La tarde transcurr?a con hast?o, me sent?a como enjaulado dentro de la
casa, hacia mucho calor, el verano comenzaba, todos mis amigos hab?an
abandonado la ciudad a disfrutar las vacaciones, y yo aqu? encerrado y
aburrido.
Sin muchas expectativas me dirig? al cuarto de mi hermana.
-Hola Sandra, ?Qu? haces?
-Me pinto las u?as, ?No lo ves?
Mi hermana sentada sobre la cama pintaba las u?as de sus pies de un
color negro intenso que le otorgaba ese aspecto medio "dark" que ella
tanto cultivaba.
-?Y tu que haces?, me contest?, mientras me echaba una mirada de reojo.
-Nada, ?Es que acaso hay algo que se pueda hacer solo en esta ciudad?,
dejando evidente que era absolutamente frustrante pasar todas las
vacaciones en la ciudad, para mi representaba una especie de castigo.
Nuestros padres hab?an decidido tomarse un viaje de segundas nupcias,
viajando solos al extranjero y como Sandra y yo ya no ?ramos unos ni?os
consideraron no habr?a demasiado problema en dejarnos solos por dos
semanas.
-Pues vamos a ver que podemos hacer "juntos", dijo Sandra, d?ndole un
tono algo sarc?stico a sus palabras.
-Sabes que mama me dej? a cargo, y desde ya te digo que espero te
comportes como todo un "ni?o bueno", d?ndole un tono algo extra?o a sus
palabras.
-Vamos, ven aqu?, s?bete a la cama. ?Qu?tate los zapatos ? No pensaras
subirlos a la cama!.
Me quit? los zapatos y me tumbe en la cama a su lado, el calor me estaba
matando, volv? mi vista al techo, todo de color rosa. Todo el cuarto era
de un color rosa suave que hacia contraste con la fuerte personalidad de
mi hermana.
-Sonr?e hermanito, ya veras que seguro conseguimos muchas cosas que
hacer.
Sandra me contemplaba cuando de pronto me tomo un pie y me dijo,
?Quieres que te las pinte?.
Mis pies eran algo peque?os para mi estatura, m?s largos que anchos y
siempre los llevaba totalmente aseados de acuerdo a una estricta
disciplina que mi madre nos hab?a ense?ado.
-?Pintarme que?, le respond?
-Tus u?as chico, me contest?
Era claro que realmente no esperaba una respuesta de mi parte, ya que al
volver la mirada hacia mis pies observ? como ya tenia al menos dos de
mis u?as pintadas.
-Qu?date tranquilo, me dijo mientras terminaba su labor en el pie
derecho. - Trata de no mover los "deditos" hasta que seque la pintura.
Sin contestarle volv? de nuevo mi mirada al techo, definitivamente me
esperaban d?as de incertidumbre, -Total los pies no se ven, pens?
mirando de nuevo el rosa del techo, mientras casi sin darme cuenta me
dejaba pintar las u?as de los pies.
-Ya esta, ?Te gustan?, pregunto mi hermana.
Me encog? de hombros indiferente
-Si est?n bien, le dije
-Venga, ahora las manos, le dijo
-?Las manos?, ? Pero all? se ver?n ?
-Pues claro que se ver?n, ?Para qu? quieres pintarte las u?as?, ?Para
esconderlas?, ?Te da pena?, hermanito, hermanito, tienes que aprender
que importa mucho mas lo que tu sientas que lo que puedan pensar los
dem?s. Adem?s hoy d?a muchos chicos las llevan pintadas, es de lo mas
"nota", mira como a todas las chavas les fascina Tokio Hotel, no te
apenes, adem?s es negro no rosa, si es eso lo que te "preocupa".
Rendido ante sus argumentos, le tend? la mano. Sandra comenz? a
inspeccionarlas cuidadosamente, abri? la gaveta de su mesa de noche y
comenz? a sacar toda una serie de admin?culos que inclu?an tijeritas,
esp?tulas, limas de u?as, algodones y una serie de botellitas de
diversos l?quidos.
-Como es tu "primera vez", te sale un tratamiento intensivo, me dijo
mientras me gui?aba un ojo.
Alrededor de cuarenta minutos mas tarde me encontraba con los dedos de
ambas manos extendidos, mis u?as estaban completamente "arregladas" y
pintadas de un negro intenso.
-No muevas demasiado las manos, ni te soples las u?as, d?jalas quietas
hasta que se sequen, me dijo Sandra. ?Te gusta la forma ovalada que les
d??, a mi me parece que quedaron bellas.
Yo escuchaba a mi hermana y en ese momento, en el cual no pod?a usar mis
manos para nada, me sent? como indefenso, c?mo si la pintura que acababa
de colocar en mis u?as fuese una especie de sujeci?n invisible que
coartaba mis posibilidades de acci?n.
-Ahora tienes que poner cuidado como agarras las cosas, no queremos se
te desconche la pintura de alguna u?a. Me dijo mientras tomaba mi mano y
contemplaba una vez m?s el resultado de su trabajo.
?Quieres venir esta tarde conmigo a la casa de Carolina?.
Carolina era una de las mejores amigas de mi hermana, viv?a en un
caser?n al otro lado de la ciudad con su madre, la cual era una
reconocida artista de teatro.
-Mejor eso que quedarme s?lo le dije.
Mi hermana salt? de la cama, mene? su larga cabellera color miel como
para desentumecerse, y comenz? a vestirse. Llevaba puesto un conjunto de
bragas y sujetador negros de encaje, encima de los cuales se puso un
pantal?n corto, short, tambi?n de color negro que dejaban ver toda la
extensi?n de sus largas piernas, se calz? unas zapatillas estilo
bailarina, muy de moda por estos d?as y una blusa blanca de hilo, muy
apropiada para el calor de la temporada, pero que al transparentar
insinuaba la delicadeza del brassierre negro que llevaba debajo.
-Venga chico, vamos, me dijo mientras tomaba su bolso y sal?a
apresurada.
Yo r?pidamente camine tras ella, de nuevo ese d?a sent? la sensaci?n de
estar a la merced de la voluntad de mi hermana.
Una vez en la calle, sent?a que todo el mundo miraba mis u?as pintadas,
trataba de bajar un poco la mirada como tratando de no ver si me ve?an,
tratando de eludir cualquier intercambio visual que podr?a resultarme
embarazoso. Tomamos un autob?s que nos conducir?a hasta nuestro destino,
el calor era insoportable, sentado sent?a como las gotas de sudor
rodaban inquietas por mi espalda, tenia la sensaci?n que mis gl?teos
comenzaban a humedecerse, esperaba que los jeans fuesen capaces de
disimular esta consecuencia de mi abundante transpiraci?n. En el
trayecto me miraba con mucho disimulo las u?as, en una de esas escuche
la voz de mi hermana diciendo.
-Si, ?Te quedaron bellas las u?as!, no haces mas que admir?rtelas.
La casa estaba situada en los suburbios, por lo que el viaje demor? unos
40 minutos, las v?as estaban bastante menos congestionadas que de
costumbre como es habitual en los per?odos vacacionales. La entrada de
la casa era amplia con una gran vereda sembrada de grama y ?rboles, era
evidente que Carolina y su madre viv?an "como quer?an", sin mas l?mite
que el de sus propios deseos.
Al tercero de nuestros llamados Carolina abri? la puerta, estaba con un
bikini de color verde fosforescente que casualmente hacia juego con el
vaso de limonada que llevaba en la mano.
? Sandra ?, Pasa chica, ?No estas medio muerta con el calor?n que esta
haciendo?, ya veo que trajiste a la criaturita de tu hermano. ? Huy ?,
si esta de lo mas mono hoy, se ve que el pollito se esta atreviendo a
salir del cascar?n.
Yo me ruborice un poco al escuchar el comentario, sin saber muy bien que
contestarle me atrev? a sonre?rle y decir un poco a modo de disculpa -Mi
hermana me dijo que viniera.
-Pero entra chica, respondi? d?ndose vuelta, en una frase que
evidentemente estaba dirigida a mi hermana.
-Yo estaba en La Pileta, en el verano cuando estoy en casa casi no salgo
de all?. ?Supongo que trajeron traje de ba?o?
Mire la cara de mi hermana sin atreverme a contestar nada.
-C?mo que no trajeron nada, interpretando r?pidamente nuestra tardanza
en contestar, pasen a la alberca mientras veo que les consigo. Supongo
no ser?n muy exigentes
Mi hermana y yo seguimos hacia la alberca mientras Carolina sub?a
apresuradamente las escaleras que conduc?an hacia las habitaciones
principales.
Dirig? mi mirada hacia la piscina, su superficie se me parec?a a un
resplandeciente espejo donde el intenso sol generaba unas especies de
chispas cuyo resplandor se bamboleaba al ritmo del movimiento del agua.
Al lado derecho hab?a un peque?o muro en pendiente donde el agua ca?a
asemejando una peque?a cascada.
-Esto es bell?simo, dije a mi hermana.
-Te das cuenta hermanito, que unas vacaciones juntos no tienen por que
ser "taaaaaan" aburridas. Como te dije s?lo tienes que comportarte como
un buen chico, no ponerte con malcriadeces y nos ira de perlas.
En ese momento regresaba Carolina con los ba?adores en sus manos, a mi
hermana le dio uno de una sola pieza, del mismo tono verde c?trico del
que ella lucia, a pesar de ser un traje de ba?o enterizo por lo alto del
talle, que resaltaba las largas piernas de mi hermana, y lo pronunciado
del escote lo convert?an en una prenda muy sexy.
-A ti lo mejor que pude encontrarte fue esto, ya sabes somos s?lo dos
mujeres en la casa. No es lo ideal, pero al menos har? juego con tus
u?as. Dijo, entreg?ndome lo que evidentemente era la parte inferior de
un bikini de chica.
-Pero ...
-?Ay Hermanito! No le pares, total tenemos la casa entera a solas, la
mama de Carolina est? de gira, as? que nadie mas que nosotras te vera,
no le hagas.
Tom? la prenda y pas? a uno de los vestidores que rodeaban el ?rea de la
piscina. El traje de ba?o era de lycra negra y sus partes delanteras y
traseras estaban unidas en los costados por unas especies de cadenitas
plateadas met?licas, que se un?an en cada costado con un peque?o broche.
Mi primera impresi?n fue que la prenda era demasiado peque?a. -No creo
que esto me quede, pens? mientras lo sub?a por mis piernas, al tratar de
colocarlo en su sitio me sorprendi? la elasticidad de la prenda, en
realidad cubr?a algo mas de lo que mis expectativas esperaban. -o esto
es mas grande de lo que a primera vista parece, o mis partes son mas
peque?as de lo que pensaba, me dije sonri?ndome.
De cualquier manera en la parte delantera se me hacia un bulto, lo mir?
detalladamente, algo en mi cabeza parec?a decirme que hab?a una
incongruencia entre la prenda y mi bulto, se me antojaba esto un poco
obsceno. Trat? de buscarle soluci?n, ?Qu? hacer?. Record? que el agua
fr?a suele reducir el tama?o de los genitales, estos de alguna manera
buscan el calor del cuerpo. Fui al ba?o del peque?o cuarto que hacia las
veces de vestidor y moj? mis genitales, al momento estos empezaron a
retraerse un poco, con mi mano los empuj? un poco mas dentro de mi
cuerpo, intensificando de alguna manera el efecto del fr?o. R?pidamente
coloqu? la parte inferior del bikini, la cual gracias al soporte que
provee su elasticidad mantuvo mis partes en la posici?n en la que las
hab?a colocado. Ya el "bulto" era bastante menos prominente.
As? las chicas no se ofender?n, pens?, sintiendo una mezcla de
satisfacci?n y extra?a culpa dentro de mi.
Sal?, y ya mi hermana y Carolina estaban echadas en unas sillas de
extensi?n, ambas charlaban animadamente con un vaso de limonada con
abundante hielo en sus manos. Con algo de pena me aproxim? a las chicas.
-?Vistes hermanito, qu? no pas? nada? No seas bobo, ac?rcate.
-Si, hasta tiene muy buen cuerpo tu hermano, dijo Carolina a Sandra
haciendo referencia a lo espigado de mi anatom?a.
-A ver, date la vuelta.
Algo nervioso aun, gire para que las chicas pudiesen ver como me quedaba
el ba?ador, era clar?simo que la parte trasera dejaba al descubierto
partes de mis gl?teos que rara vez hab?an sido expuestos al sol.
-?Huy mira que pompis! Rosadito, las nalgas parecen los cachetitos de un
bebe, escuch? a Carolina decirle a mi hermana, haci?ndole referencia a
mis gl?teos
-S?rvete algo y ven a sentarte con nosotras, me dijo Carolina.
En una peque?a mesa hab?a un cubo con hielo granizado y una gran jarra
de limonada, llene al vaso de hielo y lo llen? completamente.
-Ups, ?Qu? es esto?
-Vodka con lim?n, Hermanito
-Je, je, je, tranquilo criaturita, que ya tienes edad para beber eso,
venga ac?rcate, si?ntate aqu? y d?jame ver tus u?as de cerca. Dijo
Carolina mientras me tomaba la mano para observarlas de cerca.
-?Si est?n bellas! Me fascina la forma ovalada ?Te las pintaste tu
mismo?
-No, fue mi hermana.
-?Si?, dijo Carolina con una pizca de iron?a, mientras le gui?aba un ojo
a mi hermana, gui?o que mi hermana respondi? con una sonrisa que
interprete de cierta complicidad una sonrisa de complicidad.
-Tranquilo, aqu? nadie te juzga, "ser y dejar ser" como dicen, anda
?chate, y disfruta del sol que estas algo p?lido.
Me acost? en la silla playera a contemplar el agua de la piscina, con
sus danzantes brillos, al fondo se escuchaba el rumor de la cascada
artificial mezcl?ndose con la conversaci?n de Sandra y Carolina, solo
escuchaba el tono de su voz sin reparar siquiera de que hablaban,
supongo eran cosas de chicas, su chacharean tornabase cada vez mas
mel?dico a medida que el l?quido de mi vaso comenzaba a descender.
-Date la vuelta hermanito, escuch? a Sandra decirme al o?do, o te
broncearas s?lo un lado del cuerpo, con un letargo inmenso gir? mi cuero
hasta quedar totalmente de espaldas, al fondo la armon?a del aire y el
agua se mezclaba confusamente con una lejanas risas de las chicas.
Lentamente abr? mis ojos, el reflejo de la luz sobre el agua ya era
tenue, como un fuego que lentamente se extingu?a, el sol ya estaba
poni?ndose.
-?Co?o! Me qued? dormido. Pens?. Mi cuerpo poco a poco trataba de
retomar la conexi?n con mi conciencia.
-Vaya, Vaya, c?mo que al fin se despierta "El Bello Durmiente". Expres?
Carolina.
Sin mucha prisa, poco a poco, como una maquina que trata de poner en
funcionamiento sus enmohecidos engranajes gir? sobre mi mismo, tratando
de incorporarme, de sentarme sobre la silla de extensi?n.
?Auch!. Exclam? al contacto de mis posaderas con la silla.
-Como no te va a doler hermanito, si lo tienes rojito como un tomate,
mientras se escuchaban las risitas.
-La verdad es que dorm?as como un "querub?n" y no quisimos despertarte,
adem?s est?bamos fascinadas con tus nalgas, pasaron del rosadito, al
melocot?n, al rojo y siempre cubiertas de gotitas de sudor que parec?an
un roc?o sobre una apetitosa fruta, era casi un espect?culo para la
meditaci?n mas profunda, "OMMMMMMMM". Expres? riendo Carolina mientras
se pon?a en una seudo posici?n de meditaci?n formando unas argollas con
sus dedos ?ndice y pulgar.
Cubr? con mis brazos mi cuerpo como queri?ndome abrazar a mi mismo. Con
el sol ya derrotado por la penumbra el frescor de la noche comenzaba a
hacer su aparici?n.
-?Ahora tiene fr?o "Su Alteza"? Expres? Carolina, Venga vamos adentro de
la casa a tomar una ducha y cambiarnos.
Pas? por el vestidor, tom? mis ropas y segu? a las chicas adentro de la
casa, subimos las escaleras que conduc?an a las habitaciones
principales. Entramos a una que deduje era la de Carolina, de estilo
moderno, nada que ver con una decoraci?n ani?ada o excesivamente
recargada, los muebles eran de l?neas rectas, muy puros y sin
vericuetos. Pos? mi mirada sobre la c?moda o peinadora, esta era
larguisima, ocupaba todo el lateral y estaba adosada a un gran espejo
que cubr?a toda la pared , pude ver claramente como a un extremo estaba
una foto de Carolina con mi hermana, se abrazaban sonrientes, ten?an en
la foto la sonrisa de complicidad que me parec?a haber visto antes. La
cama era amplia igualmente de l?neas muy simple, blanca y daba la
impresi?n de estar como suspendida en el aire. Al otro extremo unos
paneles corredizos deb?an ser las puertas de un inmenso armario. A pesar
de su aspecto minimalista, casi fr?o, se pod?a deducir que era el cuarto
de una chica, una chica tal vez poco usual, pero no por ello dejaba de
traslucir una sobria feminidad, era lo femenino concentrado bajo las
formas simples.
Yo estaba parado con mi ropa en la mano sin saber exactamente que hacer.
-Chico pon esa ropa en la cesta que esta all?, se?alando una cesta de
ropa que por su color blanco se me hab?a pasado desapercibida a primera
vista. Ustedes pueden usar mi ba?o, yo usare el de mi mama, Sandra si
quieres ba?ate primero, mientras yo veo si consigo algo para el irritado
"rabito" de tu hermanito.
Sandra entr? a la sala de ba?o, al cruzarse con Carolina intercambiaron
de nuevo miraditas, definitivamente algo se tramaban estas dos. Carolina
busc? entre las gavetas de la c?moda y sac? un tarro con una especie de
gelatina transparente.
-Aqu? esta, con esto se te calmar? un poco el ardor, es un gel
ultrahidratante buen?simo, franc?s, lo trajo mama de su ?ltima gira, ven
ac? y date la vuelta, veras como seguro te alivia un poco la irritaci?n.
Me acerque, y en este momento tom? conciencia de nuevo de lo expuesto de
mi cuerpo, aun sin verla mi mente me record? la min?scula prenda que aun
llevaba puesta, que s?lo llevando al m?ximo sus propiedades pod?a cubrir
mis partes mas intimas.
Parado de espaldas a Carolina, sent?a que mis sentidos se encontraban en
alerta, al m?ximo de su capacidad de percepci?n, incluso escuch?
claramente el sonido de la tapa del frasco cuando Carolina la gir? para
abrirla.
Cerr? los ojos, como esperando el momento de una inyecci?n, en lugar del
pinchazo sent? el contacto de su mano con nalga derecha mediado por el
fr?o gel, en ese momento no pude contener una ligero estremecimiento que
en el fondo era una demostraci?n de vulnerabilidad.
-?Huy!, cuanto miedo, qu?date tranquilo, tranquilito y veras como te
sentir?s mucho mejor.
La masa gelatinosa que interced?a entre mis gl?teos y su mano se iba
haciendo mas y mas delgada conforme era expandida, una variopinta
colecci?n de sensaciones me invad?a; Por un lado mi mente inquieta
imaginaba a la bell?sima Carolina detr?s m?o tocando mis longas,
mientras mi piel conoc?a de las caricias de su mano, una fracci?n de
tiempo despu?s, nunca de forma simultanea, la sensaci?n de un frescor
?rtico, intenso se desarrollaba en lo que hab?a sido el trayecto de su
mano como queriendo marcar el recorrido suave de sus dedos, sent?a el
olor mentolado, fuerte. Aspir? profundamente como si mis pulmones fuesen
capaces de capturar las m?ltiples sensaciones que me abrumaban.
-?Vistes?, Sabia que te gustar?a criaturita, el temor es siempre el
enemigo que debes vencer para tener el placer, recu?rdalo siempre. Ahora
Carolina acariciaba con sus dos manos mis gl?teos, su respiraci?n
palpitaba cerca, muy cerca de mi, intu?a su cuerpo sobre mi espalda. Una
de sus manos desplaz? hacia un lado el ba?ador, mientras la otra comenz?
a recorrer la raja de mis gl?teos de arriba hacia abajo, desde mi espina
dorsal en ruta hacia mi perineo, cruz? por el orificio de mi ano sin
detenerse hasta llegar a mis constre?idos test?culos para acariciarlos,
En ese preciso instante en que sus dedos jugueteaban con mis bolas,
sent?a la g?lida replica del reconfortante discurrir de sus dedos unida
a un escalofr?o que recorr?a todo mi espinazo, siendo para mi ya
imposible determinar la temporalidad de los sucesos.
?Ups!, Exclam?.
Al o?do Carolina susurr? -Shhh, c?llate tont?n, no queremos que tu
hermanita nos oiga, ?o si?, Su mano ahora acariciaba lo que era mi
inerte pene, el cual r?pidamente comenzaba a dar indicios de pretender
salir de su letargo.
-Muy pronto habr? que ocuparse tambi?n de este otro "Rabito".
Luego de soltar la ir?nica frase, mordi? con fuerza mi oreja, tanto que
tuve que hacer esfuerzos para contener un grito de dolor,
simult?neamente ella se separaba de mi.
-Voy a ba?arme, espera que salga tu hermana de mi ba?o y te lavas bien
"todito", me desagrada el olor a cloro del agua de las albercas. Me dij?
mientras dirig?a una mirada p?cara hacia m?.
Sali? de la habitaci?n dej?ndome parado en el medio del cuarto,
absolutamente desconcertado, y con la confusa sensaci?n del que no sabe
que esperar despu?s. Si algo me hab?a quedado claro era que la amiga de
mi hermana era absolutamente impredecible.
Reci?n ahora escuch? el agua se la ducha comenzar a correr. Sandra
apenas estaba iniciando su ba?o. El tiempo se me hizo interminable hasta
que comenc? a notar indicios que se preparaba a salir del ba?o.
Al fin el agua de la regadera ca?a sobre mi cuerpo desnudo, ya sin la
peque?a pero opresiva prenda que hab?a tenido que vestir toda la tarde,
me sent?a libre, sereno y placido. Cerr? los ojos relaj?ndome
completamente en la ducha, la imagen de las chicas ri?ndose divertidas
se me vino a la cabeza.
Abr? los ojos. - ?D?nde estar? el jab?n?, me pregunt?. En ese momento
record? la advertencia final de Carolina. Dentro de la ducha al extremo
opuesto de la regadera hab?a un estante repleto de envases de
variopintos colores y tama?os, obviamente eran productos destinados al
aseo personal. ?Cu?l de todos estos ser?n jab?n?, revise las etiquetas
de los frascos, todas escritas en lenguajes extranjeros, en una de ellas
le? "Gel Douche Onctueux J'adore", evidentemente era un producto para la
"ducha". Sin mucha seguridad en mi elecci?n vert? un poco del producto
en mi manos, frot?ndolas una contra la otra con la intenci?n de hacer
espuma con escasos resultados, volv? mi vista al estante de nuevo y
divise una gran esponja rosa, eso tal vez ayudar?a, Esta vez eche el gel
de forma bastante generosa, al comenzar a frotarme el cuerpo con la
esponja surgi? sobre mi cuerpo la abundante espuma y un fuerte olor a
flores comenz? a cubrir mi piel.
Mientras enjabonaba mi cuerpo pude ver las marcas del bronceado sobre mi
cuerpo, era como una evidencia corp?rea del uso de la prenda femenina
sobre mi anatom?a, era algo de lo que no pod?a disponer ech?ndolo al
cesto de la ropa usada, escarpia all? por un tiempo mas prolongado
evoc?ndome el recuerdo de esta tarde.
Luego de un buen rato, cerr? la regadera, comenc? a buscar una toalla,
como a un metro de distancia hab?a una toalla rosa que lucia como usada
por mi hermana, trat? de tomarla sin salir de la ducha, no quer?a hacer
un reguero de agua en el piso del ba?o, estirando al m?ximo mi brazo
logre alcanzarla con la punta de los dedos. Solo despu?s de sacarme fue
que me hice la pregunta -?D?nde Esta mi ropa?. Record? entonces haberla
puesto en la canasta de ropa del cuarto, si las chicas no estaban en la
habitaci?n podr?a salir y tomarla. Me acerque a la puerta, la entreabr?
y o? claramente la ch?chara y las risas.
?Qu? me pondr?? Pod?a salir cubierto s?lo por la toalla, pero sospechaba
que eso me colocar?a en una situaci?n de vulnerabilidad que me aterraba.
Abr? un poco mas la puerta -?Sandra!, M ropa, ?Qu? me pongo?
Escuch? de inmediato las risas de las chicas.
-Espera ya te pasamos algo. Contest? mi hermana.
En instantes la puerta se entreabri? un poco mas, el espacio justo para
que pudiese penetrar la mano de Carolina sujetando una prenda de color
champa?a.
-Ponte esto por ahora,
-?Qu? es esto?, No son mis ropas
-Tus ropas las ech? en la lavadora, no seas tonto es s?lo un
pantaloncillo, un short, es igualito a los que usas para jugar f?tbol.
Dijo Carolina desde el otro lado de la puerta.
Examin? el short, ya de por si el color nacarado no era muy varonil,
pero lo que m?s femenino lo hacia era el material del que estaba hecho,
sin ser un conocedor de telas supuse se trataba de una especie de seda o
sat?n, g?neros que como se sabe est?n vedados al contacto directo con la
piel de los varones.
-Ning?n futbolista se pondr?a esto. Me dije.
Resignado a mi suerte, me coloque el delicado pantaloncillo y sal? a la
habitaci?n.
Estaban ambas acostadas en la cama, ambas enfundadas en un kimono
oriental de de seda negra decorado con bordados de min?sculas flores,
dirig?an su mirada a la puerta del ba?o, obviamente esperaban mi
aparici?n.
-?Te das cuenta hermanito?, es s?lo un pantaloncillo, a veces creo que
dentro de ti tienes el alma de un viejo que no te deja vivir. Lib?rate.
-Con tan bellas piernas que tienes deber?as procurar mostrarlas mas a
menudo, te sorprender?as las cosas que pudieras obtener de ellas
criaturita. Pero no puedes quedarte all? con el torso descubierto. Dijo
Carolina.
-?Le vas a dar la camisola que le hace juego? Contrapunteo riendo mi
hermana.
-Yo no... Comenc? a decir cuando fui interrumpido por Carolina
-No chica, no seas tan mala, creo que se sentir? mas c?modo con una
simple camiseta. ?Negra estar?a bien? Me pregunt? Carolina.
-Si, Gracias, negra estar?a muy bien, algo simple. Conteniendo un
suspiro de alivio.
Carolina abri? una de las gavetas de su armario y sac? la que al parecer
era la primera camiseta a su alcance.
-Toma lindura, ponte esta. Me dijo arroj?ndomela.
Era una simple franela negra de algod?n, no fue hasta despu?s de
pon?rmela que me percat? que sobre el pecho, asemejando una especie de
grafitti, se le?a claramente "Girl Power" en unas manuscritas letras
fucsia. Pens? hacer alg?n comentario acerca de la inscripci?n, pero
luego de pens?rmelo prefer? abstenerme por miedo a que fuese peor el
recambio.
Afuera la noche ya hab?a tomado posesi?n del entorno.
-?No estar?n pensando en irse?, Sandra mi amor, llama a tu familia y le
dices que estas en mi casa y que se quedar?n a dormir.
Sandra deb?a llamar diariamente a nuestros padres a modo de
"reportarse", yo no albergaba ninguna duda de la respuesta afirmativa de
ellos, les fascinaba la cercana amistad de Sandra con la hija de una
conocida artista, creo que pensaban que de una u otra forma esto le
abrir?a algunas buenas oportunidades a su hija.
-?Listo!, no hay problema, nos quedamos. Expres? Sandra con una sonrisa
en la boca al colgar el tel?fono.
En la cara de Carolina se ilumin? dibuj?ndose una sonrisa, se acerc? y
dio un r?pido beso en la boca a mi hermana. No fue un beso como los de
los novios con la lengua, ?C?mo es que le dicen? Beso franc?s, creo. Fue
un simple beso, como el que se dan las amigas, pero fue en la boca. ?Por
qu? en la boca? ?Ser? que las chamas cuando se sienten a solas se
expresan as??. En mi poca experiencia no me atrev?a a sacar ninguna
conclusi?n, este era un mundo desconocido para mi. Definitivamente no
terminaba de entender la relaci?n entre ellas.
-Esta noche vemos una "peli", acostadas divinas en el "home teather" que
tiene mi madre en su habitaci?n. Seria bueno unas palomitas de ma?z para
sentirnos como en el cine.
-Baja, en la cocina encontraras de las que se hacen en el microondas,
nosotras te esperamos en el cuarto de mi mami. Me dijo Carolina.
Al bajar las escaleras descubr? la in?dita sensaci?n del roce del sat?n
del pantaloncillo contra mi miembro, la sedosa prenda, mas que hacer
contacto con mi piel, se deslizaba por mi epidermis como una continua
caricia a cada paso que daba, record? las manos de Carolina sobre mi
"rabito" como ella lo llam?.
Trat? de apartar mis pensamientos de aquello, sin nada mas que cubriera
mis partes, la evidencia de una erecci?n delante de las chicas seria
demasiado embarazosa.
Cuando llegue con los tres paquetes de cotufas ya las chicas estaban
echadas sobre la inmensa cama de la madre de Carolina, re?an muy
divertidas, el humo y el olor a yerba quemada me hizo comprender
r?pidamente en que estaban.
-?Llegaron las palomitas!, ven ac?, s?bete a la cama con nosotras.
Me ech? en un lado de la cama, mientras Carolina me acercaba el porro
-Vamos, dale unas pataditas, te pondr? divino. Nunca me hab?a atrevido a
probar la mariguana pero no quer?a quedar como un d?bil delante de las
chicas.
Aspir?, ?Coff!, ?Coff!, De inmediato me sobrevino la tos. Sandra y
Carolina me observaban privadas de la risa mientras observaban mis
esfuerzos por recobrar la respiraci?n.
-?Huy!, Que delicadito que resulta tu hermanito.
Como tratando de desmentir sus palabras, lo aspir? de nuevo, esta vez
sent? como el humo penetr? hasta lo mas profundo de mis pulmones,
ascendiendo nuevo lentamente para salir de mi cuerpo por la boca,
lentamente puede admirar el zigzagueo que formaba al ascender hasta el
techo.
-Caro, pon la pel?cula dijo mi hermana,
No s? si era ya el efecto del monte, pero al verlas a las dos tan
juntas, casi id?nticas, ataviadas en sus batas de seda sobre la cama,
pens? que era una imagen de lo mas insinuante.
Carolina accion? el control remoto para dar inicio a la pel?cula que
ver?amos, en las cincuentas pulgadas del plasma comenz? a aparecer "Las
Edades de Lul?", una historia en torno a una singular relaci?n y al
aprendizaje er?tico de una adolescente espa?ola.
Al mas m?nimo movimiento de mi cuerpo, sent?a deslizar el sat?n sobre mi
cuerpo, la sensibilidad corporal parec?a haberse multiplicado como
efecto de la chupada, las im?genes de la pel?cula, algunas cargadas de
sensualidad, otras muy fuertes para lo que estaba acostumbrado a ver, me
impactaban.
Absorto a lo que ve?a en la pantalla, casi ni escuch? un cuchicheo de mi
hermana al o?do de Carolina.
-?Huy! Se le salio el rabito!!!!!!. Dijo Carolina, y la carcajada de
ambas chavas fue sonora cuando contemplaron por un lado del
pantaloncillo a la cabeza de mi ahora muy despierto miembro comenzando a
aparecer.
-Habr? que hacer algo Carola, ?Le buscamos una de tus bragas para que se
controle?. Mir? a mi hermana estupefacto por la sugerencia que acababa
de hacer.
La risa de las chicas desestimul? r?pidamente a mi miembro viril, qu? de
nuevo busc? resguardo dentro del pantaloncillo de sat?n.
-No creo que haga falta, mira que ya el solito se escondi?, respondi?
Carolina a la sugerencia de mi hermana. En cualquier caso, tal vez mas
tarde me ocupe de "eso", a?adi? mientras me gui?aba un ojo.
La sentencia de Carolina me revolote? en la cabeza desde ese momento,
?De que forma se iba a "ocupar" Carolina de mi?, Si no hubiera sido por
la "picada de ojo" pensar?a que s?lo era una broma mas. ?Qu? deb?a hacer
yo?, si le insinuaba algo tal vez ella lo tomar?a a mal y se formar?a un
l?o. Opt? por esperar a pesar de que la inquietud ya no me dej?
concentrarme demasiado en la pel?cula.
Al terminar la pel?cula. Volv? mi vista al lado y observ? a mi hermana y
Carolina ya dormidas, estaban abrazadas y con una expresi?n de felicidad
en su rostro.
-Ni modo. Pens?. Toda mi fantas?a hab?a sido s?lo eso una ilusi?n, un
deseo de que pasara algo que no iba a pasar. Me volv? de lado
disponi?ndome a dormir, no tard? mucho tiempo en llegar el sopor, dorm?,
so?aba con las chicas a mi lado, acarici?ndose y bes?ndose mientras yo
desde un sitio indeterminado las observaba curioso, ambas risue?as,
traviesas y despreocupadas como si de un juego se tratara. Vino a mi
sue?o de una forma v?vida, casi real la sensaci?n del sat?n sobre mi
cuerpo, record? de nuevo la mano de Carolina tocando mi pene,
acariciando mis test?culos, recorriendo mis gl?teos. Esta sensaci?n se
hizo mas y mas real, aparec?a como tratando de salir de la bruma del
sue?o.
Sin saber exactamente cuando comprend? que en ese momento no estaba
dormido, Carolina acariciaba mis nalgas introduciendo su mano por debajo
del pantaloncillo. -No digas ni una sola palabra.- Susurr? a mi oido. ya
su otra mano se encargaba de mi pene, comenz? acariciando mis test?culos
para luego recorrer con sus dedos toda la extensi?n del tronco de mi
polla, al llegar al extremo tom? mi prepucio con su ?ndice y pulgar y lo
desliz? lentamente hacia abajo, lo retuvo por un momento en esa posici?n
para luego soltarlo permiti?ndole el retorno. Suavemente todos sus dedos
rodearon mi pene, comenz? la lenta y suave marcha, arriba y abajo, poco
a poco, lentamente sus manos masturbaban mi pene. -Se lo que te gusta, y
soy una chica que siempre cumple lo que dice- Me dijo de nuevo en
susurros. Su otra mano continuaba acariciando mi nalgas ahora con mas
fuerza, contrastaba la energ?a que Carolina destinaba a mi parte
posterior con la delicadeza y suavidad con que trataba mi ?rgano
genital.
Sent?a que explotaba, toda la ansiedad contenida parec?a drenarse en un
instante, estaba en la cama absolutamente entregado a los deseos de
Carolina, en ese momento sent?a que le pertenec?a. Como si supiera
exactamente el momento de mi explosi?n Carolina acerc? su mano a mi
glande para con su mano recoger todo mi semen, justo en el momento de la
eyaculaci?n, otra sensaci?n se hizo presente, uno de sus dedos se hundi?
en las profundidades de mi ano, mientras mi polla expulsaba toda su
carga el dedo de Carolina travieso hurgaba las profundidades de mi
cuerpo.
-As?, as?, muy bien, d?melo todo, que divino eres, como te gusta, lo
sabia. - Dec?a a mi oido mientras yo ya estaba entregado al placer que
me produc?a. Acerc? uno de sus dedos a mi boca, deposito con el sobre
mis labios una gota de mi propio semen, en un movimiento casi
instintivo, involuntario, mi lengua salio a testear el sabor de la
sustancia depositada. Sin dar mucho tiempo a mi conciencia para recobrar
el dominio de mis actos, Carolina introdujo un dedo lleno de semen en mi
boca. -Ch?palo, D?jamelo limpiecito.
?Te gust?? S? que s?, y eso que apenas estamos empezando. Me dij?
mientras se di? la vuelta para dormir.
Despert?, al estirar perezosamente mi cuerpo pude darme cuenta que
estaba solo en la inmensa cama. De inmediato una pregunta se instalo en
mi mente, ?Se habr?a dado cuenta mi hermana de lo que me hizo Carolina?
Si se dio cuenta ... ?C?mo lo tomar?a? Las dudas revoloteaban mi mente al
punto que hubiese preferido no tener que verla esta ma?ana. Una vez mas
la realidad de la situaci?n se impuso y baj? hacia la cocina, all?
estaban Carolina y Sandra charlando, al verme se hizo un instante de
silencio.
-Lo sabe, Pens?. Me pareci? que portaba una especie de letrero invisible
que notificaba a todo el que me viera que mi ano hab?a sido profanado,
si, profanado aunque hubiese sido hecho con algo tan delicado como el
dedo de Carolina. Entr? a la cocina bajando mi mirada.
-?C?mo que te despertastes de malas pulgas? ?Qu? ni los buenos d?as nos
das!, fue el recibimiento de mi hermana..
-D?jalo quieto, debe ser el "pas?n" de la yerba, ven si?ntate a
desayunar, dijo Carolina colocando un plato con variadas frutas en la
mesa.
-Disculpen, es que aun estoy medio dormido, levant? la vista para tomar
el vaso de jugo de naranja sin atreverme todav?a a mirar directamente a
las chicas.
-Come algo, eso te ayudar? a "cortar la depre". ?Ah!, despu?s lavas la
loza, dijo Carolina mientras sal?a de la cocina con Sandra.
Yo me qued? all?, solo, recog? los platos, vasos y cubiertos utilizados
por las chicas y por mi, mientras los fregaba record? el placer que
sent? cuando Carolina me hizo eyacular. Me dije a mi mismo -No todo es
tan malo. El ?nimo comenzaba a entrar a mi cuerpo. Coloqu? la loza
cuidadosamente en los armarios y ech? una ?ltima mirada constatando no
se me hubiese escapado algo. Todo lucia en su sitio. Sal?.
Las chicas estaban en el sal?n, ya Sandra se hab?a vestido, mientras
Carolina tenia puesto de nuevo el kimono oriental.
-Sube a cambiarte, me dijo mi hermana. Extendi? sus manos para
entregarme mi ropa perfectamente lavada.
Sub? a vestirme en el cuarto de Carolina, al ponerme la ropa note un
aroma sutil, no habitual en ellas, seguramente se trataba del detergente
que utilizaron. Me embargaba ahora una especie de tristeza, todo hacia
pensar que ya ?bamos de retorno a casa, otra vez el hast?o. La verdad a
pesar de todo hab?a disfrutado mucho la estancia donde la amiga de mi
hermana.
Bajando las escaleras me tope con Carolina.
-?Huy! ?Que carita cargas!, ?Hicistes algo malo? ?O est?s arrepentido?
-No, no es eso, es que ... Comenc? a decir cuando Carolina de repente bes?
mi boca. Era el mismo tipo de beso que le hab?a visto darle a mi
hermana, en la boca, sin lengua, s?lo el suave contacto de nuestros
labios, era mas una ambigua caricia que un beso.
-No seas tonto, ?ndate tranquilo, yo te llamo. Me dijo antes de
proseguir ascendiendo rauda las escaleras.
Abajo mi hermana esperaba.
-?Ya estas listo?, vamos a esperar que Carolina baje, fue a buscarme
algo.
Al bajar Carolina entrego a mi hermana un peque?o paquete y se despidi?
de ella con otro besito en la boca. -Yo te llamo mi amor. Le dijo.
Salimos rumbo a la casa, el sol se encontraba en el punto mas alto.
La tarde transcurri? lenta, aletargada, trat? de distraerme con lo
videojuegos, pero una y otra vez el recuerdo de las manos de Carolina
sobre mi piel retomaba mi mente impidi?ndome la concentraci?n. Ni
siquiera ten?a mucha hambre, cenamos un s?ndwich, o bocadillo de pechuga
de pavo y pan integral. Mi hermana estaba con diario, por lo que sabia
que en esos momentos no deb?a importunarla mucho, ella se ensimismaba
escribiendo. Est?bamos terminando de cenar cuando el tel?fono son?.
-Alo, ?Carola!, hola
...
-Si, Chama
...
-Por aqu?
...
-Espera subo para hablar del cuarto.
Mi hermana corri? a atender la llamada desde su cuarto, ya no podr?a
escuchar la conversaci?n, me qued? en la sala como expectante, quer?a
hablar con Carolina, ella hab?a prometido llamarme y ahora mi hermana
estaba en su habitaci?n hablando con ella. Sin darme mucha cuenta, de
forma algo impaciente, comenc? a descascarar la pintura que a?n llevaba
en las u?as con mis dientes, luego, al hacerlo mas consciente, tom? una
de las llaves de la casa para frotar la capa de barniz, logrando raspar
la pintura. En ese momento ya no sab?a si era impaciencia o algo de
enojo y frustraci?n lo que estaba sintiendo.
Al salir mi hermana de su habitaci?n ya ten?a una de mis manos casi
libre de pintura.
-?Qu? haces? Eso no se hace as?, te estas destrozando las u?as. En un
instante ya estaba sentada a mi lado con un algod?n impregnado de
removedor de esmalte.
-As?, hermanito, ?Ves?, as? no se da?a la u?a y conserva su forma, esta
f?rmula hasta tiene un ingrediente que las fortalece, puedes ped?rmela
cuando quieras, o comprarte un envase para ti, f?jate que sea el de la
tapa rosa, la otra no tiene endurecedor.
Mientras mi hermana me "aconsejaba" sobre el cuidado de mis u?as, yo
s?lo pensaba en la llamada de Carolina ?Por qu? no hablo conmigo?.
-?Te las vuelvo a pintar?, me pregunt?
-?Fue Carolina la que te llam?? ?Por qu? no me la pasastes? Le pregunte
dejando relucir a mi pesar algo del estado emocional que me envolv?a.
-?Claro que era Carolina!, no te hagas el pendejto, lo sabes
perfectamente, me escuchastes cuando contest? el tel?fono, no te la pas?
simplemente porque ella no me dijo que quer?a hablar contigo. ?O es que
ahora la "amiga" de Carolina eres tu?.
En la respuesta de mi hermana no hab?a indicios de enojo o celos, era
una respuesta casi con indiferencia hacia mi, eso hacia aun mas brutal
su efecto.
-Creo que no me las voy a pintar, contest? a su interrogante inicial,
con un sentimiento de derrota sub? a mi habitaci?n.
La frustraci?n por no haber hablado con Carolina me impidi? dormirme
r?pidamente, cuando este sentimiento se convirti? en la n?tido recuerdo
de c?mo sus manos suave y lentamente masturbaron mi pene, comprend? que
estaba ya dormido. Pod?a casi sentir su respiraci?n en mi oido, sus
susurros para evitar que mi hermana con la que compart?amos la cama se
enterase, ese clima que convirti? esa experiencia en algo medio oculto,
vedado, era una mezcla se sorpresa, miedo y placer que se generaba en mi
en ese momento, mi sue?o recordaba lo que hab?a sido la vivencia mas
excitante de las mi disfrutadas. La evocaci?n del mordisco en la oreja y
la r?pida inserci?n de su dedo en mi ano en el momento de mayor ?xtasis,
se sac? del mundo on?rico devolvi?ndome a la vigilia. ?Era placer lo que
sent?a?, ?Es culpa lo que siento?. En mi interior se agitaban los
miedos, nunca hab?a podido imaginar que una chica pudiese generar en mi
esta mezcla de temores y placeres, era algo totalmente in?dito para mi.
Cuando mi hermana despert?, yo ya ten?a el desayuno preparado: caf?,
frutas y yogurt.
-Que tempranero, hermanito. ?C?mo que no dormistes bien? ?Alguna
preocupaci?n?
-Es s?lo que anoche me acost? temprano, le respond? fingiendo una
sonrisa.
Me eche en el sill?n con el Playstation, tratando de transportar mi
mente a otro universo de significaci?n, de amputarme la conciencia.
Puntos, decenas, miles, millones de ellos, transcurrieron en mis
andanzas digitales. Nada consegu?a apartar mi mente del recuerdo.
?Ping!, ?bling!, chis! Eran ya las cuatro de la tarde y no hab?a ni
almorzado.
-?Ring!, ?Ring!, y la voz de mi hermana como apareciendo de no se sabe
donde, contest? el tel?fono
-?Hola Carola!
...
-Si
...
-Claro
...
-Jejeje
...
-Genial
...
-Ya te lo paso.
-Es Carolina, quiere hablar contigo.
-Al?, dije tomando el articular.
-Hola criaturita linda, ?C?mo has estado?, mira quiero que tu y tu
hermana se vengan, esta noche toca un grupo de lo mas guai en un local
cercano y vamos a verlo, ?Ok?
-Claro Carolina, como tu quieras, Contest?.
-Hala, entonces v?stete y arr?glate, esta noche tenemos diversi?n, me
dijo con un tono que no hacia demasiado esfuerzo por encubrir un doble
sentido.
Cuando colgu? el tel?fono ya mi hermana estaba en el ba?o, era evidente
que ella estaba al tanto de los planes de Carolina.
Al comenzar a vestirme sent? la incomodidad de no saber exactamente
adonde ir?amos, "Un grupo en un local cercano", pod?a ser casi cualquier
cosa, en esa zona seguramente no seria un tugurio, adem?s Carolina era
una chica de una familia de abundantes recursos econ?micos. Deduje no
deb?a ir como un mamarracho.
Me puse mi mejor pantal?n, de gabardina negro con pinzas delanteras que
lograban una ca?da c?moda y holgada, una camisa de vestir de color gris
plomizo y zapatos de suela negros. Si bien por mi edad no tenia un
aspecto de gal?n de telenovelas, me ve?a bien formal, sin importar cuan
elegante fuese el sitio donde ir?amos, cre?a no desentonar.
Al verme, Sandra dej? escapar una leve risa, la cual en ese momento fue
malinterpretada por mi.
-?Que elegancia hermanito!, ni que fueses a ver a tu enamorada.
El comentario logr? enrojecer mi rostro, de nuevo me sent? sin
respuestas, indefenso.
Mi hermana, llevaba puesto un vestido negro, la falda era corta con
mucho vuelo, logrado a partir de varias capas de blonda que se
sobrepon?an, el corpi?o ajustado con un reborde en encaje en su parte
superior y trenzado en la parte de atr?s asemejando un corset, medias de
malla negra y una botas que le confer?an un aspecto medio punk. En su
cuello llevaba atada, a modo de collar, una tira de encaje negra de la
que colgaba un camafeo, su cartera negra, colgaba de una correa que en
realidad era una cadena plateada que resaltaba en la oscuridad de su
look.
Al abrirse la puerta de la casa de Carolina, la exclamaci?n no se hizo
esperar.
?Huy! ?Adonde crees tu que vas!, Evidentemente me hab?a equivocado en la
escogencia de mi vestuario.
-As? no puedes venir con nosotras, sui parece fueras a una primera
comuni?n, o un bautizo, te vez demasiado capocho.
No sabia que decir, ofrec? ir a la casa de nuevo a cambiarme.
-No hay tiempo para ello, tardar?as mucho m?s de una hora y dentro de
poco viene Luis a buscarnos, si quieres venir con nostras tendremos que
conseguir algo que ponerte, pero r?pido.
-?Luis? ?Qui?n co?o es Luis?, pens?
Los tres, Carolina, mi hermana y yo subimos a la habitaci?n de Carolina.
-Creo que lo mejor ser? buscar un jeans, ve quit?ndote ese pantal?n.
Mientras Carolina escudri?aba en su closet en busca de algo, yo a la
pena por el equivoco de mi vestuario le iba a sumar la de quedarme en
boxer frente a las chicas.
-A ver como va este, d?ndome un jeans de color negro, "strech" de esos
que por el material el?stico con el cual est?n hechos se entallan al
cuerpo, las piernas eran tipo pitillo, lo que realza aun mas la figura.
El talle era bajo por debajo de la cintura. Obviamente a pesar de ser un
jeans era un pantal?n de chica.
-?Huy!, pero tenemos otro problemita, no te puedes poner esos jeans
sobre un boxer, se ver? horrible .se te har?n arrugas en la tela.
Tendremos que buscar algo.
Carolina hab?a tomado por completo el control de la situaci?n y no me
atrev? a interrumpirla, mis mayores temores se hicieron realidad cuando
saco de una de las gavetas una pantaleta de color negra, de lycra,
afortunadamente era lisa, sin ning?n encaje, como las que utilizan las
deportistas.
-Toma ponte estas, casi no se te notaran.
-?!Aqu?!?, ?Me voy a desnudar aqu??, dije ya demasiado embarazado por la
situaci?n
-Claro que aqu?, no voy a ver nada que no haya tocado, y supongo que
Sandra te lo ha visto muchas veces. No nos hagas perder mas tiempo que
estamos apuradas.
La frase de Carolina termin? de vencer toda posible resistencia de mi
parte, quede all? expuesto ante mi hermana y ella. En el momento en que
qued? desnudo, Carolina admirando mi cuerpo por todas partes dijo -?No
tienes ning?n tatuaje?, adonde vamos hay un excelente tatuador, tal vez
esta noche te regalar? uno.
Mientras tanto yo r?pidamente me sub?a las bragas para tratar de cubrir
la desnudez que acrecentaba mi fragilidad ante las chicas.
-Estas son tus primeras panties, criaturita.
Yo me sonroj? de nuevo.
-Eso es, arr?glate el pene como cuando tenias la ba?ador, estar? mas
confortable as?, deja te ayudo. Carolina tomo mis bolas y suavemente las
coloc? dentro de mi cuerpo, en las cavidades originarias de donde
descienden en la infancia. Seguidamente llev? el pene hacia atr?s, hacia
el ano, de esa forma el mismo pene imped?a el descenso de los
test?culos. Al colocar las bragas de licra, el el?stico material del que
estaban hechas permit?a mantener los ?rganos en esa posici?n. Mi bulto
delantero se volvi? como efecto de la t?cnica usada por Carolina en algo
casi imperceptible.
Sub? lo jeans sobre mis piernas, efectivamente el talle era bajo,
dejaban al descubierto bastante por debajo de mi ombligo. Carolina dio
vueltas en torno a mi, como evaluando mi aspecto, sonri? levemente al
ver las l?neas que en el ajustado pantal?n dejaban las panties sobre mis
gl?teos.
-Se te ven divinos, a ver ponte esta franela, dijo arroj?ndome una
prenda de algod?n negra, la franela me quedaba ajustada, sus mangas eran
mas cortas y cortadas en un ?ngulo m?s pronunciado que la de los chicos,
no obstante no tenia ning?n tipo de encaje o estampado que le hicieran
exageradamente femenina. Al coloc?rmela me di cuenta que quedaba algo
corta en mi cintura. Lo que ocasionaba que al hacer ciertos movimientos
o sentarme, ciertas partes de mi anatom?a quedasen al descubierto.
Sandra ya hab?a escogido un cintur?n de cadenas plateadas, similares a
la correa de su cartera para que me colocara encima del pantal?n, al
cerrar las cadenas estas quedaban ligeramente ladeadas hacia un lado de
mis caderas.
-Los zapatos, ?Qu? zapatos le ponemos?, pregunt? mi hermana.
-Por ahora se salva de usar tacones, dijo Carolina mientras sacaba del
closet unas zapatillas converse, de forma bastante unisex, no obstante
tener un estampado en la tela con algunas flores y detalles en rosa.
-Esto es lo m?s unisex que tengo, as? que ni modo, si quieres venir no
te queda otra.
Me sent? en la silla de la peinadora, a colocarme los zapatos, al
inclinarme sent? como Carolina jal? la parte de atr?s de las pantaletas,
que dado lo bajo de la cintura del pantal?n y lo corto de la franela
quedaban al descubierto.
-?Huy que sexy!, dijo mientras me daba el tir?n.
Antes de poder reaccionar, ya sus labios se juntaron con los mios,
d?ndome otro de sus besos. En el espejo se reflejo la imagen de mi
enrama con una sonrisa en su rostro.
-A ver un poquito de maquillaje y estamos listos. Levanta la cara, dijo
mientras ya ten?a en su mano un l?piz de color negro.
-?Maquillaje?, Pregunt?
-Es s?lo delineador de ojos tont?n, todos los chavales lo usan, ?Y tus
u?as? ?Por qu? te quitastes la pintura?, Sandra querida ve
arregl?ndoselas mientras yo lo maquillo. Pintura negra no hay pero ponle
ese violeta oscuro que igual se le ver? bien.
All? estaba yo, sentado y a la disposici?n de las dos chicas, no tenia
otra opci?n que dejarlas hacer.
-A ver mira para arriba, ahora el otro, ya esta, te das cuenta que no
doli?, jejeje.
Con una peque?a bocha comenz? a aplicar matraca en mis pesta?as, las
rizaba hacia arriba d?ndole mayor volumen, mis ojos se hab?an
transformado en el centro de mi cara, al verme en el espejo, resaltaban.
-El ?ltimo besito por ahora, me dijo Carolina. Mientras levemente
acarici? mi boca con sus labios. Te voy a poner brillo labial y no
quiero que se te caiga.
-As?, ahora frota tus labios, muy bien, ya estas, ahora si te ves como
para salir con nosotras. Veras que nos divertiremos mucho, esta noche
ser? inolvidable.
?Ring!, ?Ring!, el timbre de la puerta sonaba, deb?a ser el tal "Luis"
-Hola Luis, ya estamos listas, dijo Carolina con la denotada intenci?n
de no dejarlo entrar y salir de inmediato.
-?Qu? apuro que cargan!, ?Qui?n es "ese"?.
-No seas tan antip?tico, es el hermano de Sandra, se viene con nosotras.
?No es lindo?
-Mmhhmm. Murmur? Luis, con evidente recelo a calificar a un chico como
"lindo".
Luis era unos cinco a?os y diez cent?metros mayor que yo, de contextura
atl?tica, sin llegar a ser eso que llaman "corpulento", de su rostro lo
que mas llamaba la atenci?n eran sus ojos negros, negr?simos, oscuros,
impenetrables, con una mirada escrutadora, que era acompa?ada con un
piercing en su ceja derecha.
-?Hala!, ?V?monos! Dijo Carolina abriendo la puerta delantera del auto.
Sentado en la parte posterior del coche con mi hermana no dejaba de
observar hacia la parte delantera tratando de encontrar alg?n indicio
del tipo de relaci?n que un?a a Carolina con Luis. En una de esas
ocasiones fui interceptado por su mirada en el espejo del retrovisor,
sonri? divertida y me hizo un gui?o de ojos.
Luego de unos 15 minutos llegamos a nuestro destino, una especie de
galp?n industrial, a sus afueras se agolpaba la gente para escuchar la
m?sica que brotaba de su interior, y una larga hilera de gente esperaba
por entrar. Seguimos a Carolina directamente a la puerta de entrada,
ella pas? altiva saludando al portero.
-Venimos juntos los cuatro, fue todo lo que dijo para que de inmediato
la puerta se abriera para nosotros.
Una vez adentro una muchedumbre bailaba en una inmensa pista, a sus
costados una buena cantidad de mesas, sof?s, poltronas y sillas
conformaban variados espacios para sentarse a charlar, en la parte
superior del galp?n hab?a un semipiso con algunos peque?os locales.
Nos sentamos en una mesa, a mi lado tenia a Carolina, al otro lado
estaban Luis y mi hermana, yo miraba deslumbrado todo el ambiente,
parec?a algo sacado de alguna pel?cula de ciencia ficci?n apocal?ptica,
era una ambientaci?n muy tecno.
-?Te gusta criaturita?, sin esperar respuesta, como si la misma no
importara mucho por lo obvia Carolina se dirigi? a mi hermana -Tu
hermanito esta deslumbrado, como que estas vacaciones van a ser todo un
aprendizaje para el.
Mi hermana ri? traviesa, -bueno ya es hora que vaya aprendiendo algunas
cosas.
-? y qu? cosas crees tu que debe aprender tu hermanito?, mientras dec?a
esto, Carolina tomaba mi mano por debajo del mantel de la mesa, antes de
poder sorprenderme por esta acci?n sent? la mirada de ella directa a mis
ojos.
-?Te gustan mis ojos muchachito?, m?ralos bien, si no pierdes detalle de
ellos veras como cambian de colores. Dijo con pretendida iron?a.
Mientras tanto fue guiando mi mano por debajo de la mesa, sent? como
ambas manos, la suya, la m?a, entr?bamos por debajo de su falda. Ni
siquiera cuando descubr? la ausencia de bragas me atrev? a hacer alg?n
gesto que pudiese develar la acci?n que transcurr?a por debajo de la
mesa, subterr?nea, ajena al conocimiento de los dem?s. Mi mano y mis
dedos eran sutilmente
tutelados por las ordenes de su propia mano, mis dedos comenzaron a
acariciar la desnuda vulva, desnuda hasta el extremo de carecer en lo
absoluto de vellos.
-?No te das cuenta?, comenzaron a cambiar de colores, f?jate como
brillan, dijo en alta voz, provocando la risa de todos.
En ese momento baj? la mirada, sin interrumpir el discurrir del contacto
con lo mas intimo de la epidermis de Carolina, poco a poco sent? como
mis dedos resbalaban con mas y mas facilidad, las secreciones y la
humedad se hizo presente. Bajo su gu?a concentr? mi actividad en la
parte superior de su vagina, mis yemas acariciaban entre los pliegues de
la piel de esa zona. Carolina segu?a aparentemente imp?vida conversando
alegremente con Sandra y Luis.
-Deja que te muestro la disco, ?Vamos!. Me dijo de forma inesperada. De
inmediato nos paramos, en ese momento la seguir?a hasta el mismisimo
infierno, la expectativa de proseguir y profundizar las veladas caricias
era un incentivo poderosisimo.
La segu?, subimos por la escaleras de metal, hacia el nivel superior,
desde all? podia divisarse el ambiente entero del ambiente. La gente
abajo bailaba fren?tica mientras nosotros, all? arriba, parec?amos unas
especies aves de rapi?a observ?ndolos para escoger la mejor presa. Aun
no sabia adonde me llevaba Carolina.
-Te promet? un regalo, ?Recuerdas?. Entramos a un peque?o local de
tatuajes y piercing.
-?Hola!, quiero hacerle un tatuaje a esta criaturita., sin darme tiempo
siquiera a manifestar la mas peque?a duda.
-Date la vuelta, indic?ndome que deb?a darle la espalda al tatuador.
Acerc?ndoseme por la espalda me susurr? al oido, -No temas no te doler?
mucho. Mientras jalaba un poco la liga de la pantaleta por detr?s, tanto
para recordarme que estaba vistiendo bragas, como para hac?rselo
evidente a quien tendr?a la tarea de marcar mi piel.
Dibujando algo en un papel dijo, -Quiero que le tatues esto atr?s, abajo
en la rabadilla.
-?Pero!
-Shhhhh, tu ver?s te va a gustar mucho, confia en mi, susurr? de nuevo
en mi oreja, tomando mi mano de la misma forma como lo hab?a hecho
momentos antes y reactivando el recuerdo del contacto con su h?meda
vulva.
-Buena se la vas a poner, fue el comentario del artista.
-Tu tranquilo. Me dijo. Es algo simple, es una sorpresa, despu?s me lo
agradecer?s, tu veras como te va a gustar, ahora b?jate un poco los
pantalones, incl?nate un poco para que puedan trabajar mas c?modos.
Baj? mis pantalones y bragas dejando totalmente expuesta la zona
lim?trofe entre mi espalda y mi ano, apoy? mis brazos en la mesa que
tenia enfrente arqueando as? un poco mi cuerpo de modo de facilitar el
acceso a la zona por Carolina escogida. Una sensaci?n incomoda, casi de
miedo me invadi? al sentir el contacto de las viriles manos del tatuador
sobre las posterioridades de mi cuerpo, cerr? por una fracci?n de
segundos mis ojos. Al instante comenz?, mientras la punta del
instrumento decoraba mi piel y el zumbido caracter?stico penetraba mis
oidos, Carolina me miraba directamente, sus ojos mostraban el mismo
brillo, disfrutaba mientras tallaban mi piel.
-Listo, ya esta, c?mprale una pomada con vitamina A y D, y se la echas
sobre la zona, que no lleve sol all? por un mes y lo tendr? perfecto
para toda su vida. Dijo el Tatuador. Dirigi?ndose a Carolina,
Trat? de ver la zona en cuesti?n, pero mis contorsiones no alcanzaban al
?ngulo necesario para divisar el trabajo realizado.
-Tranquilo que te qued? bello, vamos s?bete los pantalones, ?Vamos a
bailar!.
El baile era mas bien un ritual de seducci?n, Carolina se acercaba tanto
a mi que pod?a sentir su respiraci?n sobre mi rostro, giraba alrededor
de mi cuerpo, sent?a ahora su respiraci?n en mi nuca, sus manos
acariciaban mi cuerpo, sub?an por mi abdomen hasta llegar a mi pecho,
rodeaban mis caderas, atravesaban traviesas por mis gl?teos acariciando
en su recorrido toda mi espalda, daba vueltas y mas vueltas en torno a
mi, me miraba, sonre?a, se re?a, me acariciaba, me cautivaba. Estaba
hechizado.
-Echate un poco para all?, dijo Carolina a Luis sent?ndose a su lado en
el banco, cuando retornamos a la mesa. -Ven, aqu? cabes. Me dijo.
Quedamos los tres medio apretujados en el mismo banco.
-V? que te estaban tatuando arriba hermanito, ?Qu? te pusistes? ?Un
Drag?n? ?O tal vez una rosa? , dijo ri?ndose de mi predicamento.
-Es una sorpresa, el ni siquiera lo sabe. Dijo Carolina mientras posaba
su mano en mi muslo como invit?ndome a tomarla, su gesto me llen? de
alegr?a, en ese momento me sent?a absolutamente dichoso, ni siquiera los
comentarios cargados de iron?a de Sandra pod?an alterarme, tanto as?
disfrutaba la cercan?a de Carolina.
Su mano comenzaba a sonsacar a la m?a para recomenzar nuestro er?tico y
encubierto juego, la deje guiar mi mano, mientras mirada sus ojos, con
la picara chispa que ya descifraba como una se?al inequ?voca de su
excitaci?n. En esta oportunidad mi mano, comandada por los deseos de
Carolina se pos? sobre una extremidad, tard? al menos dos o tres
segundos para que mi mente interpretara que esa sensaci?n s?lo pod?a
provenir de la verga erecta de Luis. Hice un intento por retirar mi
mano, pero Carolina con firmeza la sujeto, oblig?ndome a rodear con mis
dedos el falo erguido.
Me miraba fijamente dici?ndome -Sabes que debes agradecerme el regalito,
criaturita.
Baj? mi mirada, no quer?a que mi hermana se enterara por ning?n motivo
que en este momento tenia en mis manos el miembro en erecci?n de otro
hombre, si ella o mi familia se enterara seguro seria un esc?ndalo.
Trat? de disimular las situaci?n
-Claro Carolina, te lo agradezco mucho. Mientras tanto, su mano sobre la
m?a, me impulsaba a comenzar un lento recorrido arriba y abajo del pene
de Luis. Sabia que Luis me estaba observando mientras en secreto lo
masturbaba, no me atrev? a levantar la vista ni a mirarlo ni a el ni a
Carolina.
-Entonces Luis, nunca me contestastes la pregunta, ?Verdad que el
hermanito de Sandra es bello?
-Feo no es, fue en esta oportunidad la respuesta de Luis, mientras sabia
me contemplaba con sus penetrantes ojos.
-Oye hermanito, que popular has resultado ser, hubiese sabido y se los
habr?a presentado antes, hasta celosa me haces poner. Dijo Sandra
mientras reia.
Debajo de la mesa yo prosegu?a, siempre bajo la gu?a de Carolina la
estimulaci?n del ajeno falo, despu?s de unos momentos pude sentir, como
algunas gotas de semen goteaban de su punta, mientras tanto Carolina y
Luis charlaban como si nada ocurriese.
La sensaci?n de masturbar a otro hombre era una sensaci?n extra?a, no
era similar al acariciarme mi mismo pene, no s?lo se sent?a mas grande,
duro y templado, sino que incluso sent?a una inequ?voca percepci?n de
estar tocando un objeto que no hab?a tocado nunca en mi vida. Como si se
tratara de una herramienta distinta a la m?a, como sin en ella hubiese
algo de lo que la m?a carec?a. La sent? endurecer mas y mas, sabia que
el momento de la explosi?n estaba cerca. Unos segundos antes de la
eyaculaci?n Carolina retir? su mano, dej?ndome solo cuando Luis alcanz?
el climax.
Carolina se acerc? a mi, como queriendo susurrarme algo al oido, -Lo
hicistes muy bien, criaturita, ahora chupa. Acerc?ndome dos de sus dedos
a mi boca e introduci?ndomelos en la boca , sent? tanto el sabor del
semen de Luis en ellos como el
Mordisco de Carolina en el pabell?n de la oreja.
Al finalizar de chupar los dedos, levant? la mirada, buscaba a mi
hermana, era obvio me hab?a visto chupar los dedos. ?Qu? estar?a
pensando?, en ese instante tuve la certeza de que ella sabia todo lo que
estaba pasando. La mir?.
-"Hermanito, hermanito, tienes que aprender que importa mucho mas lo que
tu sientas que lo que puedan pensar los dem?s", recuerdas que te lo dije
el otro d?a en la casa, no lo olvides, nadie es quien para juzgarte. Me
digo mientras me hacia un gui?o con sus ojos.
Carolina se acerc? y me beso en los labios, este vez no fue una suave
caricia, su lengua invadi? mi boca, se pase? por ella con total descaro,
como queriendo tomar posesi?n de mi interior.
-Escucha a tu hermana, ver?s que nos va "super". ?D?jate de tantos
complejos y rel?jate!
-Chicas, chicas ya esto se puso demasiado rom?ntico para mi gusto, como
que lleg? el momento de irnos dijo Luis.
Al Llegar a la casa de Carolina, nos dijo, bajense, esta noche duermen
aqu?, ya es muy tarde para que Luis los lleve.
-?Me quedo yo tambi?n?, pregunt? Luis.
-?Estas loco!, ma?ana llega mi madre y si ve a un hombre durmiendo en la
casa me mata.
Al oir esta ultima aseveraci?n de Carolina me sent? confundido, ?Yo si
iba a dormir en su casa y Luis no?. Yo era tan hombre como Luis ?O no?,
debe ser que como yo soy el hermano de Sandra no se ve tan mal
reflexione, quiz?s era una excusa de Carolina para deshacerse de Luis,
ya no sabia ni que pensar, esa noche en mi interior tenia una especie de
coctel emocional. En todo caso me sent? feliz y algo aliviado de no
tener que compartir el resto de la noche con Luis.
En su habitaci?n Carolina encendi? un porro, fuimos pas?ndonos la
colilla mientras bromeabamos, estaba ya mucho mas distendido, mas
relajado, me re?a de cuanta tonter?a dec?an las chicas. Era ya tard?simo
cuando Carolina nos dijo, ya es hora de dormir, ma?ana llega mi madre, y
debemos pararnos temprano.
-?El tatuaje!, ?mu?strame el tatuaje hermanito!
-Date la vuelta , cari?o para que tu hermana vea el tatuaje, qu?tate los
pantalones, no vas a dormir con ellos.
-?OHH! Dios m?o, Carolina. ?C?mo se te ocurrio?
-?No vas a decir no se le ve divino?
-??Que es!? ??Que es!?, dije con impaciencia
-M?ralo tu mismo, me dijo Carolina llev?ndome hacia el gran espejo
adosado a la pared.
All? en la zona que acababa mi espalda y comenzaban mis gl?teos en esa
especie de frontera er?tica se ve?a n?tidamente tatuado un s?mbolo, ? ,
el s?mbolo que identifica el g?nero femenino.
Estaba exhausto, en mis 18 a?os de vida no hab?a vivido momentos de
tanta intensidad como los de aquel d?a. En este instante me sent?a
absolutamente incapaz para discernir entre lo adecuado o lo inadecuado
de nada, sabia que hab?a tocado que jam?s antes estaba en mi horizonte
traspasar. ?Qu? hab?a al otro lado del umbral?, no lo sab?a. ?Me
gustar?a verlo?, ya las certezas en mis preferencias se hab?an vuelto
difusas, mis certezas se diluyeron en el torbellino de acontecimientos
que desencaden? ese hurac?n llamado Carolina. Estaba exactamente a la
mitad de un puente que se derrumbaba sin tener idea de por cual de los
dos extremos deb?a escapar.
-?C?mo te sentiste en tu primera salida en pantaleticas? Dijo Carolina
mientras me jalaba el borde de las bragas que asomaban por la parte
posterior de mis ajustados jeans. Se me hizo evidente que ella
encontraba un perverso placer al poner mi debilidad de manifiesto. ?Mi
primera salida hab?a dicho? ?Era eso un anuncio de los que vendr?a?.
-Vamos a fumarnos uno antes de dormir, dijo volvi?ndose hacia la
peinadora para encender el porro, mientras lo encend?a de espaldas a mi
y a mi hermana pregunt?:
-?Verdad que Lu?s esta buen?simo?
La pregunta me cay? como esos goles de minuto noventa en contra. No
sabia como reaccionar, ?A qui?n iba dirigida la pregunta?, ?A mi
hermana?, ?A mi?. La ambig?edad de la situaci?n me imped?a tener un
marco de seguridad en lo que deb?a, o no, hacer y decir.
-Toma dijo Carolina a Sandra pas?ndole el "cacho", vamos a ponernos
c?modas. Tu puedes quitarte esos pantalones, tendr? que buscarte otros
pantaloncillos para que duermas, los del otro d?a los dejaste sucios, me
dijo.
Al momento estaba poni?ndome unos shortcitos de sat?n amarillos con una
hilera de afeminados botoncitos a cada lado, los cuales formaban parte
de un pijama de Carolina. Al subir la mirada observ? que Sandra y
Carolina estaban tendidas en la cama bes?ndose. Mi vista se apart? para
posarse sobre la foto de la c?moda en donde estaban ambas, muy juntas
sonriendo.
-?Huy! Criaturita, no est?s celosa, Entre nosotras no debe haber
barreras, ?Verdad Sandra?, no me gustan los celos, anda ven aca.
Las chicas se pararon rode?ndome, Carolina por detr?s de mi comenz? a
acariciar mis nalgas.
-?Sandra!, dijo Carolina, mi hermana se acerc? a mi coloc?ndome el
pitillo en mi boca, aspir? profundamente, como queriendo que el humo que
entraba a mi cuerpo incinerar? mis angustias, expir? poco a poco como
liberando lentamente mis temores, al desvanecerse el humo sent? la
sorpresiva intrusi?n de la lengua de mi hermana en mi boca, su
penetraci?n satur? mis sentidos con su incestuosa profanaci?n. Otra
barrera quedaba hecha trizas.
Sent? el mordisco de Carolina en mi oreja.
-Qu?date tranquilito, ya eres parte del clan, rel?jate, disfruta, ya no
debe haber ningun prejuicio entre nosotros. Las manos de Carolina
acariciaban mi pene, comenc? a ser lentamente orde?ado por sus manos
enfundadas en la tela de sat?n.
-Ya no tienes nada de que avergonzarte, a partir de hoy debes
abandonarte al disfrute, veras como te llevaremos al cielo, me susurraba
Carolina al o?do. Mi hermana muy suavemente mordisqueaba la punta de mis
tetillas. Estaba totalmente atrapado entre las chicas. La otra mano de
Carolina empez? su intrusi?n entre mis gl?teos, y uno de sus ensalivados
dedos comenz? su danza dentro de mi ano, suavemente, lentamente,
exactamente al mismo ritmo con el cual mi pene era masturbado.
-?Te gusta estar as? entre chicas? ?Verdad?. ?Dilo!, me requiri?
Carolina.
-?Si!, Si me gusta, respond? dejando abatidas todas mis resistencias.
-?Lo ves?, te dije que a tu hermanito le gustar?a, s?lo es asunto de
irlo llevando, de derrumbar sus prejuicios.
-?Ahh!, gem? al sentir s?bita la intrusi?n de un segundo dedo en mi
esf?nter, sus dedos jugueteaban mas y mas en mi interior, el ritmo se
incrementaba, su mano no paraba de masturbar mi polla. Mi hermana
pellizcaba las rosetas de mi pecho mientras Carolina mordisqueaba la
parte superior de mi espalda. Sent?a mi pene a punto de explotar.
-Venga, bello, queremos que sueltes toda la lechita que te queda.
La esperada erupci?n fue recogida por la mano de Carolina, que sin
esperar que la sensaci?n de ?xtasis se desvaneciera, me la dio a lamer,
su manos se restregaban sobre mi rostro, sus dedos ba?ados de semen
penetraban mi boca.
-Eres una "tragona", con Lu?s te comportaste como toda una putica.
Enrojec? al o?r el comentario, la risita de Sandra hizo mas humillante
el trance, sin embargo entend? que el tiempo para una rebeli?n al trato
que Carolina me daba hab?a pasado, el puente estaba roto y ya no ten?a
mucha elecci?n, no hab?a espacio para desandar el camino, ya estaba
demasiado expuesto a los ojos de las dos chicas.
Mi cara y mi boca estaban llenas de semen, Carolina contempl?ndome, dijo
-Estas vuelto un asco, ven que te voy a ense?ar a limpiarte la cara,
adem?s no puedes acostarte nunca con resto de maquillaje. Moj? mi cara
en agua tibia y comenz? a masajear mi cutis con sus manos impregnadas es
un suave jab?n liquido.
-Tienes que cuidar ese bello rostro, es uno de tus "ganchos" Con un
algod?n humedecido en loci?n desmaquillante removi? con cuidado la
mascara de mis pesta?as, finaliz? aplic?ndome una crema humectante por
toda mi faz.
Mientras Carolina se afanaba en la rutina de cuidado de mi piel, no
puede evitar pensar en el fascinante contraste de su actitud, a ratos
hiriente, cortante, humillante; en ocasiones salvajemente excitante; y
en otros, como ahora, tiernamente cari?osa. Era una gema de m?ltiples
cantos y encantos.
-Hasta el pantaloncillo lo manchaste con tu esperma, y ya no tengo otro,
no te va a quedar otro remedio que usar una dormilona, pas?ndome un
camis?n igual al de ella y Sandra. Era tambi?n de sat?n amarillo, la
parte superior era de delgadas tiritas, y un delicado lazo situado en el
centro del pecho, escasamente me cubr?a un poco por debajo de mis
gl?teos.
En una esquina del cuarto vi como estaba tirada la ropa con la cual
hab?a llegado hoy a la casa de Carolina. De la gabardina al sat?n de la
mano de estas dos diablas que me ofrec?an un cielo.
Esa noche nos quedamos los tres en su cama, en el momento en el cual
abrac? a Carolina, justo antes de quedarme dormido, una sensaci?n de
dicha y calma me invadi?. Estaba feliz.
-?Muchachas lev?ntense!, la voz me despert? de golpe, entreabr? mis ojos
para ver a la mama de Corolina descorriendo las cortinas de la ventana
para que la luz invadiera el cuarto, obviamente hab?a pensado que en la
cama se encontraban tres chicas. Gir? hacia el lado opuesto tratando de
que mi rostro no fuese f?cil de divisar.
-Las espero abajo para que desayunemos. Dijo saliendo de la habitaci?n.
-?Tu madre me habr? visto?, ?Qu? hacemos ahora? Pregunt? a Carolina con
evidente angustia. Trataba de encontrar una salida a la situaci?n, no
pod?a pensar en simplemente escapar, era claro que hab?a visto tres
personas en la cama, no sabia que hacer - ?Si me visto de chica tu crees
que tu madre se de cuenta?
-No seas tonto, claro que se dar? cuenta que no eres una chica, que te
veas algo femenino no significa que puedas pasar por una muchacha de
buenas a primeras, para algo as? se requiere tiempo para poder
feminizarte mas. Mi madre no es ninguna tonta, si no tienes un aspecto
totalmente femenino sospechar? y acabar? por descubrirnos.
-?Entonces que hacemos?
No seria aceptable que Carolina hubiese pasado toda la noche en la cama
con un chico habi?ndose quedado sola en la casa, era un hecho que
ninguna madre aceptar?a de buenas a primeras.
-La ?nica alternativa que tenemos es que te vea como un chico
absolutamente inofensivo, tienes que verte y comportarte absolutamente
afeminado, de modo que sea evidente que eres incapaz de funcionar como
un macho. Esa es la ?nica soluci?n, venga a vestirnos, tu ya lo sabes,
tienes que mariquearte lo mas que puedas, no vayas a meternos en un
problema a todos.
Me puse de nuevo los ajustados jeans negros a la cadera de la noche
anterior, una camiseta T shirt de cotton lycra negra con ribetes rosa
que acentuaba la delgadez y fragilidad de mi cuerpo y zapatillas de goma
bajas tambi?n de color negro que asemejaban las de una bailarina.
R?pidamente Carolina acentu? mi afeminada imagen con un toque de m?scara
en mis pesta?as y brillo labial de color neutro, lo suficiente como para
que no me viese excesivamente maquillado para esa hora de la ma?ana,
pero que se notase la presencia en el rostro de los cosm?ticos.
-Ya lo sabes a partir de ahora eres una "maricona", as? que comp?rtate
como tal, al menor indicio mi madre puede sospechar.
Ten?a miedo ?Qu? ir?a a decir la madre de Carolina? ?Armar?a un
esc?ndalo?, despu?s de todo yo hab?a pasado toda la noche en su casa en
la cama con su hija. ?Se lo dir?a a mis padres? Esta ?ltima posibilidad
de veras me aterraba. Nunca me hab?a sentido como una marica, sin
embargo la estrategia de Carolina parec?a ser la ?nica posible. Baje las
escaleras presa de un gran temor
-?Ah!, Pero si es un chico, fue la primera exclamaci?n de la madre de
Carolina
-Mama, parece un chico pero en realidad es casi tan mujer como nosotras,
fue la r?pida respuesta de Carolina
-Ya veo, dijo escrut?ndome de arriba abajo con la mirada, no te
preocupes en el teatro hay muchos como "ella".
Me ruboric? al o?r la expresi?n de la se?ora refiri?ndose a mi en
femenino, pero paralelamente sent? una sensaci?n de alivio al ver que la
idea de Carolina funcionaba por el momento.
-Desde peque?o siempre se comport? como una ni?ita, expres? mi hermana,
dirigi?ndome una mirada de picard?a.
-Bueno, bueno, si?ntense a desayunar chicas, Aqu? tienen cereal, yogurt,
frutas y caf?. ?Te molesta me dirija a ti como una chica?, me pregunt?
directamente, como poni?ndome a prueba.
-No se?ora, no se preocupe, ?ltimamente esa confusi?n se va haciendo
algo com?n, ya estoy acostumbr?ndome. Le respond? tratando de sonar lo
mas amanerado posible.
-Me caen ustedes como anillo al dedo, esta noche invit? a un productor
amigo mi?, estoy tratando de obtener un papel en su obra y me pueden
ayudar con la lectura dramatizada que quiero hacer. Claro para ello
deber?an ensayar un poco, Carolina mi amor, en el estudio est? el gui?n
?Puedes ocuparte de ello? ?Ah!, oc?pate tambi?n de tener lista la cena,
debo salir en la tarde y llego en la noche con el productor.
Las ametrallantes palabras de Cristina, la madre de Carolina, dibujaron
el panorama de lo que seria el discurrir de nuestro d?a, haciendo
hicieron trizas mis esperanzas de una r?pida huida. Me resigne a tener
que realizar el papel que se me hab?a asignado durante el d?a y el que
se me asignar?a para la representaci?n de la noche.
-Hasta ahora lo haz hecho perfecto, sigue as? y nos ira bien. Me dijo
Carolina cuando quedamos los tres solos.
Mientras las muchachas recog?an los trastes sucios del desayuno, yo los
fregaba, al terminar Carolina busc? el texto de los parlamentos que
deber?amos aprender para la noche.
-Yo me lo leer? y asignar? los papeles. Asumiendo una vez mas su
inocultable liderazgo sobre mi y mi hermana.
-?Es perfecto!, adem?s s?lo hay tres personajes, todas mujeres, nos
vendr? perfecto para convencer a?n mas a mi madre. Tu har?s uno de
ellos, tu hermana el otro y yo ensayar? el papel que le tocar? a mi
mama.
Buena parte de la tarde de esa parte la dedicamos a practicar las l?neas
que deb?amos aprender, al comienzo me cohib? un poco, dadas las
caracter?sticas del personaje que me tocaba interpretar, al final me
result? muy divertido, nos re?mos y disfrutamos mucho con todas nuestras
equivocaciones e intentos de dramatizaci?n, despu?s de algunas horas
terminamos haci?ndolo bastante aceptable, la mama de Carolina no tendr?a
mucho que reprocharnos.
Al caer el sol Carolina record? que deb?amos preparar la cena, yo me
encargu? de sacar la piel de algunas verduras que utilizar?amos en una
sopa mientras las chicas a mis espaldas elaboraban el guiso. Estaba
concentrado con mi labor con el cuchillo cuando sent? unas manos que
acariciaban mis gl?teos.
-Hasta ahora has sido una "ni?a" buena, sigue as?, mariqu?sima, y nos
ira divinamente, me fascina verte tan obediente. Era Carolina que como
siempre dio por terminada su frase con un leve mordisco en mi oreja.
Hora y media mas tarde estaba la cena lista, nos quedaba el tiempo justo
para vestirnos antes de la llegada de la se?ora con su productor.
Una vez mas la incertidumbre del vestuario, lo que hasta ahora no hab?a
sido para mi mas que una sencilla protecci?n contra el ambiente, cobraba
significaci?n, cada vez se me hacia mas claro que si bien no somos
exactamente lo que vestimos, vestimos como pretendemos ser. Los otros y
nosotros reaccionamos al estimulo visual de la apariencia, envolvemos a
las personas en el invisible celof?n de nuestras percepciones, y el
llamado de la moda que portamos crea la situaci?n en donde actuamos.
Ya la decisi?n de c?mo vestir no me pertenec?a, era Carolina que dictaba
la pauta que yo deb?a seguir. Era una cena informal, pero con gran
importancia para su madre.
-?Qu? te pondremos? ?Criaturita que te pondremos? Se pregunt? a si
misma.
Lo primero que me dio fueron unas bragas negra de encaje.
-Mucho cuidado con ellas no me las vayas a estropear son de mis
favoritas. Un pantal?n ?Qu? pantal?n puede ser? No puede ser un jeans,
es demasiado informal, a ver, ponte este.
Me di? un pantal?n negro de vestir, a diferencia de los jeans, el talle
era alto, mas alto que en los pantalones usuales de chico, la cinturilla
era ancha, asemejando una especie de faj?n la cual se abrochaba en la
parte delantera con tres botones. Era un pantal?n muy femenino que
entallaba y afinaba mi cintura.
-Date la vuelta, a ver como te queda, Sandra mi amor, mira el "pompis"
que se le ve a tu hermanito con este pantal?n, ?No se le ve bell?simo?
-Es la marca de familia, todas las "mujeres" de la familia lo tenemos
as?, formadito y paradito, dijo mi hermana entre risas.
Sac? del armario una blusa de seda con un estampado de flores con
tonalidades rojas, naranjas y amarillas. Sus mangas eran amplias
recogi?ndose en unos ajustados pu?os.
-Esta te combinar? perfecta.
Era la primera vez que vest?a una blusa de chica, una de las cosas que
me extra?o es que la abotonadura de la misma era inversa a las que
acostumbraba a vestir, nunca me hab?a percatado de este detalle, lo cual
hacia que mis manos lucieran algo torpes al abotonarlos.
-Sandra, ve removi?ndole el barniz violeta de las u?as de tu hermano,
ponle un rosadito suave, neutro que casi no se le vea, ?Qu? zapatos te
podr?s poner? No pueden ser deportivos, y no creo que en tacones puedas
estar, para comenzar no podr?as caminar en ellos, habr?a que
"ense?arte". Dijo soltando una carcajada.
A la final me pas? unos zapatos de charol, de tac?n bajo, hubiesen sido
bastante discretos si no puede por un broche dorado que ten?an a sus
costados, lo que hacia imposible dejar de mirarlos.
-Listo, te ves "divin?sima", todo el que te vea pensar? que eres un
chico "fin?simo". Si?ntate, te retocar? el maquillaje.
Esta vez a la mascara de pesta?as y el brillo labial, ligeramente mas
rosa que el de la ma?ana, se uni? algo de sombras en mis ojos, de un
tono solo un poco mas oscuro que mi piel, de forma de lograr que sin
notarse demasiado lograra resaltar mi mirada.
-Justo a tiempo. Dijo Carolina al o?r el coche de su madre desplazarse
por la vereda de entrada.
Al abrirse la puerta entr? la se?ora Cristina, acompa?ada de un hombre
de unos 40 a?os, alto, delgado, de impecable aspecto, por su apariencia
era obvio que cultivaba tanto su aspecto como su forma f?sica.
-Hola Chicas, este es Guillermo Montilla, es el que ser? mi futuro
productor. ?No es verdad Guillermo?
-Je, je, je. Ri? el hombre. Cristina, Cristinita, no vas como muy
r?pido, eso debemos discutirlo hoy.
-Esta es mi hija Carolina y su amiga Sandra con su hermano. Nos present?
la se?ora.
-Pero si este es un "pimpollo"
Tuve que hacer un esfuerzo para contenerme, baje mi rostro, pens? el l?o
en que me ver?a si la madre de Carolina sospechara que era algo distinto
a una maricona, pens? en Carolina, me gustaba demasiado, no pod?a
fallarle.
-?No es una divinidad?, dijo riendo la se?ora Cristina. Vamos pasando al
comedor. Chicas vayan a servir la cena.
Me dirig? con las muchachas a la cocina a buscar las bandejas con la
comida, antes de sentarnos a la mesa servimos en los platos de la se?ora
Cristina y su invitado sus porciones.
-?Esta bien as? de sopa se?or?, pregunt? al momento de servirle.
-Muy bien lo haces, muy bien. Me respondi?.
Durante la cena trataba de pasar desapercibido, callado, con mi vista
baja. En dos o tres oportunidades me percat? de las miradas escrutadoras
tanto de la madre de Carolina como de su productor, supongo era
inevitable dada mi peculiar apariencia. Del otro lado de la mesa
Carolina me enviaba miradas y sonrisas de aprobaci?n.
La cena se prolong? por un tiempo, la conversaci?n giraba en torno a la
carrera profesional de la se?ora Cristina.
-Guillermo, ya no estoy para hacer papeles de damisela, creo que el
papel en tu obra puede abrirme la puerta a la transici?n para otro tipo
de papeles, mas maduros, con mas fuerza.
-No lo s?, Cristina, aun eres una mujer joven, te ves divinamente. No es
que dude de tu fuerza expresiva, ?Est?s segura que quieres hacer ese
tipo de papel?
-Por supuesto, hemos preparado una lectura dramatizada, quiero que la
veas Guillermo, si no te gusta no se hable mas del asunto. Chicas vayan
a prepararse.
-?Prepararse?, ?Qu? significaba prepararse? Pens?. Hasta el momento
hab?a cre?do se trataba s?lo de recitar el parlamento.
Salimos a la habitaci?n contigua, Carolina, quien obviamente lo hab?a
preparado todo, nos dio a mi hermana y a mi id?ntico atuendo, blusa
blanca manga corta y una falda corta negra de tablas.
-P?nganse esto. ?Tu no empieces con tus miedos!
La cortante frase de Carolina no dejaba lugar a r?plica, sin chistar
vest? por primera vez en mi vida una falda y de dispuse a entrar en el
sal?n en donde har?amos la representaci?n.
Comenz? la funci?n.
Al rato estaba yo declamando frente a la se?ora Cristina y mi hermana
...La se?ora nos ha vestido como unas princesas, la se?ora ha cuidado a
Clara o a Solange, puesto que la se?ora nos confund?a siempre; la se?ora
nos envolv?a en su bondad. La se?ora nos permit?a vivir juntas a mi
hermana y a m?. Nos daba las chucher?as que ya no le serv?an. Tolera que
el domingo vayamos a misa y nos coloquemos en un reclinatorio cerca del
suyo...
(Fragmento de la obra Las Criadas de Jean Genet)
Al terminar la algo improvisada "representaci?n", la se?ora nos felicit?
a mi hermana y a m?. Bes?ndonos en ambos cachetes nos dijo:
-Lo hicieron excelente para no haber actuado nunca. Carolina te felicito
hiciste un excelente trabajo con este par, ahora recojan la mesa
mientras yo converso con Guillermo.
Comenc? a fregar los trastes, mientras las chicas entraban y sal?an de
la cocina tray?ndome la loza y los cubiertos utilizados, de pronto sent?
por debajo de mi falda unas manos que acariciaban mis gl?teos. - Es
Carolina de nuevo, pens? por una fracci?n de segundos antes que mis
sentidos se percatasen que tanto la textura de la piel como la fuerza
con que lo hac?an no eran similar a sus caricias.
Me volv? bruscamente para encontrarme cara a cara con el se?or
Guillermo.
-Lo hiciste divinamente bien, me dejaste impactado, me dijo.
-Pero se?or que hace. Respond? apart?ndome r?pidamente del fregador y
dirigi?ndome a la otra esquina de la cocina
-Ven ac?, ac?rcate.
-No se?or, creo que usted se equivoca conmigo... a pesar de mi aspecto...
-?El que estas equivocado eres tu! Ya lo veras. Dijo saliendo
r?pidamente de la cocina.
Me qued? perplejo, no sabia que hacer, el invitado de la se?ora Cristina
hab?a salido evidentemente molesto, ?Qu? deb?a hacer?, ?Tendr?a decirle
lo ocurrido a Carolina?
En el comedor se escucharon algunas voces, eso me aterroriz? m?s. Si
fuese posible desaparecer de esa casa lo habr?a hecho.
Carolina entr? a la cocina, estaba visiblemente molesta.
-?Qu? co?o estas haciendo?, esta noche es demasiado importante para mi
madre y para mi, no voy a dejar que un "maric?n" como tu la arruine.
?Quieres que le diga a tus padres que su "hijito" se dedica a masturbar
pollas por debajo de la mesas en las discotecas? ?O les digo como tragas
semen?, Tal vez les muestro tu tatuaje ?Eso te gustar?a? ?Qu? crees que
pasar?a si hago eso? Vas a entrar al sal?n y vas a hacer exactamente lo
que se te diga, as? tranquilito, sin chistar ?Estamos?.
-Si Carolina entend?, y la segu? hacia la puerta del sal?n.
Entr? al sal?n siguiendo a Carolina, su madre estaba sentada en una
poltrona, frente a ella se hab?a dispuesto una peque?a mesa de unos
cuarenta cent?metros de alto.
-Pasa ni?a, que ahora te toca la segunda funci?n. Me dijo la se?ora
Cristina, a su lado el se?or Guillermo exhib?a una sonrisa de triunfo.
-Ven, apoya tus manos sobre la mesa, no te preocupes yo estar? contigo.
Dijo Carolina, mientras se colocaba a un extremo de la mesa justo
enfrente.
Mi cuerpo se arqueaba por la limitada altura de la mesa, para colocar
mis manos sobre la tabla deb?a doblarme de tal forma que mis gl?teos se
encontraban en el tope de mi anatom?a.
Carolina, ya con el brillo de la provocaci?n en sus ojos, clav? su
mirada en la m?a.
-Se buena, y no dejes de mirarme por ninguna raz?n.
Sent? unas manos acariciar mis nalgas por encima de mi falda, esta vez
no era una sensaci?n desconocida para mi, sabia se trataba del se?or
Guillermo.
-Te das cuenta maric?n que de nada val?a oponer resistencia, tienes unas
nalgas bellas, redonditas, formaditas, no iba a irme sin el placer de
tomarlas. ?Vamos s?bete tu mismo la falda!
Con mis manos sub? lentamente la faldita que cargaba, como ofreci?ndole
a un comensal el platillo que iba a degustar, mi culito quedo a la vista
de todos, vestido s?lo por las bragas de encaje que formaban un peque?o
triangulo en la parte superior luego que el delgado hilo de la tanga
emerg?a de mi raja.
Sin dejar de ver a Carolina, pens? que mi hermana estaba contemplando
toda la humillante escena, me encontraba indefenso y sin otro camino que
el de dejar que dispusieran de mi cuerpo.
-Toma Guillermo, ?chale un poco de lubricante, despu?s de todo es una
"ni?a" virgen y no queremos que sufra en exceso. Dijo la se?ora Cristina
alcanz?ndole un tarro de vaselina.
Sent? como las manos del se?or bajaron mis bragas hasta las rodillas,
luego el deslizar de dos de sus dedos untados con la grasa dentro de mi
recto, de forma s?bita, fuerte, viril, nada parecido a las suaves
caricias internas que me hab?a dispensado anteriormente Carolina.
Entend? por sus maneras que yo no estaba all? para sentir placer, sino
para produc?rselo.
-Con lo que me gusta un culito virgen ?De verdad pensabas que me iba a
ir sin cogerte?
Al instante sent? la punta de su ya erecto pene en la puerta de mi
orificio anal. El ariete estaba presto a reventar todas mis posibles
resistencias.
-arrrrrggg
Al entrar la sensaci?n inicial m?s que dolor resulto ardor, sent?a como
un cometa incandescente penetraba por mi culo, quemaba mis entra?as como
un tiz?n al rojo vivo-
-Quieta, rel?jate, y te prometo lo disfrutar?s. Susurr? Carolina en mi
o?do. Mientras el se?or Guillermo comenzaba el lento taladrar de mis
entra?as.
Miraba a Carolina, ella extasiada contemplaba como era sometido y
penetrado, el brillo de sus ojos era intenso, la sonrisa en su rostro
denotaba su propio disfrute.
Poco a poco, a medida que mi culo, empalado por el erecto falo, se
desgarraba mas, la ?gnea sensaci?n fue cediendo paso, aminor?ndose.
Conforme se sent?a una mayor holgura de cavidad se incrementaba el ritmo
del bombeo, una y otra vez la verga se hund?a hasta las profundidades de
mis intestinos y sal?a victoriosa para volver a horadar mi ano.
-As?, as?, mariquita, ya lo estas disfrutando exclam? jadeando el se?or
Guillermo.
Dos lagrimas se evadieron de mis ojos para rodar por mi rostro y caer
sobre la mesa, las manos de Carolina tomaron posesi?n de mi pecho, sus
u?as se enterraban en mis tetillas, y sus dedos las jalaban y estiraban.
-Lo vez putica, rel?jate y disfruta, me dijo Carolina, mientras una de
sus manos comenz? a masturbar mi erecto pene.
A mi espalda el se?or Guillermo abr?a, mas y mas, mis nalgas con sus
manos, como queriendo ganar espacio para que su verga tocase lo mas
profundo de mi cavidad.
-Vamos a llenar tu culo de leche, como si fueses una puta.
Sent? como su polla se enterr? totalmente en mi cuerpo, como dotada de
vida propia la sent? expulsar dentro de mi su semen, a medida que
escup?a dentro de mi culo su carga se templaba mas que antes. Arquee mi
espalda aun mas, sent?a que yo tambi?n reventaba de las ganas. Afloj?
completamente los m?sculos de mi esf?nter. Cuando sent? los dedos llenos
de semen de Carolina penetrar una vez m?s mi boca, comprend? que todo
estaba consumado.
Al sentir mi ano libre del falo que lo subyugaba, ca? de rodillas frente
a la mesa, mi rostro escondido entre mis manos. Lloraba, lloraba de
impotencia, lloraba de humillaci?n pero sobre todo lloraba porque lo
hab?a disfrutado intensamente.
-Tranquila mi amor, ya todo acab?. Me dijo Carolina, mientras acariciaba
tiernamente mi pelo.
-Vamos al cuarto, te ba?ar? y veras como te sentir?s bien. Abrazadas
subimos escaleras arriba.
-?Te duele mucho tu culito?, me pregunt? cuando nos quedamos a solas.
-pobrecita "mi ni?a", ven que te ayud? a limpiarte.
Con un pa?o humedecido en agua tibia, cuidadosamente fue limpiando mis
nalgas, en el pa?o iban quedando, junto a los residuos de semen que
destilaba mi ano, peque?as manchas ocasionadas por co?gulos de sangre
que daban cuenta del desgarre de mi obertura. Al terminar la limpieza,
Carolina tom? una caja de tampones sanitarios, de los que utilizan las
mujeres para contener los flujos menstruales.
-Tranquilito, que esto no te doler? nada e impedir? que manchas las
sabanas de sangre. Con mucha delicadeza insert? el tamp?n en el orificio
de mi ano.
-Ya esta, puedes cerrar tus nalguitas, ?huy! ?C?mo has llorado hoy! Pero
era algo por lo que deb?as pasar, Me dijo mientras acariciaba mi cabeza.
*****
Despert?, el sol iluminaba ya la habitaci?n, a mi lado Carolina
dormitaba aun, yo no tenia demasiada conciencia del momento exacto en el
cual me hab?a quedado dormido. Carolina entreabri? sus ojos y mir?ndome
sonriendo -?Ya te despertaste preciosura! Con sus brazos me atrajo hacia
ella y bes?ndome me dijo:
-Hoy nos espera un buen d?a, despu?s de ayer me convenc? que har?s lo
que sea por estar junto a mi ?Eso me encanta!, ver?s lo mucho que nos
divertiremos.
Desayunamos, enfundadas en las batas de seda estilo oriental que antes
le hab?a visto vestir a ella y a mi hermana.
-Menos mal que mi madre me dej? el carro, tenemos mucho que hacer hoy.
De nuevo me vest? con su ropa, short de blue jeans, blusa blanca manga
corta de chica y las zapatillas.
-?C?mo amaneciste hoy? ?Aun te duele el culito? Me pregunt? mientras me
pasaba otro tamp?n, entend? que este deb?a reponer al que se aloj? toda
la noche en mi interior.
Salimos en el coche, Carolina manejaba y yo iba a su lado, la ve?a
alegre, emocionada, llena de vida, me fascinaba verla as?, estaba
totalmente enamorado de ella. Luego de un recorrido de unos diez minutos
llegamos a un centro de est?tica.
-Hola Luisa, este es el chico del que te platique.
-La verdad es que es muy bello, luego del tratamiento quedar?
espectacular, pasen por aqu?. Dijo conduci?ndonos a un cub?culo con una
camilla en el centro.
-Por favor desn?date.
Ya a estas alturas hab?a entendido perfectamente cual era mi posici?n en
todo esto, ofrecer resistencia era absolutamente in?til, as? implicase
quedarme en bragas frente a una chica desconocida.
-Est?n bellas tus pantaleticas, me dijo mientras calentaba la cera con
la que me depilar?a todo el cuerpo.
-Afortunadamente no tienes mucho vello corporal, tal vez lo que te pueda
doler un poco ser? cuando te haga la l?nea del bikini.
Yo yac?a desnudo e la camilla siguiendo las instrucciones de la
dependiente mientras Carolina nos observaba.
?Chaz!, ?Chaz!
-?Auch! Exclam?, reprimiendo un grito de dolor, mire hacia mis genitales
y observ? que el ?nico vestigio de mis vellos era un peque?o y delicado
triangulo en la parte superior de mi pelvis.
-Date la vuelta y abre un poquito las piernas, que ahora vamos con el
culito. ?Qu? es esto? Me pregunt? al ver el cordel del tamp?n colgar del
orificio de mi esf?nter.
-Es que anoche ... Comenc? a decir.
-?Ah! Pero si ya eres todo una "hembra", y cuando salgas de aqu? lo
ser?s aun mas.
Al rato mi cuerpo estaba totalmente carente de vellos, la crema
hidratante que me colocaban se deslizaba por mi piel como una sedosa
capa que se fund?a con mi epidermis.
-Acu?state la cabeza atr?s.
Con una pinza comenz? a darle forma a mis cejas, ahora mi rostro exhib?a
unos arqueados y delicados arcos de inequ?voca apariencia femenina.
-?Trajiste los aretes? Pregunt? a Carolina. Esta le entreg? tres
peque?as cajas.
-Primero los aretes, me dijo abriendo la primera de las cajas, y
mostr?ndome unos delicados aros de plata con peque?as incrustaciones de
pedrer?a brillante, un momento despu?s ya tenia ambas orejas perforadas
con mis pendientes colocados.
Tom? la segunda de las cajas, de donde saco una especie de pendiente de
plata con las mismas piedrecillas de los aretes, ac?rcate me dijo, tomo
una gran aguja, la empapo en anest?sico y procedi? a perforar mi
ombligo, en el cual coloco el pendiente.
-Se te ve divino, alg?n d?a te har? danzar delante de mi como toda una
odalisca, dijo riendo Carolina.
La tercera de las cajas conten?a dos argollas de plata con una piedra
circular brillante incrustada en su circunferencia. Estas fueron las m?s
dolorosas, terminaron en mi pecho colgando de mis tetillas.
Pensaba que el trabajo sobre mi cuerpo estaba finalizado cuando v? que
la dependiente sac? una jeringa y frascos con algunas soluciones.
-?Que es eso? ?Qu? m?s me van a hacer?, en ese momento el p?nico se
apoder? de mi
-je, je, je. Ri? Carolina, no seas tan miedosa "mi ni?a", es s?lo un
poquito de col?geno que pondremos en tus labios, nada del otro mundo,
s?lo ser? un toquecito para que tu boca quede mas voluptuosa, por cierto
esa boquita tiene aun que aprender muchas cosas, tienes que dejar el
miedo, las mujeres nos sometemos a todas estas cosas con tal de vernos
bellas.
Sent? algunos pinchazos en mis labios, la sustancia penetraba en ellos
engrosando su volumen, la boca parec?a como adormilada.
-Listo dijo la dependiente, abriendo la puerta del cub?culo, afuera le
arreglar?n el cabello y las u?as.
Hola y media mas tarde al ver por primera vez en todo el d?a el reflejo
de mi imagen en un espejo, tom? conciencia de lo radical de la
transformaci?n, Mi rostro absolutamente feminizado con la nueva
apariencia de mis cejas y labios estaba enmarcado por un cabello cortado
a la "GAR?ON" con abundantes reflejos de color miel., dejando ver a
ambos lados de mi cara los pendientes. Era sin duda un rostro del que
emanaba una sensualidad desconocida para mi, nunca pens? pod?a yo portar
ese magnetismo que ahora irradiaba.
-?Sorprendida?, y eso que aun no tienes ni una gota de maquillaje,
maquillada nadie podr? dudar que se trata del rostro de una mujer, la
mujer que yo hice aparecer en ti. Me dijo Carolina. Estaba orgullosa de
aquello que consideraba "su obra".
-?Dios mio! Pens?, tomando repentina conciencia de lo mucho que hab?a
cambiado mi aspecto y de lo lejos que hab?a sido capaz de llegar ?C?mo
explicar?a esto a mis padres? Dentro de s?lo dos d?as ellos retornar?a a
casa. Era demasiado brusco el cambio para aquellos que no hab?an tenido
la oportunidad de ver la muerte de la oruga.
-Carolina, hazme un favor, ll?vame a mi casa, debo arreglar un par de
asuntos.
Cuando me baj? del coche enfrente de la puerta de mi casa Carolina me
dijo:
-?No se te olvida algo?, no me has dado las gracias.
- Gracias Carolina, le dije mientras me dirig? a la puerta.
D?cima Parte.
Epilogo
Abr? la puerta de la casa, Sandra que estaba en la sala, no pudo
reprimir un gesto de sorpresa cuando me vio.
-?Hermanito! ?Estas bell?sima! Tienes el rostro distinto, ?Qu? te
hiciste en tus labios? ?Que bellas te dejaron las cejas! El maquillaje
es perfecto, se ve supernatural.
-Gracias hermanita, dije con un tono de voz cargado de coqueter?a. -
Carolina me llev? a un centro de est?tica, hicieron un gran trabajo.
-?Qu? le vas a decir a nuestros padres, llegan ma?ana en la noche y te
van a encontrar convertida en una mu?eca.
-A eso vine Sandra, a ver como hago. Le contest?. Eran demasiados
cambios en s?lo dos semanas, estaba seguro que no los comprender?an.
-?Me prestas una dormilona para dormir?, le dije a mi hermana antes se
subir a acostarme.
******
Papa, Mama,
Esta nota probablemente sea el ?ltimo contacto que tendremos por alg?n
tiempo.
He decidido darle un rumbo diferente a mi vida, un rumbo que me
impedir?a ser un buen hijo a los ojos de Uds.
Me duele mucho tener que separarme de los dos, pero estoy segura que se
esa forma ser? mejor para todos.
Los quiere much?simo
Su hija
-Sandra ?Esto fue la ?nica nota que dej?? Pregunt? la madre con angustia
en su voz.
-Lo ?nico mama, pero el ya venia desde hace alg?n tiempito actuando
medio "rarito", Uds. no se daban cuenta por que esta siempre muy
ocupados en sus propios l?os ?No vistes mi bata de dormir sobre su cama?
Anoche el "ni?o" durmi? con ella.
-?Qu? hacemos ahora? ?Habr? que llamar a la polic?a?
-La polic?a no har? nada, recuerda que el muchacho ya es mayor de edad.
Respondi? el padre sin salir aun de su estupor ante la noticia del
dr?stico cambio de su hijo.
-Mama, recuerda que esta noche me invitaron a cenar en la casa de
Carolina
-Si hija, ve, as? al menos distraes la mente de esta angustia por lo de
tu hermano.
-Tranquil?zate mama, seguramente la "ni?a", la esta pasando divinamente
y tu aqu? haciendo un dram?n.
*****
Al otro lado de la puerta ya se escuchaban algunas voces, sabia que
dentro de pocos momentos me llamar?an.
Dirig? una mirada a las medias de nylon negro que cubr?an mis depiladas
piernas, nerviosamente trataba de colocar sus costuras milim?tricamente
alineadas, alis? mi minifalda negra, mir? mis manos con sus u?as
acr?licas de color rojo intenso, el mismo tono que cubr?a mis labios.
Quer?a lucir bella, perfecta, que no hubiese ni un m?nimo detalle del
cual avergonzarse.
Impaciente caminaba de un lado a otro de la estancia con mis nuevos
tacones altos, repitiendo mentalmente lo que me hab?an ense?ado, "pasos
peque?os, un pie delante del otro, balanceando un poco las caderas,
punta, tac?n, punta, tac?n,...".
Del otro lado de la puerta so?? una campa?illa, era la se?al que deb?a
entrar.
Alis? mi delantal, tom? la bandeja y entr?. A un extremo de la mesa
estaba sentada mi hermana, le dirig? una vista furtiva y baj? la mirada.
La voz de la se?ora Cristina, la cual encabezaba la mesa se escuch?:
-Sandra, ya conociste a nuestra nueva criada, se llama Rosa.