Lauryn Goes to Disneyland
- 2 years ago
- 28
- 0
Lauryn Tras La Pista free porn video
UNOS D?AS ATR?S
Kate y sus amigas hab?an llegado a la peque?a mansi?n poco antes del medio d?a. Su padre le hab?a dejado la casa para una peque?a fiesta de fin de semana. Kate llevaba pidi?ndolo meses. Hab?a esgrimido toda clase de argumentos para lograrlo. Un merecido descanso, aprovechar con sus amigas para alejarse de la universidad, la recompensa por tanto tiempo de dedicaci?n a los estudios. Al final, en el ?ltimo momento, su padre hab?a cambiado de opini?n. Kate cre?a que al principio hab?a estado intentando evitar la mala imagen de cara al p?blico. Albert, su padre, se presentaba a la alcald?a de la ciudad. Toda la familia deb?a dar muestras de compromiso y austeridad. No importaba, hab?a acabado cediendo.
En realidad, la joven pod?a entender los motivos de su padre. Era rubia natural, al igual que su hermana y su madre, con melena por debajo de los hombros . Ten?a los ojos entre azules y verdes, p?caros a la vez que risue?os. Labios carnosos, un lunar por encima del superior, completaban un rostro casi angelical. Sus medidas tambi?n eran de infarto. No ten?a la t?pica figura de quien se desvive por cuidarse. Nada m?s lejos. En su caso era natural. Las piernas y las caderas, sin ser su mayor atractivo, luc?an casi como las de una modelo, un poco menos escu?lidas. Sobretodo destacaban los pechos. J?venes, grandes, y firmes. El tama?o justo para destacar sin resultar vulgares.
Desde luego era una preciosidad. La prensa la hab?a seguido desde los inicios de Albert en pol?tica. No hab?an encontrado ning?n esc?ndalo c?mo tal vez pod?a esperarse de una joven de belleza tan explosiva, Kate no daba motivos. Le gustaba una buena fiesta tanto como a cualquiera, pero salvo alguna peque?a borrachera, siempre hab?a sido una buena chica, discreta en cuanto a su vida sexual? que tampoco era tan activa. Tan solo se hab?a acostado con su ex novio, pero este la hab?a dejado unos meses atr?s, cuando empez? el acoso de la prensa.
Para Kate esta era la ocasi?n ideal, el momento de dejar atr?s el trasiego del d?a a d?a. Disfrutar de la playa privada, sin periodistas carro?eros cerca, pasar el tiempo con sus amigas, montar una fiesta en condiciones tras un par de noches, y tal vez invitar a unos chicos. No hab?a ido all? pensando en conseguir un ligue o en dejarse seducir, pero tampoco se cerraba esa posibilidad.
Le result? f?cil convencer a sus amigas de toda la vida. Todas quer?an unos cuantos d?as de independencia y diversi?n. Tambi?n se parec?an en algo m?s, todas ven?an de buena familia, incluso del mismo barrio.
Alexandra, a la que todos llamaban Alex, era casi como su hermana. Llevaban toda la vida juntas. Ten?a el pelo casta?o claro, siempre recogido en una cola, y los ojos grandes y grises. Su rostro tambi?n era bastante jovial, aunque ten?a un aire m?s inocente que las dem?s, tal vez por ser la ?nica virgen del grupo. Aunque era un poco m?s bajita que Kate, ten?a los pechos casi igual de grandes. Su piel era tal vez demasiado p?lida, eso s?, sin afearla un ?pice. Con respecto a su amiga, Alex sal?a ganando en el trasero. Siempre hab?a tenido montones de pretendientes. Siempre los hab?a rechazado. Ning?n novio le duraba mucho tiempo. Ten?a la firme convicci?n de llegar virgen al matrimonio. Algo as? echaba para atr?s a la mayor?a.
Jaimie era la que menos llenaba el sujetador, tambi?n la m?s alta. Sus facciones pod?an ser algo m?s duras que las de sus amigas, pero resultaba igual de atractiva. Ten?a ese aire de mujer inalcanzable y elegante, a pesar de su corta edad. La melena, negra como el ?bano, llegaba a mitad de la espalda. Tend?a a rizarse un poco y Jaimie ya no luchaba contra ello ni intentaba alisarlo. Hab?a descubierto que encantaba a los hombres. Gran ventaja para una chica presumida como ella. Sus ojos, generalmente m?s serios e incluso un poco arrogantes, eran del color de la miel. Sus pechos eran m?s peque?os, aunque tampoco estaba plana, al contrario, su figura resultaba bien proporcionada, estilizada, elegante. C?mo Kate, no era virgen, pero su car?cter exigente le imped?a tener una pareja estable y ella se ve?a por encima del sexo espor?dico. Ten?a un gran concepto de s? misma. Quien quisiera disfrutar de sus encantos deb?a gan?rselo a pulso.
Ya atardec?a mientras las tres disfrutaban de una tarde tranquila junto a la piscina. Al d?a siguiente bajar?an a la playa a tomar del sol antes de comenzar los preparativos de la gran fiesta. Antes, solo quer?an pasar un tiempo solas. La universidad ya no les dejaba tanto tiempo para hablar c?mo antes.
Kate estaba sentada al borde de la piscina con las piernas dentro del agua. Llevaba la parte de debajo de un bikini verde. A parte de eso solo vest?a con una camiseta blanca que marcaba sus deliciosos pechos a la perfecci?n.
Jaimie jugueteaba con su m?vil mientras permanec?a recostada sobre una tumbona a pocos pasos del jacuzzi. Ninguna de las tres entend?a por qu? el jacuzzi no estaba a nivel de suelo, c?mo la piscina. Tal vez lo hab?an a?adido despu?s. La joven vest?a un sensual bikini morado, y tambi?n llevaba una camisa negra, ahora abierta, preparada para cuando comenzase a refrescar.
Alex se hab?a tumbado directamente sobre el c?sped, boca abajo. Llevaba unos shorts vaqueros y una camiseta negra, sin mangas, tambi?n ajustada.
Las tres hablaban sobre cosas intrascendentes. Los nuevos moscones a los que Jaimie hab?a rechazado, los progresos de Alex en la carrera de medicina, o lo atareado de la agenda de Kate desde que su vida hab?a pasado a formar parte de la campa?a de su padre.
Ninguna de las tres esperaba lo que iba a ocurrirles.
UNOS D?AS DESPU?S
Lauryn era una periodista de ?xito. A pesar de su corta edad, se hab?a ganado el respeto de sus compa?eros por sus arriesgados reportajes. A ella no le interesaba quien se acostaba con quien, ni los desvar?os del famoso de turno. No, ella era periodista de investigaci?n. Hab?a destapado varios esc?ndalos. Corrupci?n, desfalco, estafas a gran escala. Todo peri?dico serio se peleaba por tenerla. Ella los ignoraba, prefer?a el trabajo de freelance.
Al principio no hab?a sido f?cil. El resto del gremio la consideraba una cara bonita que, sin duda, hab?a avanzado en la vida a base de mamadas. Hab?an tardado en darse cuenta, pero se equivocaban. S?, era cierto que Lauryn pose?a gran belleza. Ten?a el pelo negro, dej?ndolo caer en una corta melena hasta los hombros. Su figura era envidiable, la de una bailarina, no en vano hab?a dedicado varios a?os, incluso durante la universidad, al baile. Casi se hab?a convertido en profesional? pero decidi? seguir en el periodismo. Tal vez los pechos no eran demasiado grandes, algo m?s peque?os de la media. El culo compensaba con creces. Sin embargo todo palidec?a en comparaci?n a sus ojos. No era el color, marr?n oscuro, nada fuera de lo normal. Era el tama?o. Ten?a unos ojos grandes, expresivos, seductores y tiernos, c?lidos. Muchos pod?an pasar horas mir?ndolos. Todo su rostro era simplemente hermoso, con una sonrisa preciosa, facciones dulces, delicadas? pero sin duda los ojos hac?an que muchas veces la gente olvidase fijarse en lo dem?s.
Respecto a esos primeros rumores, totalmente infundados. No era ninguna mojigata, disfrutaba del sexo como cualquier persona, pero no era una herramienta para ella. Era incluso un tanto pudorosa y tradicional, falta de ganas de experimentar. Desde luego distaba mucho de ser la puta que algunos afirmaron cuando a?n no se hab?a labrado un nombre. Tal vez muchos simplemente quer?an acostarse con ella y acababan decepcionados al no conseguirlo.
Lauryn estaba en el dep?sito, releyendo el informe de las autopsias y a la vez el informe policial. Ambos eran clasificados, pero ella sab?a qu? teclas tocar para conseguirlos. Miraba fotos, bastante asqueada. Le?a y le?a. Aquello no ten?a sentido. Kate Lacroix, hija de Albert Lacroix, uno de los m?s firmes candidatos a la alcald?a, hab?a aparecido muerta en la casa de campo familiar. Junto a ella sus dos amigas de toda la vida. Los cuerpos castigados, ultrajados, con abundantes restos de semen, sobretodo el de la joven Lacroix. El forense hablaba casi de tortura para las tres chicas. Por supuesto, siendo las tres ni?as ricas, una de ellas hija del posible nuevo alcalde, la polic?a hab?a comenzado a investigar r?pido. El propio comisario, amigo personal de la familia, llevaba las riendas del caso. Su informe hablaba de un grupo de ladrones. All? empezaba a perder sentido todo.
Lauryn sab?a que hab?a grupos c?mo esos dedic?ndose a robar en casas de lujo, sobretodo en fincas aisladas como esa. Algunas bandas utilizaban niveles alarmantes de violencia, pero no mataban a sus v?ctimas. No hab?a motivos. De hecho, en la zona se hab?an denunciado varios robos pero ninguna violaci?n en las v?ctimas. La versi?n oficial es que de alg?n modo las chicas hab?an identificado a los asaltantes y estos las hab?an matado. Eso podr?a parecer profesional. Un gesto tan profesional contrastaba con dejar los cuerpos llenos de semen.
Su instinto de periodista se hab?a disparado. No era por ver un informe descuidado, no era el primero ni cre?a que fuese el ?ltimo. Lo que le chocaba era que estuviese firmado por el mism?simo comisario, sin admitir pegas ni correcciones.
Aunque detestaba este tipo de cr?menes, decidi? investigarlo. Se ol?a algo interesante. Por desgracia necesitaba un poco m?s de informaci?n para ir empezando. En seguida llam? a su amiga Rebecca. Era polic?a, detective de homicidios. No pertenec?a a la misma comisar?a, pero podr?a ayudar. Lo malo ser?a deberle otro favor. El d?a que decidiese cobr?rselos?
Rebecca estaba tumbada de espaldas sobre la cama, desnuda. La detective era una de esas mujeres hermosas sin propon?rselo. Era rubia, de pelo corto aunque con peinado femenino. Sus ojos azules resaltaban en una cara hermosa y redondeada. En aquel instante los manten?a entrecerrados mientras se mord?a el labio inferior y agitaba la cabeza de un lado a otro, llegando a morder la almohada, con el rostro torcido de placer, gimiendo despreocupadamente.
Arqueaba la espalda agitando as? a?n m?s su glorioso par de tetas. Algunos compa?eros bromeaban diciendo que si se cansaba de la polic?a, pod?a trabajar c?mo modelo de lencer?a. No les faltaba raz?n, sus pechos eran casi perfectos, y muy sensitivos como demostraba la mano de su amante mientras jugueteaba con el pez?n izquierdo. Sus piernas, bonitas y musculosas, se encontraban entrelazadas sobre los hombros de un tipo grande y pelirrojo. Este se afanaba en utilizar la lengua con maestr?a, causando orgasmo tras orgasmo.
Rebecca ya no sab?a c?mo retorcerse. Su novio, o m?s bien prometido desde esa misma noche, siempre hab?a sido h?bil con el sexo oral. Una cualidad que Rebecca ve?a escasear entre los hombres ?ltimamente. Ted era distinto, sab?a complacerla y lo estaba demostrando. Ella hab?a tratado de contenerse, de aguantar un rato m?s. No le gustaba parecer demasiado poco exigente. Ya no pod?a m?s. Simplemente se abandon? a la lujuria mientras se agitaba m?s a?n, moviendo las caderas para incrementar a?n m?s el placer. No estaba segura de si era amor o solo sexo, pero era un sexo por el que merec?a la pena arriesgarse.
Tras el ?ltimo y demoledor orgasmo, uno casi capaz de hacerla perder el sentido, comenz? a sonar el tel?fono. Rebecca dud? en cogerlo. No lo habr?a hecho si la melod?a no hubiese interrumpido la labor de Ted.
-Sigue - intent? empujar la cabeza entre las piernas otra vez. - Ya llamar?n otra vez.
Ted sonr?o con malicia y le acerc? el tel?fono a la preciosidad rubia que se derret?a en oleadas de lujuria y deseo. Rebecca lo cogi? entre decepcionada y frustrada. Vio el nombre de Lauryn antes de descolgar.
-M?s vale que sea importante, zorra, o te voy a patear el culo. S?, s? interrumpes algo. ?Si era importante?, pues s?, ten?a la lengua de Ted en ?l? oye, t? has preguntado, y me has interrumpido. - Se notaba que estaba de mal humor. Solo era tan grosera cuando estaba de mal humor.
-De acuerdo, te escucho, pero esta vez me la debes bien grande. ?Qu??, esa ni siquiera es mi comisar?a? vale, vale, es verdad, aciertas a menudo. Har? unas preguntas, pero no prometo nada, ?vale?
Colg? a tiempo para ver a Ted buscando su ropa. La vida de un bombero tampoco era f?cil? pero no estaba dispuesta a dejarle ir as?.
-Eh, grandull?n - dijo con voz lasciva - no quiero que te vayas as?.
Se levant?, a?n desnuda, y camin? despacio hacia su prometido. Le acarici? el pecho con la punta de los dedos, suavemente. Necesit? ponerse de puntillas para darle un beso tierno y apasionado, saboreando sus propios jugos vaginales.
-Creo que te debo un favor, solo por ser justos.
Se arrodill? poco a poco mientras comenzaba a masturbar el pene del grandull?n. Mientras este alcanzaba la erecci?n, Rebecca lo lam?a suavemente, acariciando los test?culos con la mano izquierda. Cuando ya estaba completamente duro, introdujo el glande entre los labios. Comenz? poco a poco, apretando con suavidad, jugando con la lengua, y sin dejar de masturbarle con la mano derecha. Entonces fue ella quien se encontr? las manos de Ted agarr?ndola por el pelo, y con las caderas de su amante bombeando. El ritmo de ambos, perfectamente acompasado, fue aumentando progresivamente. Ambos perdieron la noci?n del tiempo hasta que Ted, por sorpresa, comenz? a correrse. Rebecca no tuvo m?s remedio que tragar las primeras eyaculaciones. No las esperaba. Despu?s pens? en sacar el miembro de la boca, pero Ted la mantuvo sujeta. No hizo falta forcejear mucho, Rebecca sab?a ser justa. No le gustaba para nada trag?rselo, sin embargo con el servicio que ella misma acababa de recibir, estaba dispuesta a ser m?s comprensiva por una noche.
A la ma?ana siguiente, Lauryn conduc?a su peque?o coche hacia el centro. Si ten?a raz?n y los asesinatos no eran consecuencia de un robo, deb?a investigarlo como cualquier otro crimen de alto perfil. No pod?a ir a Albert Lacroix, acosado por una legi?n de otros periodistas, y preguntarle por sus enemigos. Decidi? preguntar a Brenda Lacroix, hermana de Kate. La joven tambi?n deb?a estar afectada, era su hermana despu?s de todo. Seg?n sab?a ambas se llevaban bien. Los Lacroix no eran el t?pico ejemplo de familia escandalosa que salta a los medios. Brenda, que cursaba su ?ltimo a?o de estudios, ten?a un ?tico propio, regalo de pap?, en el centro de la ciudad. Confiaba en poder encontrarla all?.
Blaze
- 17.05.2021
- 21
- 0
