Una nuova esperienza pt 2
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Una Historia Fascinante - An Awesome Story free porn video
Una historia fascinante
Desde que tengo uso de raz?n he sentido una especial atracci?n por la
ropa de mujer. No sabr?a decir porqu? empez? todo aunque s? recuerdo
cu?ndo y c?mo empez?: por unos zapatos de tac?n de mi madre que me puse
en mis infantiles pies de 12 a?os. Desde entonces, esta "afici?n" fue
creciendo y, en la actualidad, a mis 27 a?os, aprovecho la soledad de mi
piso de soltero para vestirme de mujer siempre que me apetece, que suele
ser bastante a menudo. Incluso he llegado a utilizar un seud?nimo para
referirme a "ella": Claudia Moreno es el nombre de la mujer que se
esconde dentro de m?.
Claudia nunca ha salido a la calle aunque est? dese?ndolo pero hay una
persona que s? la conoce. Se trata de una mujer llamada M?nica y ?sta es
la historia de c?mo nos conocimos. Esto ocurri? cuando ten?a 25 a?os y no
viv?a solo as? que ten?a que escaparme a hoteles para poder disfrutar de
Claudia.
Hab?a llegado a B*** sobre la una del mediod?a de un s?bado y pensaba
quedarme a dormir esa noche y volver a casa el domingo. Mi intenci?n era
pasarme todo el tiempo en el hotel vestido de Claudia, con elegante y
bonita ropa que tra?a en una maleta.
Nada m?s entrar en la habitaci?n, me alegr? de que hubiera moqueta por
todo el suelo, eso me permitir?a caminar con los tacones altos sin que
nadie se enterara y sin molestar a los dem?s clientes con mis taconeos.
Comenc? la jornada d?ndome una ducha caliente de una media hora. Sal?
desnudo del ba?o y comenc? a vestirme con la ropa que tra?a. Entre las
novedades que hab?a comprado recientemente se encontraban una falda negra
ajustada, una blusa blanca, una chaquetilla de lana de color azul y unos
zapatos negros de tac?n alto y abiertos en el tal?n, todo comprado en
Zara.
Tras ponerme el conjunto de lencer?a de color azul cielo y con detalles
de encaje, me ajust? las medias negras al liguero del mismo color. Me
levant? y me coloqu? bien las tetas (en realidad, unos calzoncillos
envueltos en medias de color carne). Acto seguido me fui vistiendo con
toda la ropa reci?n comprada en Zara: la blusa, la falda, la chaqueta de
lana y los hermosos zapatos. No ten?a maquillaje a mano aunque s? una
peluca larga de pelo liso y moreno. Me ce?? la cintura con un cintur?n
finito de cuero negro y ya estaba lista.
Camin? un rato por la habitaci?n con la seguridad y el aplomo que da
saber que nadie va a o?r tus taconeos. Luego, me sent? en un comod?simo
sill?n y fum? un cigarrillo mientras me tomaba un trago del mueble bar.
Cog? un libro que estaba leyendo por aquellos d?as y me dispuse a pasar
una agradable velada en compa??a de la mujer m?s sexy que conoc?a: yo
misma.
A la media hora comprob? que no pod?a concentrarme en la lectura porque
no dejaba de admirar mis piernas, embutidas en las medias negras, y mis
pies, metidos en los preciosos zapatos negros de punta. Para m?s inri,
hab?a colocado un gran espejo enfrente de m? para poder verme al
completo.
En media hora apenas hab?a le?do tres p?ginas del libro, descentrada por
mi turbadora imagen en el espejo, y no cesaba de acariciarme por encima
de la falda hasta que not? que aquello empezaba a estar h?medo.
Lamentablemente, no hab?a escondido mi pene entre las piernas
protegi?ndolo con un tamp?n. Lo llevaba en su posici?n natural y seg?n me
iba excitando, aquello iba creciendo. As? que tom? una decisi?n: me
levant? y me baj? la falda y las braguitas azules. Introduje mi pene en
un calcet?n -no ten?a nada mejor a mano- y me lo ech? para atr?s,
sujetando el calcet?n entre las nalgas. Me volv? a subir las bragas y me
ajust? la falda a la cintura.
Me hab?a entrado sed y descubr? que en el mueble bar hab?a vodka y otras
bebidas alcoh?licas. Me serv? un vodka con zumo de naranja que estaba
delicioso, encend? otro cigarrillo y me puse a ver la tele, intentando
desviar la mirada de la maravillosa imagen que me devolv?a el espejo.
As? estuve otra media hora y decid? comer algo. Hab?a tra?do pan y
embutido y me hice un bocadillo. Ten?a hambre pero no quer?a que se
demorara mucho la comida. Terminado el bocadillo, intent? echar una
siesta. Me quit? los tacones, la falda, la chaqueta y la blusa y me qued?
en ropa interior. Abr? la maleta y saqu? un camis?n rosa largo y con una
cinta para atarlo a la cintura.
Abr? la cama y me ech? a descansar. No tard? mucho en dormirme porque
estaba cansado del viaje en coche que hab?a hecho para llegar hasta all?.
Cuando me despert? eran las seis de la tarde. Afuera comenzaba a
oscurecer. Ten?a el sujetador casi del rev?s, las medias todas revueltas
y hab?a mojado un poco las braguitas. Me levant? con pesadez y me fui al
ba?o a despejarme un poco la cara y a ponerme todo en su sitio. Regres? a
la habitaci?n caminando sobre las puntas de los pies y decid? vestirme de
nuevo con la misma ropa que llevaba antes. Me estaba calzando cuando son?
el tel?fono: un nuevo mensaje.
Me acerqu? a coger el tel?fono y vi que era uno de esos anuncios del 803.
"Chicas de tu ciudad" se llamaba. A punto de borrarlo, se me ocurri? una
idea grotesca. Me sent? en el sill?n y marqu? el n?mero de tel?fono. Di
mi prefijo y una voz femenina grabada me gui? por el men? hasta que
escuch? la voz de otra mujer, ?sta vez en directo.
-Hola.- dijo ella.
-Hola.- susurr?.
-Me llamo M?nica. ?Qui?n eres?
-Soy Enrique.- ment? sobre mi nombre.
-Hola Enrique, encantada de conocerte. ?Tambi?n eres de Burgos?- pregunt?
-S?, bueno, no... estoy aqu? de paso, en un hotel.
-?Y qu? haces ahora?
-Estoy acarici?ndome el pene a trav?s de unas braguitas que llevo
puestas.
-?En serio?
-S?, ?te molesta?
-No, si te digo la verdad, me da morbo. ?Qu? m?s llevas puesto?
Le cont? todo lo que llevaba y estuvimos hablando durante media hora. Al
acercarse a este punto, que la llamada es finalizada por imperativo
legal, ella me dijo que le apetec?a conocerme. Le dije d?nde estaba
alojado y me dijo que me llamar?a luego.
Ni qu? decir tiene que durante la llamada me hab?a puesto excitad?simo,
pensando en M?nica y en c?mo iba yo vestido. Una de mis fantas?as
sexuales est? relacionada con Claudia jugando sexualmente con otras
mujeres y aquella chica, que me trat? con educaci?n, me hab?a excitado
hasta decir basta. Ten?a el pene, embutido entre las piernas, a punto de
explotar. Me levant? y camin? por la habitaci?n, evitando acariciarme
porque no quer?a correrme ya. Llevaba una media hora mojando las
braguitas y aquella sensaci?n de estar a punto de correrte pero no
hacerlo era incre?ble.
Decid? tumbarme en la cama y atarme los tobillos y las mu?ecas para
intentar no masturbarme salvajemente, de lo excitado que estaba. Cog?
unas medias y me at? a la cama intentando controlar mi ansiedad. Cuando
comprob? que mi pene volv?a a estar fl?ccido, me qued? en la cama, m?s
tranquilo, y me qued? dormido.
Una llamada me despert?. Sonaba el m?vil. Lo cog? y vi que pon?a n?mero
privado. Descolgu? y contest?.
-Hola, Enrique, soy M?nica, perdona por no haberte llamado antes pero...
bueno, que estoy aqu?, en la puerta del hotel. ?Bajas o subo?
Intent? pensar tranquilamente. Si dejaba a M?nica entrar en mi habitaci?n
ser?a la primera vez que otra persona me ver?a vestido de mujer, algo que
llevaba en secreto. Por otro lado, la tentaci?n de estar con una mujer
vestido de Claudia era tan fuerte que era irresistible. Tampoco lo pens?
mucho, treinta segundos despu?s le indiqu? cu?l era el n?mero de mi
habitaci?n.
Cuando colgu? el tel?fono, me mir? nervioso en el espejo. Joder, ten?a
que arreglarme un poquito. Me fui al ba?o y me limpi? el pene. Me volv? a
colocar todo en su sitio: las tetas falsas, el sujetador, el pene hacia
dentro, las braguitas, las medias (que las volv? a ajustar al liguero),
la falda ajustada, la blusa blanca y la chaqueta de lana. Me cambi? los
zapatos por unas botas de cuero negro y tac?n alto y fino. Volv? al sal?n
y me encend? un cigarrillo. Era puro nervio y cuando son? el timbre, casi
exploto.
Me acerqu? a la puerta y mir? por la mirilla y all? estaba M?nica, una
preciosa morena de pelo largo y rizado. Cog? aire fuertemente y abr? la
puerta, dejando que pasara ella.
-Hola, ?qu? chica m?s guapa!- dijo.
-Hola, M?nica. T? s? que eres guapa.?
M?nica era una preciosa chica rubia de pelo largo. Llevaba un vestido
negro de tirantes finos, era corto y ajustado; unas medias negras y unas
sandalias negras de tiras de tac?n alto y fino. Llevaba una chaquetilla
de lana en la mano derecha y un bolso de mano en la izquierda. Camin?
delante de m? y se sent? en el sof?. Me fij? en que llevaba las u?as de
los pies pintadas de rojo, el mismo color que las u?as de la mano. Ten?a
un buen par de tetas que destacaban en el escote del vestido negro.
No sab?a qu? hacer. Estaba nervios?simo y excitad?simo. Segu?a de pie,
balance?ndome sobre los altos tacones de las botas y con las manos
apoyadas en la cadera. M?nica me hizo un gesto para que me sentara junto
a ella. Camin? hasta el sill?n y me sent? encima de ella.
-?C?mo te llamas, preciosidad?- me pregunt?
-Jasmine, es mi nombre de guerra.- y me sent? rid?culo mientras lo dec?a.
-Mmmm, un nombre de guerra precioso. Tengo una sed tremenda, ?qu? tienes
para m??
Me levant? y se?al? el mueble bar. Ella se levant? y pas? delante de m?
para acercarse al mueble bar. Sent? el olor de su colonia y aquello me
excit? m?s todav?a. Sac? del mueble bar un par de botellitas de vodka y
un bote de zumo de naranja y prepar? dos combinados mientras yo la miraba
hacer, escondiendo el nerviosismo fumando un cigarrillo. Cuando finaliz?,
me acerc? un vaso, lo cog? y beb? un trago largo de aquella bebida que
para siempre asociar?a con aquella noche. Nos sentamos en un sof? que
estaba enfrente de la cama de matrimonio.
-Dime, Jasmine, ?hace mucho que te vistes de mujer?
-Desde los 16 a?os, aunque en los ?ltimos meses el deseo de vestirme ha
sido mayor.
-Sabes que eres muy sexy.- dijo M?nica.
Yo me estaba retorciendo de gusto. Ten?a el pene, metido entre las
piernas y tapado con una compresa y las braguitas, a punto de explotar.
-Me gustar?a que me hicieras un pase de modelos. Quiero que camines por
la habitaci?n con soltura y feminidad.
Me levant?, me ajust? la falda y comenc? a caminar sobre los altos
tacones de las botas negras que llevaba puestas. Cada vez que la miraba,
M?nica me sonre?a.
-Ven aqu?, preciosidad. Qu?tate esas botas.
Me sent? y me quit? las botas, dejando mis pies cubiertos con las medias
negras al aire. Cruc? las piernas y esper?.
-?Te gustar?a que te pintara las u?as de los pies?- pregunt?.
Asent?. M?nica se agach? junto a m? y me solt? los cierres del liguero,
extrajo las medias negras de mis piernas depiladas y las dej? sobre la
cama. Apoy? los pies sobre el borde de la cama. M?nica se fue al ba?o y
trajo papel higi?nico para no manchar el edred?n. Coloqu? los pies encima
del papel y luego ella me puso peque?os trozos de papel entre los dedos,
para separarlos. Luego sac? de su bolso un bote de laca roja y comenz? a
pintarme las u?as. La visi?n de M?nica pint?ndome las u?as de los pies me
excit? sobremanera y trat? de acomodarme el pene, que luchaba por salir
de mis braguitas. Ella vio mi gesto y acerc? su cara a mis braguitas. Las
baj? con la boca y extrajo mi pene con la lengua. Lo meti? en su boca de
labios rojos y comenz? a chuparlo suavemente. Me agarr? al sof? por
detr?s fuertemente tratando de mantener la calma, pero era imposible:
M?nica me ten?a a su merced.
Continuar?...
Lianne
- 28.11.2021
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