutina se convirti? en, aparte de amamantar al beb?, que mi t?a y mis
primas me ense?aran sobre ser mujer, cosas como andar con tacones,
maquillarme, etc.
Un d?a, en mi cuarto, mientras me estaba acabando de arreglar para alcanzar
a los dem?s, que se hab?an adelantado, o? que se abri? la puerta. Era Jos?
Fernando.
-Est?s bien buena, g?erita.
Me sonroj?... Como se atrev?a...
-No puedes negar que eres una hembrita, no escondas lo que eres, mamacita.
Eres una hembrita, y aqu? tienes tu macho para que te monte.
-No, yo... s? que lo que hago... pero...
-?Le das la teta a un ni?o, y todav?a dices que no eres hembra? Ya ver?s
cuando entres en celo, pero en celo o no, hoy un macho te va a dar en el
culo.
-No, no quiero...
-Mira, mamacita, te voy a montar como un semental a una yegua. Me arroj? a
la cama.
-A ver, g?erita, ponte en cuatro patas, eres una yegua y ya lleg? tu
semental.
Por alguna raz?n le obedec?. Me alz? la falda, me baj? las pantaletas de un
tir?n, escupi? sobre mi ano y pronto sent? su verga contra mi ano. Nunca
hab?ia siquiera besado a un hombre, y ahora uno me estaba cogiendo. Al
principio gem? de dolor, pero a partir del momento cuando sent? su vello
p?bico contra mis nalgas, empec? a gemir de placer.
Esa noche, not? para mi sorpresa que mis test?culos hab?an desaparecido. Mi
escroto estaba vac?o, como si mi cuerpo los hubiera absorbido. Mi pene
segu?a all?, aunque diminuto y por supuesto ten?a que orinar sentada.
Empez? una nueva rutina, mis d?as inclu?an amamantar al beb? y tener sexo
anal con Jos? Fernando.
Not? un d?a que, al orinar, ya ni siquiera orinaba a trav?s de lo que hab?a
sido un pene, sino a trav?s de un nuevo orificio. Mi pene ya no era
realmente m?s que un cl?toris. Mi escroto vac?o se encogi? gradualmente,
cambiando de forma. Con el paso del tiempo, apareci? una peque?a ranura
donde hab?a alguna vez tenido un escroto, entre mis nuevos labios vaginales.
Volv? a tener sue?os er?ticos. So?e, por ejemplo, que estaba en mi fiesta de
quince a?os, pero en vez de bailar con los chambelanes, ten?a sexo con
ellos, en la misma pista. So?? que era una prostituta embarazada, que
mientras atend?a a un cliente pod?a sentir al beb? moverse dentro de m?.
So?? que era una adolescente en una pel?cula de terror y en alg?n momento me
abrazaba de un desconocido en la butaca de junto, ?l me alzaba y me colocaba
sobre sus piernas, me alzaba la falda, me bajaba las pantaletas, me cog?a.
Eventualmente lleg? el destete. Fue una cosa gradual, en lo que el beb? se
acostumbraba. Pens? que, como el darle pecho hab?a desencadenado los
cambios, tal vez con el destete se revertir?an o por lo menos dejar?an de
ser tan marcados. Mis senos se encogieron un poco al dejar de producir
leche, pero segu?a siendo una copa C y nada m?s cambi? realmente, hasta que
pas? como un mes.
Me baj? la regla.
Mi t?a hizo chistes sobre que ya estaba m?s que en edad de que me bajara la
regla. Mis primas me trataron como a una hermana menor algo ingenua en estas
cosas.
No pod?a ocultarle a Jos? Fernando, claro est?, que usaba una toalla
sanitaria, que estaba menstruando. Cuando vio eso, se sorprendi? bastante.
-?O sea que s? puedes traer ni?os al mundo?
Me dej? de violar, si es que se le puede llamar violaci?n a lo que pasaba, y
me empez? a cortejar, me llevaba flores y regalos, hasta que un d?a me pidi?
que me casara con ?l.
-Pero... s? que ahora soy mujer, que quiz? siempre lo fui por dentro, pero
sobre el papel soy hombre, nac? hombre.
Result? que ?l hab?a pensado en todo. Fuimos al Registro Civil, donde yo
cont? que hab?a nacido en el pueblo pero nunca me hab?an registrado y
despu?s de algunas vueltas me dieron una nueva acta de nacimiento, en la que
me llamaba Julia y ten?a dieciocho a?os.
La boda fue una cosa sencilla, una boda de pueblo. A pesar de todas las
veces que mi esposo me la hab?a metido por el culo, mi co?o era virgen y en
ese sentido merec?a casarme de blanco.
Yo cre?a que ya me hab?a entregado a mi esposo cuando me hab?a puesto en
cuatro patas para recibir su verga en mi trasero, pero no era as?, ning?n
hombre puede saber lo que es entregarle un co?o virgen a un hombre, un hoyo
que existe para recibir vergas y dar luz a ni?os, ning?n hombre puede saber
lo que es abrirse de piernas sabiendo que te puedes embarazar. Cuando ?l
eyacul? dentro de m?, por instinto femenino supe que estaba embarazada. El
tiempo me dio la raz?n.
Ahora soy ama de casa y, aparte de nuestro hogar, me dedico a cuidar al
beb?.
Si estoy cachonda, basta con que le muestre pierna a mi esposo o menee el
trasero para que me lleve a la cama.
Nadie de la familia de mi esposo sabe que no nac? con un co?o entre las
piernas. Creen que yo era la sirvienta de mi t?a y nana de su beb?, y que
as? me conoci? mi esposo.
Me gustar?a seguirles contando mi historia, pero tengo que amamantar a mi
beb?.
Maddy
- 19.06.2020
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